El gobierno interino formado por el primer ministro Mohammed Ghannouchi no ha sobrevivido sus primeras horas de vida. Bajo la intensa presión popular, cuatro de los ministros recién nombrados, han decidido dimitir, mientras continúan las protestas para pedir que se vayan los miembros del gabinete que sean del partido gobernante del depuesto Ben Ali, el RCD (Agrupación Constitucional Democrática). Entre las voces más claras en estas protestas están los islamistas y los líderes de la oposición de extrema izquierda, que no habían sido incluidos en el gobierno y esencialmente tienen prohibido participar.
Tres de los cuatro ministros que han dimitido son del sindicato de trabajadores tunecino, UGTT, que ha tenido un papel importantes en la organización de las revueltas contra el régimen de Ben Ali. Su dimisión llega después de que los líderes de su sindicato anunciasen que no reconocían al nuevo gobierno. Ellos son Anouar Ben Gueddour, Abdeldjelil Badoui y Hocine Bimassi.
Malas noticias como ésta para Ghannouchi siguieron llegando, con decisiones similares de retirar el apoyo al gobierno, como el partido de la oposición, el FDLT, cuyo líder, Mustapha Ben Jaafar, pertenecía al gobierno como ministro de Sanidad. Ben Jaafar es el cuarto en dimitir.
También el partido de izquierdas, Ettajdid amenazó con abandonar el gobierno si los miembros del RCD que permanecían en él, no eran expulsados.
Foco en el partido RCD
Dada su afiliación al expulsado presidente Ben Ali, el RCD gobernante se enfrenta a una batalla imposible de ganar y a una reacción sin precedentes. Ninguna gran ofensiva de relaciones públicas puede ayudarlo a recuperarse a estas alturas, y a menos que el ejército lo proteja, hay muy pocas posibilidades de que resista la presión, su desmoronamiento está cerca. Desmantelarlo y prohibirlo pueden ser las únicas opciones que le quedan al partido ahora. Muchos en Túnez dicen que no se puede lograr una solución justa si los activos del RCD no son confiscados, pidiendo también el desmantelamiento de todas sus estructuras y entidades afiliadas, infiltradas en toda la sociedad tunecina.
La presión sobre el RCD es tan intensa que el presidente interino, Foued Mebazaa y el primer ministro, Mohammed Ghannouchi han dimitido como miembros del partido, el mismo día 18 de enero.
Por su parte el partido RCD ha publicado un comunicado de prensa afirmando que ha expulsado a Ben Ali y otros seis de sus ayudantes, del partido.
Arezki Daoud
(The North Africa Journal, 18-01-11)