Las autoridades centroafricanas han instaurado un toque de queda entre 19.00 y 06.00 horas de la mañana hasta nueva orden, en tres barrios de la capital, Bangui, el 5º, el 6º y el 3º, donde se desató la cólera colectiva el día 31 de mayo, después de que aparecieran los cuerpos sin vida de dos niños de 4 y 5 años en el maletero del coche de un comerciante musulmán.
La violencia se desencadenó rápidamente contra la comunidad musulmana de la zona, la mayoría de origen chadiano.
“Se han registrado en el hospital 52 heridos y 7 muertos. Entre los muertos había un hombre que había sido quemado vivo”, según informa Joseph Bindoumi, presidente de la Liga Centroafricana de los Derechos Humanos. También han resultado quemadas algunas mezquitas de la ciudad.
La frustración es el motivo, no la religión
Organizaciones civiles y de derechos humanos del país, como el movimiento Fini Kodé, lamenta los actos de violencia y pide calma a los ciudadanos, que “deben esperar las decisiones de la justicia”. Además el movimiento insta al gobierno a tomar medidas para “impartir justicia y garantizar la seguridad de las personas y los bienes, antes de que el país entero caiga definitivamente en un conflicto intercomunitario”.
El movimiento denuncia en un comunicado que la violencia desencadenada en los últimos días es fruto de la frustración y la impotencia que sienten los ciudadanos centroafricanos, que viven violaciones de los derechos humanos todos los días, y los autores de estas violaciones finalmente siempre quedan impunes por ser “cercanos al poder de un ejército extranjero instalado en nuestro país”, en alusión a la guardia presidencial compuesta por soldados de Chad, cuyos elementos han sido acusados en numerosas ocasiones de cometer ejecuciones extrajudiciales, con total impunidad.
Desde que el presidente Bozizé entró en la capital de República Centroafricana, el 15 de marzo de 2003, confió su seguridad personal y plenos poderes a elementos chadianos “incontrolables”, según el movimiento Fini Kodé, “que se han convertido en verdugos del pueblo centroafricano, al que intimidan, humillan y matan impunemente”.
Para estos movimientos, la causa subyacente de esta violencia que amenaza con extenderse a todo el país, por lo tanto, no es religiosa, a pesar de que la noticia se ha difundido afirmando, sin contexto, que los cristianos matan a los musulmanes, sino que es reflejo de la frustración contra los militares chadianos, presentes en el país. La población del sur de Chad, país mayoritariamente musulmán, siempre ha tenido buenas relaciones con la población de la vecina República Centroafricana, mayoritariamente cristiana. Los enfrentamientos de los últimos días, no son religiosos, sino contra la opresión e impunidad de los militares chadianos traídos al país por el presidente.
(Centrafrique Presse / otras fuentes, 02-06-11)
