Un rayo de esperanza por la vuelta de un reacio Mbeki a Zimbabue

7/10/2008 | Crónicas y reportajes

Cuando los rivales políticos de Zimbabue firmaron el histórico acuerdo de reparto de poder, hace casi un mes, en una ostentosa ceremonia, el ex presidente de Suráfrica, Thabo Mbeki bromeó diciendo que no quería volver nunca más a Zimbabue.

Alabándolo por ser un negociador fuerte e inteligente, el presidente Robert Mugabe, le hizo la promesa de que el nuevo Gobierno se formaría sin mayores problemas, porque lo que él consideraba la parte más difícil ya se había superado.

Esto ocurrió después de que Mbeki pasase siete tortuosas semanas mediando en las conversaciones entre el partido en el poder, Zanu PF y las dos facciones del Movimiento Democrático para el Cambio, MDC, para formar un Gobierno de unidad.

El acuerdo fue aclamado como una victoria diplomática para un hombre que estaba siendo vilipendiado por su llamada “diplomacia tranquila”, en la crisis de Zimbabue, porque muy poca gente creía que Mugabe podía reformarse.

Pero el señor Mbeki va a volver a Harare, probablemente esta semana, después de que el señor Mugabe y los líderes de las dos formaciones del MDC, Morgan Tsvangirai y el profesor Arthur Mutambara, haya fracasado una vez más al ponerse de acuerdo sobre la configuración del Gobierno de coalición.

La Comunidad de Desarrollo del África Austral, que nombró a Mbeki mediador en la crisis ha confirmado que va a volver a Harare en unos días, para intentar romper el estancamiento. Sin embargo, surge la pregunta de si tendrá éxito esta vez, dado que aparentemente es reacio a intervenir y presagia que Mugabe se está echando atrás.

“En las dos últimas semanas, el señor Mbeki ha intentado demostrar que cree que él ya ha hecho su parte en lo que a Zimbabue se refiere, negándose a comprometerse a continuar con su rol de mediador, después de su despido en Suráfrica”, asegura el analista político Chris Mbanga. “Se justificaba porque el desacuerdo sobre la distribución de los ministerios no sería necesario si las partes estuvieran comprometidas con el reparto de poder”.

Probará suerte otra vez

Pocos zimbabuenses creen que el señor Mbeki probará su suerte otra vez y rompa el historial de bloqueo. Después de todo, se quedaron muy impresionados cuando finalmente Mugabe cambió de repente y estuvo de acuerdo con trabajar con sus acérrimos enemigos.

Mientras que uno cuantos zimbabuenses esperanzados celebraron el acuerdo, otros, entre los que se encuentra la comunidad de donantes, prefirieron recibirlo con precaución.

Los países donantes decidieron dar tiempo al nuevo Gobierno, antes de entrar a rescatar a los zimbabuenses del borde de la crisis humanitaria, porque no confiaban en que el veterano líder mantuviese su palabra.
Insistían en que el diablo se esconde en los detalles, porque Mugabe no tenía un buen historial de perdonar fácilmente a sus enemigos durante su tortuoso reinado, en el país que un día fué próspero. Parece que tienen razón.

Tres semanas después de sellar el acuerdo y después de cuatro reuniones entre los principales representantes de los tres partidos en la coalición, Zimbabue todavía no tiene un Gobierno.

La razón: el señor Mugabe no está dispuesto a ceder el poder real al MDC, liderado por el nombrado primer ministro, el señor Tsvangirai. “Esto ha sido un enorme fraude”, se queja el señor Sheppard Rukweza, un mecánico de Harare. “Mugabe se las ha arreglado para engañarnos de nuevo, porque parece que sólo quería que el MDC aprobase su reelección, para poder continuar gobernando”.

El Zanu PF no está dispuesto a comprometerse a compartir los ministerios clave de defensa, finanzas, interior y gobierno local, considerados los centros neurálgicos de cualquier Gobierno.
Mientras los protagonistas siguen regateando sobre los puntos de fricción, crece la convicción de que el tan aclamado acuerdo está más que perdido y ni Mbeki puede salvarlo.

Este pasado fin de semana, el portavoz presidencial, George Charamba, dio a los zimbabuenses la pista de que el partido gobernante no está preparado para cumplir su parte del acuerdo. En el periódico progubernamental ‘The Herald’, el señor Charamba advertía que Mugabe estaba preparado para abandonar el acuerdo en cualquier momento, porque no era vinculante.

“Por muy importante que pueda sonar el acuerdo entre el Zanu PF y las dos formaciones del MDC, no es una legislación, y por tanto no puede obligar a nadie, y mucho menos a Robert Mugabe, que es el legítimo jefe de estado y de gobierno de este país respetuoso con la ley”, escribió.

“Estos tipos deben entender esto así de simple y claro, así todos nos ahorraremos la confusión presente entre lo que nos gustaría y la realidad, entre las promesas y el presente”, continuó y añadió que el MDC se está auto engañando si creía que tenía algún poder en Zimbabue, porque aquí todavía manda Mugabe.

Los analistas aseguran que la razón por la que el Zanu PF se está echando atrás es porque se ha dado cuenta de que ha cedido demasiado en el acuerdo, e intentará bloquear su implementación a toda costa. Pero también creen que Mbeki todavía podría romper el bloqueo, porque él recordaría al partido gobernante que ha hecho una promesa ante todo el mundo y que deberá vivir con ello.

El MDC cree que el Zanu PF no puede mantenerse en sus trece por mucho más tiempo si el señor Mbeki, finalmente, interviene.

Mientras tanto, el presidente Mugabe y el señor Tsvangirai no han sido capaces de resolver sus diferencias en las conversaciones mantenidas sobre los ministerios de Finanzas, y de Asuntos Internos, en un nuevo Gobierno de Zimbabue.

Se ha mantenido otra reunión entre estos dos hombres, a la que también asistió Mutambara, para intentar romper el bloqueo con respecto a los puesto ministeriales, que amenaza el acuerdo de reparto de poder. “El presidente y los dos líderes de las formaciones del MDC se reunieron esta mañana para relaizar las consultas sobre la formación de una gobierno, pero no pudieron concluir las consultas”, explicaba Charamba en un comunicado.

Tsvangirai se convierte en Primer Ministro y dirige el consejo de ministro que supervisa al parlamento. El señor Mugabe seguirá siendo el presidente y presidirá el parlamento.

El Zanu PF de Mugabe tendrá 15 escaños parlamentarios, el MDC de Tsvangirai tendrá 13 y la otra facción del MDC tendrá 3.

El MDC quiere asumir el control de los ministerios de Asuntos Internos, a cargo de la policía, y de Finanzas, dad la responsabilidad de rescatar la situación económica. Mientras que el poderoso ministerio de Seguridad del Estado será abolido, aún no está claro cómo se va a integrar a la policía secreta, un instrumento clave en el mantenimiento de Mugabe en el poder durante los últimos 28 años, en el nuevo Gobierno.

Aunque Mugabe está seguro utilizando todas sus artimañas políticas para retener toda la influencia que pueda, no hay duda de que el acuerdo marca una pérdida de autoridad sin precedentes, para el veterano líder, después de 28 años en el poder.

Los poderes mundiales, entre los que se incluye a los Estados Unidos y Gran Bretaña, parece que no van a tomar medidas hasta la total aprobación del acuerdo de reparto de poder, hasta que vean los detalles y cómo funcionará en la práctica.

Kitsepile Nyathi

Corresponsal de Daily Nation, Kenia.

Publicado el 5 de octubre de 2008.

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