Durante el Siglo XX se implementaron en algunos países doctrinas e ideologías socialistas, casi todas inspiradas en el modelo soviético basado en el marxismo-leninismo. Sin embargo, en Tanzania se optó por un nuevo enfoque de socialismo, inspirado en la comunidad tradicional africana, creándose un Estado socialista africano que se autodefinió como soberano e independiente (ideológica, económica y políticamente). A continuación se describen las características, los logros, los fracasos y el legado de este proyecto.
El proceso de descolonización africana, que inició en la década de los sesenta del siglo XX, representó para muchos pueblos del continente la primera oportunidad en mucho tiempo para construir un proyecto de nación libre de cualquier dominio extranjero. Si bien la mayoría de los nuevos países africanos continuaron con el modelo económico implantado por los europeos durante la colonia, en muchos casos promocionados por las mismas metrópolis, algunos líderes vieron en la ideología del marxismo-leninismo una alternativa muy atractiva para impulsar el desarrollo de sus naciones, y consiguieron hacerse del poder político e incorporaron al socialismo como parte integral de sus programas, que fueron auspiciados y apoyados con entusiasmo por la Unión Soviética.
Entre los países que en algún momento abrazaron esta ideología se encuentran Guinea, Somalia, Madagascar, la República del Congo, Benín, Etiopía, Angola, Mozambique y Zimbabue. En ninguno de ellos tuvo éxito, y cayeron en los defectos que pretendían corregir. No obstante, Tanzania implantó en su territorio una nueva vertiente de socialismo, mismo que es conocido como Ujamaa (palabra en lengua swahili que se puede traducir como “espíritu de familia” o “socialismo”). Vale muchísimo la pena revisar esta experiencia socialista tanzana, principalmente por sus raíces africanas, las innovaciones que introdujo dentro del pensamiento socialista y porque representó el único proyecto de nación africano que se propuso acabar con cualquier tipo de dependencia extranjera, siendo así una de las ideologías africanas que han causado más admiración fuera del continente. Sin más que agregar, entremos en materia.
La República Unida de Tanzania es el resultado de la integración política de los territorios coloniales de Tanganica (la parte continental del país, que estuvo bajo dominio alemán) y Zanzíbar (antiguo protectorado inglés, que a pesar de ser pequeño, es un importante sitio comercial, histórico, arquitectónico y cultural), constituida el 25 de abril de 1964. Su población está compuesta principalmente por negros bantúes, con dos importantes minorías: los masai y los árabes. Existe una diferenciación étnica y económica muy marcada entre los litorales y las islas con respecto al resto del país, dado que las costas presentan una larga tradición comercial, mientras que en el interior predomina la agricultura.
En 1967, tres años después del surgimiento de la Federación, se sentaron las bases y principios de lo que sería el socialismo ujamaa mediante la Declaración de Arusha, por parte del entonces presidente tanzano Julius Nyerere. Este hombre es poco conocido en Occidente, pero estamos hablando de uno de los máximos exponentes del panafricanismo y la descolonización africana. Aunque sin duda es más recordado por haber sido el arquitecto de este sistema, que se mantuvo en Tanzania durante poco más de 20 años (1964-1985).
Su pensamiento sigue generando un interesante debate teórico, al haber un complejo intercambio de discursos internos y externos sobre lo que significa el socialismo. La dificultad radica en la tensión entre la teoría marxista formal con las luchas de descolonización africana y la construcción del Estado. Aunque el ujamaa no tenía mucho que ver con los gobiernos comunistas de la época, compartía algunas características con el marxismo-leninismo, siendo éstas las más notorias:
– La presencia de un líder que concentra en su persona el poder político, que en este caso es Julius Nyerere.
– El partido único, que fue la Unión Nacional Africana de Tanganyika (TANU, por sus siglas en inglés), que después se transformó en el Chama Cha Mapinduzi, (CCM).
– La planificación económica.
– Campañas masivas de ideologización de la población.
– Control estatal de los medios de producción y recursos estratégicos.
No obstante, el socialismo tanzano presenta otras especificidades que lo sitúan en una dimensión mucho más humana, espiritual, moralista y comunal. El principal punto de desencuentro entre el ujamaa y el marxismo-leninismo radica en la afirmación de que el socialismo es nativo de África, y no el resultado de la lucha de clases entre la burguesía y el proletariado. De esta forma, se niega su origen como el resultado de la superación del modo de producción capitalista en crisis, tal como lo señalan Marx y Engels a partir de su Crítica de la Economía Política. Desde la perspectiva de Nyerere, el socialismo encuentra su origen en las relaciones sociales de producción propias de las comunidades tradicionales africanas y en la aprehensión de sus valores familiares, donde predomina el trabajo comunitario y la propiedad colectiva de las tierras.
