Un grito tumultuoso de las personas empobrecidas, de las que sufren la pandemia, la violencia y el saqueo de la naturaleza, nos exige cambiar hacia un nuevo paradigma, el paradigma del cuidado, que nos pide una nueva manera de relacionarnos con los demás y con la naturaleza, que es nuestra casa común.
Dentro de las diferentes reuniones que se van realizando, en torno a la COP26, que ha tenido lugar en Glasgow (Reino Unido), de 31 de octubre a 12 de noviembre, tiene especial significado la Asamblea Mundial sobre la Amazonía y la Crisis Climática, animada por los pueblos indígenas y organizaciones sociales, el 9 de noviembre.
Para que sea posible la vida, debemos asumir el compromiso de vivir un estilo de vida sobrio, cuidando y respetando a los demás y a nuestra Casa Común, para nosotros y las generaciones por venir.
“Nuestra tierra clama, por el uso y abuso de los bienes que Dios ha puesto en ella, lo que se torna en un grito tumultuoso que nos exige cambiar hacia un nuevo paradigma, el paradigma del cuidado, que nos pide una nueva manera de relacionarnos con la naturaleza que es nuestra casa común”, dijo el cardenal Pedro Barreto, en Glasgow.
Lo más significativo sin embargo de este despertar por el cuidado de la Naturaleza, han sido las marchas globales por todo el mundo para exigir justicia climática.
Miles de personas, 50.000 según los organizadores, se manifiestan cada día en las calles de Glasgow bajo la lluvia y el viento para pedir más acción y menos palabras a los líderes reunidos en la cumbre del clima. “Estoy aquí porque el Gobierno no está haciendo suficiente, y además nos están engañando mientras lavan su conciencia ecologista“, lamenta Sharlotte Roberts, estudiante de 16 años, que ha venido a la marcha desde Edimburgo con amigos
Después de un año y medio de pandemia, las protestas contra el calentamiento global vuelven a 16 ciudades españolas y otras 1.500 localidades en todo el mundo.
África se suma a las marchas mundiales contra el cambio climático
Las exigencias de avanzar en la lucha contra el cambio climático resonaron también en algunos países de África, como Kenia, Sudáfrica, Mauricio o Uganda, donde no hubo un llamamiento generalizado a la huelga, pero sí marchas de protesta.
Kenia y Ruanda son dos de los países pioneros en todo el mundo en tomar medidas como la prohibición del uso de bolsas de plástico, y ese segundo país quiere ir ahora más allá y prohibir que se fabrique y comercialice cualquier tipo de envase de plástico de un solo uso.
En la vecina Uganda se convocó a la huelga con un flujo constante en las redes sociales durante todo el día de imágenes y vídeos de alumnos sosteniendo pancartas con lemas como «Vence al plástico, al polietileno, y a la contaminación«.
En Sudáfrica, la nación más industrializada del continente, se convocaron movilizaciones en varias ciudades, Durban (este) o East London (sureste), pero las más multitudinarias se dieron en la capital, Pretoria (centro), y en la urbe costera de Ciudad del Cabo (suroeste).
Más de 1.600 ciudades de 106 países diferentes han organizado concentraciones y manifestaciones para decir «basta» a las políticas «destructivas» que no tienen en cuenta el bienestar del planeta y del medio ambiente.
Un nuevo movimiento, bautizado «Youth For Climate» («Jóvenes por el clima»), está liderado por jóvenes de todo el planeta que cada semana se manifiestan en los llamados «Viernes para el Futuro».
En Glasgow, hemos oído de nuevo muchos discursos y promesas para el 2050, sin compromiso responsable y relevante de los gobiernos para remediar la grave crisis climática actual y el saqueo salvaje de la Naturaleza. Ya no podemos fiarnos de tales políticos para cuidar nuestra casa común.
¡La tarea es nuestra!