Según informa VOA Africa, en el asentamiento de refugiados de Palorinya, en el distrito de Obongi, en Uganda, durante los últimos años se han registrado al menos 15 suicidios y decenas de intentos. Según las organizaciones y personas que trabajan en este asentamiento, los refugiados apenas disponen de comida ni ven satisfechas sus necesidades básicas.
Según la Federación Luterana Mundial, solo entre enero y septiembre de 2019 fueron registrados 29 intentos de suicidio, que concluyeron en el suicidio de 13 refugiados. En 2022, se constató el suicidio de 1 persona y un total de 45 intentos. Por su parte, en lo que va de 2023, ya se ha registrado el suicidio de otro refugiado y 20 intentos de suicidio.
Este asentamiento presenta una carencia de recursos y escasa financiación, disponiendo tan solo de un psicólogo clínico para todo el asentamiento. Precisamente el psicólogo clínico de la Federación Luterana Mundial, Isaac Oturi, señala que “aquí en el asentamiento, la gente tiene sus manos atadas. Sobrevives sólo con lo que te dan. No puedes hacerlo por ti mismo”. Y añade, “para empeorar las cosas, incluso quienes están en condiciones de trabajar tienen muy pocas oportunidades de ganarse la vida”.
El Programa Mundial de Alimentos comenzará a distribuir, desde julio, ayuda alimentaria y en metálico a los refugiados teniendo en cuenta su nivel de necesidad. Sin embargo, este programa no llegará a todos los refugiados. Las agencias competentes también han establecido consejeros para poder atender a las personas que puedan tener una tendencia suicida.
Fuente: VOA Africa – Imagen: wikimedia-Okello warom
[Traducción y edición, Víctor Pinilla Ramos]
[CIDAF-UCM]
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