Nyerere trató de adecuar los ideales socialistas (entendidos estos bajo una lógica ancestral africana) al contexto tanzano, creando una ideología acorde a sus necesidades de gobernanza al tiempo que criticaba el dogma del socialismo europeo. Considerando estos aspectos que lo sitúan fuera de la influencia del marxismo-leninismo, el socialismo ujamaa se sustentaba bajo las siguientes bases:
– Un régimen socialista centrado en los pueblos y las comunidades, en donde el interés nacional quedaba por encima de cualquier aspiración individual.
– Alcanzar el ideal de autosuficiencia, cortando toda dependencia del extranjero.
– Un modelo económico sustentado en el desarrollo rural y en una producción y distribución igualitaria desde los fundamentos de justicia y equidad social.
– El desarrollo de un país lo detona su gente, no el dinero, y la riqueza generada sólo es su resultado.
– El desarrollo no es más que el resultado del uso de la inteligencia.
Con base en lo anterior, el socialismo ujamaa implementó políticas innovadoras con el propósito de alcanzar el bienestar y progreso de la sociedad tanzana, adecuadas a las condiciones del país y a los recursos naturales disponibles, dando la máxima prioridad al desarrollo rural y a la reducción de la pobreza.
El centro de la política del ujamaa fue la creación de aldeas agrícolas autosuficientes y gestionadas por los mismos campesinos mediante cooperativas, donde el gobierno les facilitaba insumos, semillas, vivienda, acceso al agua potable y demás servicios básicos para su desarrollo integral. La obsesión por la construcción de estas aldeas se entiende si consideramos que en Tanzania aproximadamente el 80 % de la población vivía del campo y de la agricultura de subsistencia. Se procuró la diversificación agrícola dentro de estas unidades económicas, y se orientó la producción industrial hacia la satisfacción de las necesidades básicas de la población, impidiendo la exportación de capitales.
Nyerere quería un país sano, educado, próspero e independiente, por lo que comenzó un ambicioso proyecto de construcción de escuelas, servicios de drenaje, clínicas y dispensarios por todo el país. A nivel político también se introdujeron diversas reformas, como la adopción del swahili como lengua oficial, la adopción de una “democracia consensuada” (pluralismo de candidatos dentro del partido oficial) y la imposición de un código de conducta a favor de la justicia social.
A pesar de los esfuerzos realizados, con el paso del tiempo el socialismo ujamaa tuvo grandes dificultades para mantenerse. El país era muy pobre, y hacía falta más dinero para sostener los proyectos agrícolas y de construcción del gobierno, quien tuvo que recurrir a la deuda y la ayuda del exterior. Julius Nyerere se aferró a sus ideas y a su proyecto, pero poco a poco fue presa de la desesperación al no ver los resultados que él esperaba.
En un inicio, la afiliación a la política de aldeización del gobierno era voluntaria, pero a partir de 1971 se convirtió en obligatoria, forzando a los residentes rurales a mudarse a los nuevos asentamientos, en lo que fue uno de los esquemas de movilización más ambiciosos de la historia moderna de África. El remedio no funcionó, y comenzaron a desatarse problemas en la demanda y comercialización de los productos cosechados, debido a la mala gestión y la corrupción entre la burocracia tanzana y algunos líderes.
Aunado a esto, otro tipo de factores precipitaron la crisis del ujamaa, como la intervención militar tanzana en la caída del régimen de Idi Amín en Uganda, las severas sequías que afectaron África Oriental desde finales de los setentas, la falta de capitales nacionales, la crisis del petróleo, la recesión económica internacional y la ayuda militar y financiera a los movimientos de liberación de África del Sur (Mozambique, Zimbabue, Namibia y Sudáfrica). No encontrando otra salida, en 1985 Julius Nyerere renunció a la presidencia del país y del partido, y un año más tarde se firmaba un Plan de Ajuste Estructural con el Fondo Monetario Internacional, en donde Tanzania comenzó su transformación hacia una economía de mercado.
Pese a su desmantelamiento, las ideas del socialismo ujamaa se han mantenido vigentes. Si nos enfocamos solamente en los objetivos que pretendía alcanzar, concluiríamos que este modelo fracasó rotundamente, porque ni se logró la autosuficiencia del país ni se rompió la dependencia externa con el sistema capitalista internacional. Sin embargo no todo estuvo mal, y la realidad es mucho más compleja y llena de claroscuros.
