Entrevista con Yadh Ben Achour, legista tunecino: “Túnez está en una fase llena de contradicciones
13/09/2012 por Chamselassil Ayari, Deutsche Wele
Yadh Ben Achour es el ganador del Premio Internacional de la Democracia 2012 de Bonn. El legislador tunecino y experto en leyes constitucionales ha hablado con Chamelassil Ayari sobre cómo las fuerzas islamistas están cobrando protagonismo en su país
Siguiendo la revolución contra el antiguo dictador Ben Ali, Ud como experto en leyes fué designado para la dificil misión de establecer un proceso para una democrática transición en Túnez. ¿Qué se ha conseguido?
Yadh Ben Achour: Mucho. Por ejemplo, hemos establecido una ley de patidos basada en el pluralismo y en la igualdad de sexos. Hemos creado una comisión electoral independiente para asegurar unas elecciones libres y limpias. Hemos logrado pasar leyes para proteger la libertad de la prensa, basadas en los principios del pluralismo democrático.
Han pasado dos años desde la revolución. ¿Es que “la revolución del jazmin” ha conseguido sus fines políticos?
Achour: La revolución es un proceso largo; necesita mucho tiempo y paciencia. Pero pienso que hemos conseguido algunos puntos importantes: pluralismo, un estado constitucional, principios democráticos y elecciones libres y limpias – y también un diálogo abierto entre entre los partidos políticos y los hombres políticos. Naturalmente, ésto constituye solamente una parte de una agenda de reformas más importante. La puesta en marcha necesitará algunas décadas.
Su misión acabó en octubre 2011 cuando el partido islámico En Nahda ganó las elecciones de la Asamblea Constituyente tunecina. El pertido tiene una agenda diferente, pero Ud y otros legisladores se presentaron a la asamblea con un borradorde la constitución. ¿Cómo reaccionó la Asamblea?
Achour: Desgraciadamente, la reacción a nuestro borradoe fue muy vigilado. Era un borrador muy progresista, mucho más avanzado que las ideas enarboladas por la mayoría de los diputados en una asamblea dominada por miembros conservadores.
Desde el punto de vista político, la introducción de un cierto número de leyes de la charia, como la pena de muerte y la lapidación son completamente injustificables. Van contra el concepto moderno de humanidad. Sin embargo, no quisiera encontrarme consultando la ley de la charia como una referencia moral. Por ejemplo, propusimos abolir la pena de muerte, añadiendo una explicación en la linea de los principios de los derechos humanos universales. Pero la Asamblea Constituyente persigue lo que se llaman “politicas de página en blanco”: es decir, los delegados no consideran las proposiciones que llegan de expertos exterioriores sino que tienen en cuenta sus propios expertos. En mi opinión, para mi esta manera de ver las cosas es un grave error.
Túnez ha experimentado algunos debates calientes sobre el significado del islam ene l sistema político. Sus conclusiones ni siquiera se mencionan en su borrador de la constitución.
Achour: Es verdad. Nuestro proyecto se concentra en los principios liberales y la protección de los derechos humanos – aquellos que la revolución reclamaba. La revolución tunecina nunca pidió la introducción de la charia, la ley religiosa del islam, como base de la legislación del estado. La revolución tunecina nunca fue de naturaleza religiosa.
Su abuelo era un tunecino muy conocido como un docto islámico tunecino – y sin embargo Ud se opone a una constitución basada en la charia. ¿No es una contradicción?
Achour: ¡No, para nada!Existe un desacuerdo en cuanto a la definición y el contenido de la charia. Desde un punto de vista político, la introducción de algunas reglas como la pena de muerte y la lapidación son injustificables. Contradice el concepto moderno de humanidad. Y no he encontrado consultando la ley de lacharia ninguna problemática con una referencia moral.
¿Qué entiende por referencia moral?
Achour: Lo que yo entiendo es que el Islam una religión de tolerancia y libertad. Garantiza la libertad religiosa de las minorías y garantiza a la gente la libertad personal. Desgraciadamente, algunas personas se agarran a la rigidez de las reglas y el arcaismo que las críticas le acusan de “laicismo” – que no es un término muy elogioso en el mundo árabe. Algunos incluso le acusan de una actitud francamente anti-islámica.
Achour: Yo no soporto el laicismo (entendido como control secular de las instituciones políticas y de las instituciones sociales en una sociedad). Nunca he forzado la introducción del laicismo como fundamento del sistema político de Túnez. Lo mismo, nunca he propugnado la separación del estado y de la religión. Pero me opongo vehementemente a un partido político que defiende políticas en nombre del islam. Las peores dictaduras nacen cuando las fronteras entre politica y religión se vuelven fluctuantes y la distribución de poderes se afirma en nombre de la religión.
Había una re-Islamización furtiva del tunecino incluso bajo el mandato de Ben Ali. En el cuadro de la revolución, estamos viendo movimientos radicales como el salafismo que crecen cada vez más fuerte. ¿Se trata de un desarrollo alarmante?
Achour: Sí, lo es, particularmente cuando está acompañado por la violencia. En principio, cada uno es libre de tener su propia opinión política, y su convicción religiosa – incluso el salafismo. ¡La libertad de opinión es una conquista de mucho valor! Entretanto los salafistas han fundado su partido. Desgraciadamente, algunos grupos salafistas flirtean con la violencia. Para mí, es verdaderamente alarmante que el gobierno no esté tomando medidas drásticas contra ellos. Si permitimos la violencia en nombre de Dios ponemos en peligro nuestra democracia y anulamos lo adquirido en la revolución.
Esta situación no augura un escenario positivo para el futuro.
Achour: Nadie puede predecir el futuro. Túnez está en una fase llena de contradicciones, fallos y desviaciones en lo que se refiere a las reivindicaciones originales de la revolución. Nos tenemos que proteger de nosotros mismos, de estas amenazas y continuar nuestra batalla para alcanzar una nación libre que siga fiel a los fines de su revolución.
Yadh Ben Achur, nacido en 1945, es un legista tunecino y experto en la ley constitucional. Desde marzo aoctubre 2011, Achur ha dirigido la “La Comisión Superior para la realización de los principios de la revolución, reformas políticas y la transición democrática”. El 6 de setiembre 2012, Yadh Ben Achur recibió el premio de la Democracia Internacional Bonn.
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