Túnez Los islamistas dejan el poder, por Antonio Molina

11/10/2013 | Bitácora africana

La prensa del 8 de octubre pasado titulaba:”Los islamistas aceptan dejar el poder para evitar un conflicto civil.” Una vez más, Túnez, que protagonizó la primera “primavera árabe”, va a seguir marcando la ruta a los otros países de mayoría musulmana de África y del Oriente Medio.

¿DE QUÉ SE TRATA?

Haré memoria brevemente: La primavera árabe tunecina tuvo lugar en pleno invierno. Aquel mes de enero de 2011, caía el dictador Ben Alí y su camarilla familiar. Once meses después se celebraron comicios en los que el partido Ennahda, versión tunecina de los Hermanos Musulmanes egipcios, ganó las elecciones con el 40% de votos y formaron un gobierno.

Por otro lado, la Asamblea Constituyente formada después de estas elecciones con la tarea de redactar una nueva Carta Magna, aún no había terminado la redacción de la nueva Constitución, por causa de las divergencias entre laicos e islamistas sobre el lugar que debe ocupar la religión en la vida política del país. Los laicos pretenden que no existan “partidos religiosos” y los islamistas sueñan con imponer la Charía.

¿POR QUÉ AHORA?

En Túnez no existía en la actualidad ninguna amenaza de golpe de estado militar. Bastante tienen los soldados tunecinos con mantener a raya a los terroristas islamistas venidos del Malí y que se han refugiado en las montañas de Chaambi, cerca de la frontera de Argelia.
El compromiso de Rachid Ganuchi asumido el sábado 5 de octubre pasado, se explica oficialmente en un comunicado del domingo,6: “Se formará un gobierno de tecnócratas independientes, en su mayoría economistas, para enfrentar la profunda crisis económica que sufre el país, dando así por terminada la llamada transición.”
Dos asesinatos políticos han acelerado el acuerdo. Se trata de dos diputados de izquierda: En febrero, Chokri Balaid y en julio, Mohamed Brahmi, que fueron liquidados por comandos de islamistas radicales.
El asesinato de Brahmi, en julio, llevó a las fuerzas laicas de la oposición a unirse en un Frente de Salvación Nacional. La Liga Tunecina de Derechos Humanos, el Colegio de Abogados, la patronal UTICA y sobre todo el poderoso sindicato UGTT delegaron en sus líderes para mediar entre los islamistas y los laicos, convenciéndolos de la necesidad de comenzar a negociar. Como telón de fondo, para apretar el acelerador, la UGTT amenazaba con organizar una huelga general, lo que el gobierno de Ennahda temía por el deterioro de su imagen, tanto dentro del país como, en particular, en el exterior.
Hucine Abassi, secretario general de la UGTT, declaró en la mesa de diálogo lo siguiente:”Túnez se hunde cada día más en la crisis económica. La buena fe, la autodisciplina y la tolerancia ante los demás son las condiciones necesarias para el éxito del diálogo nacional.”

Reunidos en el Palacio de Congresos de Túnez, los dirigentes de numerosas formaciones políticas, siguieron al líder de Ennahda, Ghanuchi, al izquierdista Hama Hammami y al líder del partido derechista Nida Tunes para firmar un compromiso para combatir la crisis.

Alaya Al-lani, profesor de la universidad de La Manuba, en Túnez, declaraba: “La crisis económica y de seguridad ha unido por primera vez en la historia del país a los partidos de la oposición.”


¿EN QUÉ CONSISTE ESTE ACUERDO?

Durante la semana del 6 al 13 de octubre se reunieron todos los representantes de los partidos para designar a una personalidad independiente, que en el plazo de dos semanas tenía que formar un gobierno de tecnócratas, en especial de reconocidos economistas, para que asuman el gobierno hasta las próximas elecciones.
A la Asamblea Constituyente de le asignan tres tareas: Primera: Terminar de redactar la Constitución en el plazo de cuatro semanas. Por tanto debería estar terminada para primeros de Noviembre. Segunda: Elaborar una nueva ley electoral. Tercera: Crear un nuevo Comité Electoral independiente, que fije el calendario de las próximas elecciones legislativas, si posible antes de terminar 2013.

ALGUNOS ESCOLLOS EN ESTE CAMINO

El diálogo nacional está fragilizado por la posición de algunas formaciones políticas. El primer escollo es que el partido “Congreso para la República” del presidente actual, el islamista Monud Marzuki, aliado de Ennahda, no firmó el pacto el 5 de octubre.
Las divergencias sobre el grado de religiosidad de la Constitución, que no se han resuelto en casi un año de debates, no parece que se llegue a un consenso en cuatro semanas.

VIENTOS A FAVOR

Por el contrario, en la Unión Europea y en particular en Francia, su antigua metrópoli colonial, se felicitó en un comunicado de la apertura del diálogo nacional. También el ministerio de Asuntos Exteriores de España apreció “la fructífera labor de mediación de la UGTT.” ¿Será una invitación para que la UGT española imite el estilo del modelo tunecino?

No creemos que Cándido Mendes y su camarilla estén a la altura… Por lo que toca a Túnez, esperamos que la hoja de ruta se vaya cumpliendo y que vuelva la paz a ese país querido, del que guardo tan gratos recuerdos, por haber vivido en él los últimos tres años de estudios, antes de recibir la ordenación sacerdotal en Cartago, y con ella la prosperidad que merece el sufrido pueblo tunecino.

Autor

  • Molina Molina, Antonio José

    Antonio José Molina Molina nació en Murcia en 1932. Desde 1955 es Misionero de África, Padre Blanco, y ya desde antes ha estado trabajando en, por y para África. Apasionado de la radio, como él relata en sus crónicas desde sus primeros pasos en el continente africano, "siempre tuve una radio pequeña en mi mochila para escuchar las noticias". Durante septiembre 2002, regresa a Madrid como colaborador del CIDAF. En octubre de 2005 aceptó los cargos de secretario general de la Fundación Sur y director de su departamento África. Antonio Molina pertenece -como él mismo dice- a la "brigada volante de los Misioneros de África", siempre con la maleta preparada... mientras el cuerpo aguante.

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