El desempeño económico a largo plazo, tanto en términos de crecimiento como de satisfacción de necesidades básicas, era bastante bueno si lo comparamos con el de otros países africanos en la misma época. También gracias al ujamaa, Tanzania se convirtió en uno de los países más estables y pacíficos del continente, méritos que mantiene hasta la actualidad. Pero entonces, ¿qué fue lo que falló?,
Muchos intelectuales y académicos que han estudiado el socialismo ujamaa concluyen que la principal clave que explica su caída es que fue una política impuesta, y no consensuada con la población, además de la falta de tecnificación del campo y de recursos financieros. Pero detrás de ello se encuentran graves fallos estructurales en el sistema del Ujamaa, siendo el principal de ellos la forma homogénea y estática de concebir a la comunidad tradicional africana, cuando en realidad los pueblos, grupos y etnias que conforman los países africanos son muy distintos entre sí, y Tanzania no es la excepción.
El ujamaa siempre defendió una definición no racial de la ciudadanía, en contraste contra los privilegios de una minoría, arraigada en muchas etnias africanas. En contraparte, muchos pueblos africanos tienen muy arraigado el sentimiento de pertenencia con su tierra natal y la de sus ancestros. Por esto muchos habitantes tanzanos se resistían a abandonar sus hogares en el marco de las políticas de aldeización.
La marginación de otras lenguas y dialectos en favor del swahili representó otro error, ya que su adopción derivó en una pérdida de identidad para muchos pueblos, además de que las élites burocráticas siguieron manteniendo el inglés. Julius Nyerere siempre fue un hombre honesto e íntegro, pero desafortunadamente no todos sus compañeros de partido siguieron su ejemplo, y eran frecuentes los abusos desde el poder.
Finalmente, debemos colocar a las condiciones objetivas de Tanzania como unas de las causas del abandono del socialismo, ya que era prácticamente imposible que el país sostuviera un modelo económico autosuficiente cuando no se tenía una base productiva sólida ni los insumos y medios de producción necesarios para emprender un proyecto de este tipo.
Por estos motivos, al final el ujamaa terminó cayendo por su propio peso, resultado de las contradicciones internas de origen del sistema y en las dificultades que significó llevar a la práctica las ideas del socialismo tanzano. Sin embargo, su influencia se mantiene en el país, y todavía se fomentan las cooperativas agrícolas en los planes nacionales de desarrollo de Tanzania. Tras el abandono del socialismo, no ha dejado de ser un país pobre, a pesar del espectacular crecimiento económico que ha experimentado en los últimos años.
Pero más allá de los resultados concretos del ujamaa en este país, debemos recalcar un poco más sobre su legado y su naturaleza como ideología. Sin duda, el gran mérito que tuvo fue la de implementar un proyecto político, económico y social sustentado en raíces africanas. No hay que ver al ujamaa como una política fallida, ni su abandono significa que las ideologías africanas no funcionan para nada. Al contrario, el ujamaa demostró que los africanos son capaces de transformar su entorno por sí mismos, y que desde la periferia de la economía mundial es posible encontrar soluciones creativas e innovadoras a los problemas de crecimiento y desarrollo económico de los países menos favorecidos.
Nyerere comprendió que las soluciones a los problemas africanos no provendrán de fuera, e identificó correctamente algunos vicios de los regímenes socialistas de la Unión Soviética, China y Europa del Este. Sin embargo, a su proyecto le hizo falta flexibilidad para adaptar mejor las condiciones específicas de Tanzania a los objetivos que se propuso. Tal vez lo mejor hubiera sido que los tanzanos readaptaran este modelo y no se hubiera abandonado todo de golpe, aunque siempre existieron presiones internacionales para que el país siguiera la línea del resto de los africanos. Fue una lástima que finalmente cediera a todas las presiones y dejara de lado el espíritu africano que lo caracterizó.
Ya para finalizar, considero que es preciso que los países africanos – no solo Tanzania – rescaten la esencia del ujamaa para implementar nuevos modelos económicos acorde con sus características específicas, donde no solo se retomen elementos autóctonos africanos, sino que también se adapten aquellos que vienen de fuera. Lo africano está en constante cambio, y el gran reto es que las economías y sociedades africanas se desarrollen, sí de manera autosuficiente, pero que también se complementen e integren plenamente con el resto del mundo. El socialismo ujamaa es que demostró que esto puede ser posible.
Original en: Tlilxayac