Un informe sobre la piratería en Somalia dice que esta podría acarrear un coste económico mundial de 12.000 millones de dólares

21/09/2011 | Crónicas y reportajes

Hace veinte años, cuando el Gobierno de Somalia llegó al colapso, pocos imaginaban que el país se convertiría en un estado sin ley y finalmente generaría la piratería a tal escala que la seguridad de la región del Océano Índico occidental podría sentirse amenazada.

Inicialmente muchos creyeron que los ataques de los piratas podían ser rápidamente sofocados. Pero el problema ha crecido hasta convertirse en una epidemia que hasta el momento ha tenido que ser avalada por siete resoluciones de la ONU, una de las cuales autorizó “todos los medios necesarios para reprimir la piratería y los robos a mano armada en la mar”.

Según la Organización Internacional Marítima (OMI) el problema es global, con 276 actos de piratería o robo armado contra barcos, registrados en 2010 en todo el mundo. Si añadimos los intentos fallidos el total ascendió a 489, un 20% de incremento con respecto a 2009. Aunque la zona meridional del Mar de China sufrió la mayoría de los ataques, en segundo lugar está la piratería del este de África que se llevó a cabo desde las costas de Somalia.

Sólo con los ataques en aguas internacionales, se observa que en 2010 ya lleva la delantera África oriental, informa la OMI. Las personas que perdieron la vida durante los ataques se concentran en el este africano, mientras que el número de tripulantes tomados como rehenes para pedir rescate llegó a los 629, incremento mucho más elevado que en cualquier otro lugar. Según el “International Maritime Bureau”, un centro de información sobre la piratería con sede en Malasia, 54 tripulantes y pasajeros fueron asesinados desde 2006 en todo el mundo.

Las pérdidas económicas son también enormes. La ONG americana “One Earth Future Foundation”, en un reciente estudio sobre piratería marítima estimó que en el año 2009 los piratas somalíes extorsionaron alrededor de 177 millones de dólares en rescates y 238 millones en 2010. Incluyendo el aumento de los costes de las primas de seguros, los cambios de ruta, la seguridad anti-piratería a bordo y el impacto sobre las economías regionales el coste total anual podría oscilar entre los 7.000 y los 12.000 millones de dólares, según ese estudio.

Algunos de los piratas somalíes detenidos, así como altos funcionarios de ese mismo país han tratado de justificar la explosión de piratería en la costa Este africana como la reacción a las actividades ilegales de buques extranjeros en las costas de Somalia. Los pescadores somalíes se han quejado durante mucho tiempo de que los barcos de arrastre foráneos dañaban sus medios de subsistencia en sus áreas de pesca con grandes redes ilegales. También otros denunciaron que se habían vertido residuos tóxicos en el Océano Índico. En 2008, el representante especial de la Secretaría General de la ONU, Ahmedou Ould Abdalla dijo: “Estoy convencido que se han vertido residuos sólidos, químicos y probablemente nucleares. No hay gobierno en Somalia y hay poca gente con autoridad moral”. Sin embargo otros argumentan que hay muy pocas evidencias sólidas que avalen ese punto de vista.

En cualquier caso, figuras clave del Gobierno Federal de Transición de Somalia creen con fundamento que si hay una conexión. “Si la comunidad internacional quiere limitar los actos de piratería, tiene que ayudar a los somalíes a mantener fuera de nuestras costas la pesca ilegal y el vertido de residuos tóxicos” dijo el vice primer ministro Abdulrahman Adan Ibrahim Ibbi.

Todos los factores han contribuido a la piratería somalí, una acción inmediata es necesaria para contrarrestar las actividades de pirateo, comentan funcionarios del gobierno regional, ejecutivos de la industria pesquera y consignatarios.

El Presidente de las Seychelles, James Alix Michel declaró en noviembre de 2010 que la piratería es “la mayor amenaza contra las pesquerías, el comercio y el desarrollo de nuestra región”. El azote de los piratas es el secuestro, no sólo de nuestra economía sino la del conjunto del Océano Índico.

Dos meses después, los ministros de transporte del este africano urgieron a las compañías aseguradoras a eludir el pago de rescates, con el propósito de reducir uno de los principales incentivos de los piratas y frenar el aumento constante de los costes de aseguramiento de los buques.

Los tribunales de Kenia y Seychelles procesan diligentemente a los piratas que son capturados. Según la Oficina de la ONU contra el narcotráfico y el crimen, Kenia, las Seychelles y la región semi-autónoma de Puntland en Somalia han condenado al mayor número de piratas en el mundo. Desde abril, Kenia y las Seychelles celebraron vistas contra 177 piratas.

“Kenia goza de una fuerte tradición en el sólido sistema legal de la Commonwealth” señala el profesor David Crane de la Universidad de Siracusa de EEUU. “Tiene capacidad y sin duda competencia para juzgar a los piratas”.

Aún así, los gobiernos de la región tienen recursos muy limitados, bien para enjuiciar a los presuntos piratas o intentar proteger las aguas regionales con diminutas armadas nacionales. “Estamos haciendo más de lo que podemos por nuestra parte” dice el Presidente Michel. “La piratería explota las debilidades que tiene la gobernanza mundial. Existe no sólo por la nefasta situación de Somalia sino también por la inacción de la comunidad internacional”.

Compartir la carga

El subsecretario de EEUU para asuntos políticos y militares, Andrew J. Shapiro, está de acuerdo en que los países africanos necesitan más apoyo, dada la complejidad del desafío. “Procesar a los piratas puede ser una propuesta increíblemente compleja en nuestro actual globalizado mundo” apuntó en un documento sobre la política para luchar contra la piratería, presentado el año pasado en el Simposio americano para la revisión de leyes.

“La realidad del transporte internacional marítimo y del comercio mundial es tal que puede darse el caso de que se sospeche de piratas somalíes interceptados y detenidos por un buque de guerra británico después de haber intentado atacar a un barco de bandera liberiana, perteneciente a una compañía canadiense, con tripulación ucraniana, india y filipina, pero con capitán ruso y con carga propiedad de una entidad turca, en ruta para descargarla en Dubai. Y el caso podría celebrarse bajo un tribunal de otro país tal como Kenia o las Seychelles, ambos actualmente enjuiciando casos de piratas. Los retos logísticos y diplomáticos que presenta dicho escenario son inmensos”.

Información obtenida de Jeffery Gettleman.

Business Daily. Agosto 2011.

Noticia enviada y traducida por Juan Carlos Solís Santander.

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