Hace 30 años, el 18 de mayo de 1991, la República de Somalilandia declaró su independencia de Somalia. Este movimiento no fue apoyado por ningún otro estado. Somalilandia es un estado de facto muy exitoso, tiene un territorio claramente demarcado (al menos sobre el papel), una población permanente y un gobierno legítimo, pero todavía no ha sido reconocido por ningún otro estado.
Las raíces de la secesión se remontan a la época colonial. Entre las décadas de 1880 y 1960, el noroeste de Somalia era un protectorado británico, mientras que el resto de Somalia estaba controlado por Italia. Somalilandia obtuvo su independencia el 26 de junio de 1960, Somalia el 1 de julio. Ese mismo día, los dos territorios se unieron para formar la República de Somalia. El gobierno somalí tuvo que hacer frente a grandes desafíos para armonizar diferentes tradiciones administrativas y equilibrar el poder entre varios clanes de la región. Ya en 1961, los oficiales militares del noroeste intentaron un golpe de estado porque se sentían en desventaja. Somalia también se vio inmediatamente en conflicto con Kenia y Etiopía.
En 1969, oficiales militares dirigidos por el general Mohamed Siyad Barre derrocaron al gobierno. Los oficiales se aliaron con Moscú y crearon un fuerte aparato de seguridad contra enemigos internos y externos. La disputa con Etiopía alcanzó su punto máximo en la Guerra de Ogadeen (1978-1979). En estos años, los oficiales militares somalíes renegados formaron los primeros grupos guerrilleros basados en clanes ya existentes y establecieron bases en Etiopía, protegidos por el enemigo de Barre. El gobierno somalí reaccionó con medidas punitivas contra los civiles en el noreste (ahora Puntlandia) y el noroeste (ahora Somalilandia), que eran parientes del clan de los rebeldes. En 1988, el ejército bombardeó las ciudades noroccidentales de Hargeysa y Bur’o después de que las guerrillas las ocuparan parcialmente. Miles de civiles murieron y cientos de miles huyeron a campamentos de Etiopía.
Con el fin de la Guerra Fría, el presidente Barre perdió el apoyo externo. Se fundaron más movimientos guerrilleros. Finalmente expulsaron al gobierno de Mogadiscio en enero de 1991. Sin embargo, la caída de Barre no puso fin a la guerra civil, las milicias de los clanes comenzaron a luchar entre sí por el poder. Mientras el sur de Somalia se hundía en la violencia, la gente del norte buscaba resolver sus conflictos.
Los ancianos que, gracias a la administración colonial británica, todavía gozaban del respeto entre los norteños, cooperaron con los líderes de las milicias y los intelectuales locales. Se celebró una conferencia de los clanes en Bur’o, donde, además de la paz en toda la región, se declaró la independencia de Somalilandia, reclamando los límites del antiguo protectorado británico.
En 1993 se adoptó una carta de paz y una carta nacional. El primero se ocupó de la desmovilización, la seguridad y el establecimiento de una fuerza policial; la última sirvió como constitución provisional que separaba los poderes ejecutivo, legislativo y judicial e introducía un parlamento bicameral. Los delegados de la conferencia eligieron a Mohamed Haji Ibrahim Egal como nuevo presidente.
El gobierno del presidente Egal celebró un referéndum constitucional en 2001. En el corazón de la nueva constitución estaban la reafirmación de la independencia y la introducción de un sistema multipartidista. La democratización comenzó con el establecimiento de partidos políticos y la celebración de elecciones en 2002. La inesperada muerte de Egal ese año no detuvo este impulso. Desde entonces, se han celebrado varias elecciones presidenciales que han dado lugar a transferencias pacíficas de poder. Las próximas elecciones parlamentarias están previstas para finales de mayo de 2021.
La mayoría de los estados están en contra de reconocer a Somalilandia. Italia conserva intereses económicos en el sur de Somalia, y los miembros de la élite somalí más antigua aún mantienen relaciones con la antigua potencia colonial. Egipto apoya la unidad somalí para mantener bajo control a Etiopía, su rival sobre el agua del Nilo. Los estados árabes prefieren una Somalia unida y fuerte. Estados Unidos y la mayoría de los países de la UE buscan estabilizar Somalia, lo que no sería de ayuda si se reconociera a Somalilandia. Mientras tanto, la Unión Africana (UA) insiste en que se deben respetar las fronteras coloniales del continente para evitar dinámicas secesionistas impredecibles.
La posición internacional hacia la independencia de Somalilandia es que Mogadiscio y Hargeysa deberían negociar. Mogadiscio no quiere dejar ir a Somalilandia, mientras que Hargeysa se niega a volver al statu quo. Treinta años después de su declaración de independencia, Somalilandia todavía se encuentra al margen del sistema internacional, a pesar de los considerables éxitos en materia de paz y construcción del Estado.
Markus Virgil Hoehne
Fuente: African Arguments-Imagen: Wikimedia
[Traducción y Edición, Isabel Garrido Celada]
[Fundación Sur]
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