Uganda – Dos vueltas más de tuerca, por Antonio Molina

14/01/2014 | Bitácora africana

Es conocido de todos, que en muchos países de África se trata con mucho rigor a los homosexuales. Hasta hay quienes los consideran como seres humanos degenerados; en otros lugares los tratan como a enfermos…

¿REMINISCENCIAS BÍBLICAS?

No me atrevo a decir que esa forma de encarar la homosexualidad viene de la Biblia. Pero en el Antiguo Testamento, libro del Génesis, encontramos el maravilloso diálogo del “regateo” de Abraham con Dios, para conseguir el perdón de las ciudades de Sodoma y Gomorra, donde residía su sobrino Lot y familia, por causa de la práctica de lo que desde entonces se llamó la “sodomía”. El fuego del cielo abrasó ambas ciudades y desaparecieron, según ese relato, en el Mar Muerto.
Digo esto, porque quizás una visión demasiado literal de la Biblia haya dado lugar a una visión catastrófica de esa realidad, lo que nos sirve como testimonio de que la homosexualidad es tan antigua como su hermana la prostitución, considerada “el oficio más antiguo del mundo”.

¿QUÉ PASA EN ÁFRICA?

En África, encontramos opiniones divididas: Unos dicen que la homosexualidad es fruto de la era colonial, pues en los comienzos de las exploraciones de los navegantes portugueses, los marinos y colonos dejaban a sus familias en la metrópoli.

A estos se les puede responder, que la realidad es que tal como estaban organizadas las sociedades patriarcales, hasta los homosexuales se casaban o eran forzados a tener una mujer. En casi ninguna tribu se encuentra la homosexualidad femenina permanente, aunque ocasionalmente las adolescentes y muchachas se acariciaban entre ellas…sin ser lesbianas.

SITUACIÓN ACTUAL

En la actualidad, numerosos países africanos condenan como un delito la homosexualidad. Desde Gambia, donde su exagerado presidente Yahiya Jammed afirma que en el país se perseguirá inclusive a los turistas homosexuales, hasta Uganda en donde se condena a pena de muerte a los homosexuales conocidos públicamente.

En las semanas anteriores a la Navidad se ha discutido en el parlamento una nueva ley sobre la homosexualidad. Había un sector progresista, que pretendía castigar ese “delito” con una pena de alrededor de 15 años de prisión… pero los más rigurosos han presionado en el parlamento, para que los homosexuales sean condenados a cadena perpetua.

LA LEY CONTRA LA PORNOGRAFÍA

Una ola de rigor moralizante está arrasando Uganda como un tsunami devastador. Puestos a arreglar las costumbres, en la nueva ley sobre la pornografía no sólo se atacan a los espectáculos y publicaciones de ese género, sino que descienden hasta el nivel cotidiano de las modas y costumbres del ciudadano de a pie. En una época en que cuasi universalmente las mujeres y jóvenes visten las “mallas” –‘leggins’ – esas medias hasta la cintura, que cubren el cuerpo moldeándolo, en Uganda quedan prohibidas las minifaldas. Un comentador de la TV al dar la noticia aclaraba en tono jocoso: “A lo mejor, es que como allí hace calor se ponen las minifaldas sin mallas y van enseñando las bragas, si es que las usan…” No creo que los honorables diputados hayan descendido a ese nivel en sus sesudas discusiones parlamentares, pero es ridículo pararse en esos detalles vestimentarles, cuando hace medio siglo, las abuelas de esas jóvenes y las madres de algunos diputados iban tan tranquilas con las «tetas» al aire… Me hacen recordar, en los años de mi infancia, en pleno nacional-catolicismo, a aquellos curas obsesionados con el sexo femenino como imanes fundamentalistas, que exigían a las mujeres, que iban de manga corta, se pusieran manguitos para entrar en las iglesias y si alguna se había olvidado el velo o la mantilla, la obligaban a cubrirse la cabeza con un pañuelo ‘moquero’, a veces no muy limpio, nada parecido a un elegante ‘fulard’.

OTROS PROBLEMAS MÁS GRAVES

Uganda tiene que ocuparse de asuntos más graves desde el punto de vista político, como son las rivalidades tribales, que ocasionaron más de un millar de víctimas después de las elecciones de 2008 y no perder tiempo con cuestiones de modas y tendencias, que las ugandesas contemplan en cuanto encienden una TV o ven por las calles a las turistas. La actitud de estos reaccionarios me recuerda la de los viejos españoles de mediados del siglo XX, cuando empezaron a ver a las primeras turistas suecas bañarse en bikini.

Conclusión

En todo caso quedan advertidos los ‘homos’, que antes de viajar a ciertos países africanos, es preferible informarse en las embajadas, cual es la legislación vigente respecto a la homosexualidad, para no tener sorpresas desagradables siendo objeto de las ‘atenciones’ de la policía de costumbres.

Autor

  • Antonio José Molina Molina nació en Murcia en 1932. Desde 1955 es Misionero de África, Padre Blanco, y ya desde antes ha estado trabajando en, por y para África. Apasionado de la radio, como él relata en sus crónicas desde sus primeros pasos en el continente africano, "siempre tuve una radio pequeña en mi mochila para escuchar las noticias". Durante septiembre 2002, regresa a Madrid como colaborador del CIDAF. En octubre de 2005 aceptó los cargos de secretario general de la Fundación Sur y director de su departamento África. Antonio Molina pertenece -como él mismo dice- a la "brigada volante de los Misioneros de África", siempre con la maleta preparada... mientras el cuerpo aguante.

Más artículos de Molina Molina, Antonio José