Tu compromiso mejora y transforma el mundo

8/01/2018 | Editorial

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Al comenzar este nuevo año 2018, nuestros mejores sentimientos se manifiestan en deseos, como: “Feliz y próspero año nuevo”.

Deseamos a nuestros amigos-as y colaboradores todo lo mejor para este nuevo camino que emprendemos. Al mismo tiempo, el contenido e implicaciones de ese mundo mejor no son las mismas para todas las personas, ni para todos los creyentes.

Leyendo muchos mensajes y documentos sobre el mundo mejor que todos deseamos, encuentro dos elementos y exigencias fundamentales: el primer compromiso se centra en acercarse y dar ayuda solidaria a las personas necesitadas, y el segundo compromiso se centra en denunciar la gestión injusta de los recursos y servicios y en promover y crear oportunidades de una vida más digna y equitativa para las personas empobrecidas.

Deseo dejar bien claro, que estos dos requisitos fundamentales de todo buen samaritano y compromiso solidario, se complementan mutuamente, pues los dos son necesarios.

La escasa relevancia de nuestro compromiso por un mundo mejor, a veces procede del hecho de que nos centramos solamente en uno de los dos requisitos, dejando el otro a un lado, o para otros.

Para construir un mundo más humano, necesitamos muchos “padres Ángel”, y muchas “madres Teresa”, pero si nos limitáramos solamente a cultivar esa dimensión asistencial, que tanto favorecen los medios de comunicación y los poderes financieros, podemos estar propiciando “pan para hoy y hambre para mañana”.

Tampoco basta con “darles la caña para pescar”, si al mismo tiempo les robamos las tierras, recursos y no les proporcionamos las necesarias oportunidades para una vida digna.

Practicar más activamente “obras de misericordia” es totalmente necesario en nuestras sociedades y comunidades, de todos los tiempos. Sin embargo, todas las asistencias puntuales, como dice el papa Francisco, no resolverán ningún problema de raíz, mientras no renovemos las propias estructuras y dictadores que oprimen y esclavizan a los seres humanos.

Dadles vosotros de comer, implica tanto la cooperación para resolver las causas estructurales de la pobreza y para promover el desarrollo integral de los pobres, como los gestos más simples y cotidianos de solidaridad ante las miserias muy concretas que encontramos” (E.G. nº 188)

“La paz se funda no solo en el respeto de los derechos del ser humano, sino también en el respeto de los derechos de los pueblos…Necesitamos crecer en una solidaridad que debe permitir a todos los pueblos el llegar por sí mismo a ser artífices de su propio destino, así como cada ser humano está llamado a desarrollarse…La inequidad de nuestro sistema provoca desigualdad y provoca la reacción violenta de los excluidos del sistema, porque el sistema social y económico es injusto en su raíz. ( E.G. Nº 59)

“El hecho es que el hombre moderno no está preparado para utilizar el poder con acierto, porque el inmenso crecimiento tecnológico no estuvo acompañado de un desarrollo del ser humano en responsabilidad, valores y conciencia (L.S. nº 105)

“La necesidad de resolver las causas estructurales de la pobreza no puede esperar…Los planes asistenciales, que atienden ciertas urgencias, solo deberían pensarse como respuestas pasajeras. Mientras no se resuelvan radicalmente los problemas de los pobres, renunciando a la autonomía absoluta de los mercados y de la especulación financiera y atacando las causas estructurales de la inequidad, no se resolverán los problemas del mundo y en definitiva ningún problema. La inequidad es la raíz de los males sociales ( E.G. nº 202).

Así pues, para mejorar este mundo nuestro y hacerlo más humano y solidario, necesitamos también comprometernos todos, y no solamente algunos, a transformar la gobernanza y las estructuras esclavizadoras de nuestras sociedades.

“Cuando doy de comer al necesitado, me llaman santo. Y cuando pregunto: por qué hay tantas personas empobrecidas, me llaman revolucionario o comunista” H. Camera.

El mismo papa Francisco se pregunta en su mensaje para el Día global de Paz: “¿por qué existen tantos migrantes y refugiados”?

Que sigamos haciéndonos preguntas como esta y nos comprometemos cada día a sanar las causas de los males sociales.

La transformación real de nuestro mundo llegará, en la medida que situemos al ser humano en el centro real de toda nuestra actividad humana, social, política y económica.

Acoger a cada persona, proteger su dignidad y derechos, promover su desarrollo integral y sostenible, e integrarla activamente en la sociedad que le acoge, son los requisitos esenciales para construir un mundo más humano y feliz.

Este es nuestro deseo para todos y nuestro compromiso, al comienzo de 2018.

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