Uganda puede ser un país distinto y África un nuevo continente.

22/02/2017 | Opinión

Muchos escritores opinamos que el viejo orden mundial está llegando a su fin.
Un síntoma de este cambio parece ser la elección de Donald Trump como presidente de los EEUU. Otro indicador podría ser la salida del Reino unido de Europa.

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Según Oxfam y su presidenta la ugandesa Winnie Byanyima, existe una creciente indignación mundial hacia la situación actual, en la que constatamos, cómo la desigualdad resulta escandalosa entre una minoría de súper ricos y la gran mayoría que no puede vivir con dignidad. Ocho personas acaparan tantos recursos como 3.6 billones de personas. Muchos se refugian en la seguridad de sus tribus y murallas.

La cuestión es: ¿qué está pasando en África?

Algunos opinan que fuera de África occidental y Sudáfrica, la democracia está en serio declive en el continente.

La corrupción y la gobernanza incompetente en África siguen aumentando. La pretendida ayuda China para promover el “África rising” en los años 2003-2015 se ha evaporado por completo.

Los dos gigantes de África: Nigeria y Sudáfrica, que se esperaba podrían ser pioneras en lanzar el crecimiento económico en África, se han quedado estancados.

Muhammadu Burhari, que llego al poder en 2015, suscito un gran entusiasmo en Nigeria, por ser el primer miembro de la oposición que llegó al poder democráticamente. Pero ahora vive escondido en Londres.

Un informe reciente muestra que el 20% del “naira” (moneda oficial de Nigeria) que está en circulación, ha sido falsificada. Es muy fácil hacer una larga lista de los problemas que tenemos y podríamos llenar periódicos, pero debemos tomar en cuenta también los logros y éxitos que estamos experimentando en África.

Uno de estos eventos esperanzadores está teniendo lugar en África oriental, donde la emergencia de Tanzania como la mayor economía de África del este, sobrepasando a Kenia, es la nueva realidad.

Lo que es realmente significativo es que este hecho podría cambiar el sistema económico de los últimos cien años en la región, que está estructurado sobre la vía ferroviaria entre Kenia y Uganda. Algunos economistas indican que este cambio podría realizarse en los próximos cinco años.

Pero ¿qué supone este cambio para la región? El lago Victoria se convertiría finalmente en un centro de crecimiento económico porque convertiría Kisumu-Mwanza en el eje financiero más importante de la región.

A través de la historia, Uganda ha construido su comercio con y hacia Kenia. Con Tanzania como la economía más fuerte de la región, Uganda se vería obligada a canalizar su desarrollo económico hacia Bukoba, Tanzania.

Kenia y Uganda nunca desarrollaron infraestructuras hacia Tanzania. Este nuevo centro financiero cambiaría el panorama regional y podría significar nuevas alternativas.

La democracia ha conocido también algunos buenos ejemplos en África recientemente. El cambio del presidente de Gambia, del dictador Jahya Jammeh al elegido en las urnas Adama Barrow, es un evento muy positivo.

El otro ejemplo semejante en África fue el cambio del dictador Idi Amin de Uganda, gracias a la intervención de Julius Nyerere.

En Senegal, Macky Sall fue el primer presidente civil, elegido en las urnas, y supo encauzar el ejército al servicio de la democracia.

Estos cambios democráticos, sin olvidar Burkina Faso, pueden significar un cambio más radical en África, que el provocado por la llamada primavera árabe.

Onyango-Obbo.

Daily Monitor. Uganda. 22.2.2017

Traducción: AFS.

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