«Nuestra época es un tiempo de escepticismo sin precedentes. Cualquier opinión vale tanto como las demás. Lo único que se puede decir es que algunas opiniones son antiguas y aburridas, mientras que otras son interesantes». Así comienza el libro Jesús hoy, escrito por el surafricano Albert Nolan y publicado este año en edición castellana por editorial Sal Terrae, cuya lectura les recomiendo vivamente, especialmente a aquellos que buscan alimento para la mente y el espíritu en este tiempo de Adviento. Sus primeros capítulos son una radiografía clarísima de nuestro mundo de hoy, con su globalización y su individualismo feroz, pero también con una enorme hambre de espiritualidad.
Albert Nolan, sacerdote dominico, tiene ya 74 años y es uno de los teólogos más preclaros que el continente africano ha dado en las últimas décadas, además de un hombre que jugó muy duro en la lucha por los derechos humanos durante el tiempo del apartheid, de hecho estuvo perseguido por la policía varias veces.
Elegido Maestro General de la Orden Dominicana en 1984, declinó el nombramiento para seguir en su país ayudando a que cambiara el inhumano sistema de discriminación racial. Tal vez la fama de la que gozó el arzobispo anglicano Desmond Tutu al recibir el premio Nobel de la Paz hizo que grandes líderes de la Iglesia Católica surafricana que jugaron muy duro quedaran en la sombra. Además, para personas blancas como Albert Nolan —y el ya fallecido arzobispo de Durban Denis Hurley— luchar contra el apartheid era correr un doble riesgo: ser perseguidas por el régimen, y ser rechazadas por personas del entorno de su propia familia, quienes les tachaban de traidores a «su gente». Escribir teología en esas circunstancias sólo puede hacerse desde una honda reflexión y una vida espiritual intensa.
Hace ya bastantes años Albert Nolan publicó su famosa obra Jesús antes del Cristianismo, y a finales de los años 80 escribió Dios en Suráfrica, uno de los mejores exponentes de la teología contextual. ‘Jesús Hoy’ sigue un método parecido al libro anterior, con un análisis metódico de la realidad actual, pero si en Dios en Suráfrica Nolan partía de la realidad surafricana de los últimos años del apartheid, en este último libro habla de nuestro mundo globalizado y nos da lecciones sobre lo que la Iglesia en África puede enseñarnos: «En Europa y en norteamérica, las iglesias están vacías. Por otro lado, en el resto del mundo, y especialmente en África, las iglesias están llenas a rebosar, y también el cristianismo como el islam están creciendo rápidamente… En África las personas se apiñan en las celebraciones litúrgicas para apoyarse y para sentir la unicidad del canto y la oración armonizados. En las iglesias de tipo occidental, cada uno se sienta lo más lejos posible de los otros».
El libro de Nolan pasa después a centrarse en la espiritualidad de Jesús, fijándose especialmente en su personalidad místico-profética y en su poder de sanación holística que nuestro mundo buscan tanto hoy. Al final, con los capítulos dedicados a la transformación personal hoy, el lector siente que esa parte está escrita para quien la lee. Nolan nos interpela sobre nuestra necesidad de tener momentos de silencio y soledad, de llegar a conocernos a nosotros mismos y de crecer espiritualmente como personas con un corazón agradecido, de confianza ilimitada en Dios y de desprendimiento. Jesús nos transforma a las personas que vivimos en este mundo tan egoísta y engañoso para hacernos vivir su misma experiencia: la de la unicidad con Dios, con los demás seres humanos, y con el universo, hasta llegar a ser radicalmente libres y a eliminar nuestras falsas libertades.
