Un día muy “negro” en Maputo

5/03/2009 | Crónicas y reportajes

La generosidad que se encuentra en los concurridos cruces de las calles de la capital mozambiqueña puede resultar desconcertante para los visitantes novatos.

A pesar de haberse criado en Maputo, mi compañera Imelda, asentada en Canadá, era casi como una turista que visitaba por primera vez la ciudad. No obstante, le cogió desprevenida cuando dos limpiabotas se agacharon y se pusieron a pulir sus mejores zapatos de aguja mientras esperábamos en el semáforo para cruzar.

Por un momento pensó que era afortunada, ¿no sería quizás una nueva costumbre local, una forma de felicitar las fiestas? Pero cuando miró hacia abajo se quedó petrificada. Sus zapatos blancos e impolutos se habían convertido en un montón de betún negro. Antes de recuperarse de la impresión que le había causado la imagen de sus zapatos, el jefe del grupo de los limpiabotas se levantó con el cepillo grasiento y le dijo “son 100 meticales, menina (hermana)”.

En un ataque de furia, típico de una persona que tuvo que marcharse y que vuelve después de mucho tiempo, Imelda hizo señas a un policía municipal.

El policía, muy corpulento, bajó de la motocicleta y se echó a reír al escuchar la queja de Imelda. Cuando paró de reírse, se dirigió al jefe de los limpiabotas y le dijo “Hazlo Santos, acláralo con tu clienta”

Entonces, no dejando lugar a dudas de qué parte estaba, le dijo al chico “Por lo menos hoy podrás comer sardinas”. Volvió a reírse mientras se subía en la motocicleta y se fue.

Imelda estaba encolerizada por la corrupción policial y, sobre todo, por la idea de tener que hablar ante la asamblea a la que nos dirigíamos con los zapatos llenos de manchas negras y marrones.

Nos dirigíamos al club de eruditos de Maputo donde Imelda iba a pronunciar un discurso sobre sus experiencias como una joven de la ciudad que se mudó a Canadá para hacer un máster en Administración de Empresas en una de las mejores universidades del país.

Obviamente el orador invitado tenía que tener muy buena presencia y estar a la altura de la imagen de los “alumnos que volvían como expertos en banca”.

Su maquillaje y sus uñas lucían impecables. Esa mañana se puso un traje blanco de Giorgio Armani y, para complementarlo, unos zapatos de tacón a juego. Maldijo a los limpiabotas. “No te voy a dar ni un duro ¡mira lo que le has hecho con mis zapatos!”.

Pero los limpiabotas amenazaron con aplicar otra capa de betún negro. El jefe dijo “como no nos dé 50 meticales le confiscaremos los zapatos. ¿Tienes idea de lo que cuesta el betún?”. Mientras le daba el ultimátum para que pagase, otros chicos intentaron quitarle los zapatos.

La situación era una locura cada vez mayor y, de repente, les tiré un billete de 100 meticales (30 céntimos de euro aproximadamente), agarré a Imelda, que estaba sollozando, y me apresuré al taxi más cercano.

Las calles de Maputo se han convertido en sinónimo de las atenciones desagradables de los limpiabotas. Los turistas que esperan en los cruces a que el semáforo cambie son un blanco muy fácil. La mayoría de las veces los chavales no utilizan betún auténtico sino un líquido industrial denso que, con frecuencia, corroe los zapatos y que aplican sin importar lo que sea.

Habiendo limpiado los zapatos, es normal que te amenacen con confiscártelos a menos que hayas pagado de antemano el “rescate”.

Mientras nos dábamos prisa en encontrar otros zapatos blancos en una boutique de Maputo, Imelda no podía aceptar el cambio de zapatos de blanco impoluto a negro grasiento.

La gente como Imelda, personas que se marchan y que años más tarde vuelven, así como los turistas son las víctimas perfectas de los limpiabotas. Los que vivimos en Maputo nos andamos con ojo en los cruces regulados por semáforo. ¿100 meticales por pulirte los zapatos obligatoriamente? En Maputo significa que ese día han hecho el agosto contigo.

SKAND FELICIO

Skand Felicio es farmaceútico. Vive en Maputo

Publicado en Mail & Guardian, Suráfrica, el 8 de febrero de 2009.

Traducido por Raquel Barrajón, alumna de la Universidad Pontificia Comillas de Madrid Traducción /Interpretación, colaboradora en la traducción de algunos artículos.

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