Transportar icebergs para salvar de la sequía a Ciudad del Cabo

3/07/2018 | Crónicas y reportajes

iceberg.jpg Es una idea delirante «reconoce el capitán Nick Sloane,» pero si se mira de cerca, no es tan loca”. Para suministrar agua a la metrópoli del Cabo, víctima de una sequía histórica, ¿por qué no recoger icebergs en la Antártida»?

Nick Sloane es un habitual en proyectos no convencionales. Este Zambiano de 56 años fundador de la empresa Sloane Marine Ltd, ya trabajó en el rescate del crucero Concordia después de que se hundiera frente a la costa de Italia, con un saldo de 32 muertes en 2012.

Si el proyecto de transportar un iceberg hasta Sudáfrica tiene éxito, Nick Sloane pasará a la posteridad y sería una primicia mundial.

En el extremo suroeste de Sudáfrica, Ciudad del Cabo y sus 4 millones de personas sufren de una terrible sequía.

Este año, la ciudad escapó por poco de la «día cero», aquel en el que el agua dejará de fluir por los grifos, y aún sufre restricciones de agua drásticas. Sin embargo, el escenario de pesadilla podría convertirse en realidad si las lluvias que se esperan en los próximos meses no se materializan.

Para salvar Ciudad del Cabo, Nick Sloane propone ir a la caza de icebergs, estos enormes tanques de agua dulce, flotando a 2.000 km de la costa de Sudáfrica, en la Antártida.

«Todos los años, miles de icebergs se desprenden y van a la deriva hacia Ciudad del Cabo,» explica. «La madre naturaleza nos llama la atención diciendo: Estoy aquí, solo tómame”.

Hasta ahora, nadie ha logrado tal hazaña.

«En Rusia, empujaron icebergs a la deriva hacia instalaciones petroleras. Pero pesaban cerca de medio millón de toneladas. Aquí hablamos de… 100 millones de toneladas», indica Sloane.

Sloane piensa en los icebergs que se parecen a gigantescas «mesas de té «, de forma tabular. Tienen entre 850 y 1.000 metros de largo, unos 500 metros de ancho y 220 de profundidad.

El iceberg ideal se identificará desde el cielo con la ayuda de drones y de imágenes por satélite. Esa es la etapa más sencilla de la operación.

El hielo gigante colectado se embalará en un tejido aislante y un potente remolcador lo guiará lentamente hasta la punta sur del continente africano.

Sin embargo, la idea de llevarlo hasta Ciudad del Cabo ni se plantea. La corriente allí es demasiado caliente. Será remolcado a unos 150 km más al norte, en la bahía de Santa Helena.

Es el lugar ideal, según Sloane, allí la corriente fría de Benguela mantiene el agua a unos doce grados, mientras que un antiguo lecho del río submarino servirá de zona de almacenamiento del iceberg.

El trabajo de colecta de agua podrá entonces comenzar. El agua procedente del hielo derretido se almacenará en un inmenso recipiente construido para ello y una máquina irá apilando el hielo.

La colecta durará un año. Cada día, se recuperarán unos 150 millones de litros de agua, que se transportarán en barcos cisterna hasta Ciudad del Cabo.

«No vamos a resolver la crisis del agua en Ciudad del Cabo pero aportaremos entre 20 y el 30% de las necesidades anuales de agua de Ciudad del Cabo», augura el capitán Sloane.

El coste del proyecto, obviamente, es descomunal: en torno a 160 millones de dólares por iceberg.

El teniente de alcalde, Ian Neilson, se muestra escéptico. «Parece que las aguas subterráneas y los proyectos de desalinización son más baratos o de un precio similar». «También nos planteamos si es factible inyectar agua del iceberg a nuestra red de canalización», afirma a la AFP. «Sin contar los riesgos inherentes al proyecto, como el volumen desconocido de agua que el iceberg podrá producir realmente».

«No es fácil pedir fondos públicos para una primera vez», reconoce Olav Orheim, especialista noruego en icebergs y que estudió una operación parecida hace unos 40 años, cuando Arabia Saudita se lo pidió.

«Es un proyecto loco, de eso no hay duda», reconoce, sabiendo todas las incógnitas que plantea.

Nunca se ha arrastrado una masa tan pesada. ¿Se romperá el iceberg durante el transporte? ¿Cómo se lidiará con las corrientes durante el remolque? ¿Cuánto hielo se derretirá?

Con todo, «el proyecto no es tan irreal teniendo en cuenta que el conocimiento ha evolucionado mucho en 40 años. Es un proyecto de alto riesgo, pero si se logra la recompensa es enorme «, asegura este experto.

Ahora está embarcado en la aventura, como el ingeniero francés Georges Mougin, que tiene también desde hace años en un proyecto de remolcar icebergs.

Una empresa suiza, Water Vision especialista en agua, también se ha unido al capitán Sloane.

Con las sequías cada vez más frecuentes, esta tecnología tiene un enorme potencial, declaró su CEO Wolfgang Foerg, que ya ha sido contactado por los australianos para llevar un iceberg a Australia.

El equipo está listo para moverse rápidamente. «Si tenemos la luz verde de la ciudad, podemos tener un iceberg aquí en Semana Santa», apunta Nick Sloane .

Fuente: Slate Afrique

[Fundación Sur]


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