Un gran paso hacia la paz en Malí

20/05/2015 | Opinión

En la tarde del viernes 15 de mayo de 2015, una ceremonia —histórica y a su vez memorable— se celebró en una de las salas del Centro Internacional de Conferencias de Bamako (CICB), con capacidad para mil personas. Se trataba de la firma del acuerdo de paz y reconciliación en Mali por parte del Gobierno maliense, la comunidad internacional y los movimientos armados de la Plataforma. Sin embargo, los principales protagonistas, la Coordinación de los Movimientos del Azawad (CMA), que habían rubricado el acuerdo la noche anterior en Argel, brillaron por su ausencia. Razón aducida: quieren más garantías por parte del Gobierno maliense y piden entablar un diálogo directamente con Bamako.

Flammetombou.png ¿Acaso existen garantías más sólidas que las de la comunidad internacional? Este acuerdo no es únicamente nacional: está respaldado por las Naciones Unidas. El Gobierno de Mali es parte interesada, tanto como la CMA. No puede ofrecer ninguna garantía que no esté prevista en el texto. Las interpretaciones se resolverán por mediación, y no se encargará de ello Bamako, que es nuevamente una mera parte interesada.

En realidad, la CMA continúa con su juego favorito: la dilación. Si no, ¿cómo se explica que rubrique el acuerdo y se empeñe en no firmarlo? Por fortuna, la puerta sigue lo suficientemente abierta como para que la CMA se sume al proceso de paz.

Los Estados Unidos de Barack Obama han exhortado a los refractarios a firmar sin dilación el acuerdo de paz y reconciliación en Mali. El presidente Ibrahim Boubacar Keita en persona le ha tendido la mano a la rebelión y les ha pedido a sus jefes que confíen en él.

No cabe duda de que el proceso de paz ha comenzado. Todas las fuerzas vivas de la nación —sociedad civil, partidos políticos, líderes comunitarios y religiosos— deben implicarse inmediatamente por el bien de los malienses y la unidad del país. No es momento para maquinaciones políticas o declaraciones demagógicas, populistas, por no decir absurdas.

Las muestras de solidaridad que la comunidad internacional (la Comunidad Económica de los Estados del África Occidental [CEDEAO], la Unión Africana, la Unión Europea, las Naciones Unidas) ha manifestado hacia el pueblo maliense deberían empujar a nuestras autoridades a mantener el rumbo y conservar el entusiasmo y la esperanza nacidos de la firma del acuerdo. Es un gran paso hacia la paz, un gran paso hacia la reconciliación nacional, un gran paso hacia la convivencia, hacia la aceptación del otro. También es momento de pedirse perdón, como ha explicado tan brillantemente en su intervención Me Harouna Toureh, de la Plataforma de movimientos armados.

La pelota está en el campo de juego de la CMA. De ella depende estrechar rápidamente la mano del presidente Keita. De ella depende comprender el sentido del perdón de Me Toureh, que representa a las víctimas de todos sus excesos.

Para lograr la paz, se necesitan dos o más partes. Todas, salvo la CMA, han mostrado su buena fe, su buena disposición a fumar la pipa de la paz. Así que ¿a qué esperan ustedes, señores de la CMA, para enterrar el hacha de guerra? Cuanto antes, mejor.

Chahana Takiou

Mali Jet – [Fundación Sur]

[Traducción Victoria Porro]

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