Al otro lado de las alambradas de Ceuta y Melilla se libra una discreta guerra cuyo escenario es tan variopinto que discurre desde las kasbah a los descampados del Sahel. La inteligencia francesa, marroquí, norteamericana y quiero pensar, que por lo mucho que nos incumbe, también la española, se juegan un delicado póker para desactivar los capilares del integrismo islámico. Última y por ello más silenciosa ramificación de una raíz más meridional en lo físico que no en lo ideológico. Lejos de hacer apología del gadafismo, el cambiar a un megalómano, a última hora “reciclado” a tesis pro occidentales, a cambio de sumir a Libia en un futuro incierto que parece ir conduciéndola hacia un sin “gobierno” donde el tráfico de armas y el petróleo irán consolidando un caudillaje bajo la habitual simbiosis: ausencia de orden – asentamiento del yihadismo.
Los intereses económicos de Francia le llevaron cortar de raíz el alzamiento terrorista en Malí y Níger. Algo similar ocurre en la estratégica República Centroáfrica; cruce de caminos en el que la interconexión con el islamismo en el vecino Chad es una amenaza latente. ¿Y Marruecos? De cara a la contención del radicalismo religioso en el Magreb, el astuto y a la par incomodo vecino del sur es un aliado preferencial de Paris y Washington; y ya sólo por eso, España tendrá que plegarse a cada uno de los caprichos alauitas por mucho que al lamentable Margallo de turno se le llene la boca de bonitas palabras que ni él se cree. Menudo papelón el de nuestra cartera de exteriores en materia africana.
Las declaraciones, dignas del plato de Sálvame, de nuestros politiquillos en lo referente a la gestión de lo que viene aconteciendo en las ciudades norteafricanas, vienen a demostrar que tal vez aún vivimos muy de espaldas a Africa. Aglutinar en un mismo discurso el salvaguardo de la vida humana en la mar, la imperiosa necesidad de tener un control fronterizo, la demagogia de las alambradas o la creencia, que hace evidente el no saber nada de los problemas africanos, que sobornando dirigentes, se soluciona el flujo de la desesperación humana. Arengas que ponen en liza el desconocimiento que el corral político tiene acerca de lo que al otro lado de la verja acontece.
@Springbok1973