En Animal Farm, la satírica novela escrita por George Orwell, todos los animales en la granja del Sr. Jones se reunieron para escuchar al cerdo, el “Viejo Comandante”, habló sobre el sueño que había tenido acerca de un mundo libre para todos los animales, sin amos humanos. Aunque el “Viejo Comandante” murió poco después de la reunión, su “filosofía” caló hondo en los animales y se rebelaron contra el Sr. Jones. Después de la revolución, que dio nacimiento a la Animal Farm, los cerdos fueron puestos a cargo de su dirección ya que se fueron considerados los animales más listos.
Entre las siete leyes adoptadas en la granja, estaba la de la igualdad. «Todos los animales son iguales» era la regla más importante en la granja de los animales. Sin embargo, muy pronto, los cerdos, por codicia, hicieron algunos cambios en las leyes. Su ley más importante de igualdad se transformó en «todos los animales son iguales, pero algunos animales son más iguales que otros», sugiriendo la superioridad de los cerdos.
Aunque la novela se publicó en 1945, sus temas siguen siendo muy relevantes en Nigeria; un país donde las constantes batallas entre sexos están a la orden del día. Los músicos han cantado y escrito canciones sobre ello, se han realizado protestas y se han rodado películas simbólicas sobre este hecho, pero por desgracia, no ha cambiado mucho. La desigualdad de género es uno de los grandes problemas de la sociedad de Nigeria y ahora, la batalla puede ser aún más feroz que nunca.
Los hombres en Nigeria pueden compararse con los cerdos en la granja de los animales, ya que afirman su superioridad sobre las mujeres, que son, la mayoría de las veces, relegadas a la posición de ciudadanas de segunda clase. La tradición, la cultura y la religión no sólo no han sido justos con las mujeres, sino que parecen querer estrechar el cerco alrededor de ellas.
Durante las dos últimas décadas, sin embargo, Nigeria ha sido testigo del aumento en el número de protestas y manifestaciones por los derechos de la mujer y la igualdad de oportunidades como parte de la llamada mundial para la paridad de género. Pero, como país en desarrollo todavía está profundamente arraigada en las normas culturales y los dogmas religiosos. El bajo valor que Nigeria otorga a sus mujeres, no sólo se traduce en la violencia contra ellas, sino también a una escala mucho mayor, como es el rechazo en el Senado de un proyecto de ley para “empoderar” a las mujeres. El martes, 15 de marzo de 2015, la Sra. Abiodun Olujiimi, una senadora, presentó un proyecto de ley llamado «paridad de género y prohibición de violencia contra la mujer». En su explicación a sus colegas de la Asamblea Nacional, Olujimi explicó que el proyecto perseguía conseguir igualdad de derechos para las mujeres en el matrimonio, la educación y las oportunidades de empleo. Pero cuando este proyecto de ley se votó, hubo más ‘noes’ que ‘síes’, por lo tanto, el proyecto de ley fue rechazado.
La mayoría de los »noes” eran de hombres. Por ejemplo, Ali Ndume, que al parecer instó a los nigerianos a seguir con cualquier tipo de matrimonio fuera religioso o tradicional, es la misma persona que en el Día Internacional de la Mujer sugirió a los hombres practicar la poligamia como una forma de «cuidar a las mujeres ‘. El segundo antagonista notable fue Sani Yerima que declaró que el proyecto de ley niega los principios de la “Sharia” (1). Yerima se convirtió en centro de atención cuando un hombre de 50 años de edad, se casó con una niña de 13, de Egipto, y fue investigado por violar la Ley de los Derechos del Niño de Nigeria de 2003. Yerima se amparó bajo el manto de la religión para zafarse de la justicia, al afirmar que no se violó la ley “Sharia”, reconocida por la Constitución de Nigeria.
Tan pronto como los medios de comunicación informaron sobre el rechazo del proyecto de ley en el senado, las redes sociales se convirtieron en un hervidero de comentarios, cargados de ira, que condenaban al Senado. Sin embargo, la mayoría de nosotros sabemos que hacer una montaña de este incidente difícilmente cambiará las cosas. Esta es una guerra que se ha venido luchando ya desde nuestras madres mucho antes de la llegada de las redes sociales y que continuará en los próximos años.
En Nigeria, las mujeres son buenas, pero no son lo suficientemente buenas, por los «pecados» que los hombres pueden cometer y salir indemnes, las mujeres son linchadas. Olajumoke Akindele debe haber trabajado muy, muy duro para convertirse en la primera mujer portavoz en el estado de Ondo, a pesar de que parece ser que no es lo suficientemente buena. A principios de este mes fue acusada, por un escrito de acusación, firmado por 18 legisladores (hombres), de incompetencia, prepotencia, embriaguez y virtudes licenciosas entre otras muchas cosas. Si bien la corrupción y la incompetencia son motivos de impugnación, ¿qué tienen que ver la embriaguez y las virtudes licenciosas?
Aunque Akindele ha sido reintegrada (rehabilitada), las frívolas reclamaciones y el juicio político sugieren que los legisladores de Ondo tienen algún problema con el liderazgo femenino.
¿Nigeria quiere disminuir la brecha de la paridad, o sólo lo finge?
Cuando el Diamond Bank decidió celebrar el Día Internacional de la Mujer, pusieron un cartel que incluía a 11 hombres bien arreglados, con traje (miembros de la junta directiva del Banco), con la promesa de apoyar la paridad de género. Sin embargo, hay algo que se destacó claramente; el Diamond Bank no tiene consejeras en la junta directiva.
En 2013, el ex gobernador de CBN, Lamido Sanusi, anunció que en los Consejos de Administración de los bancos en Nigeria, el 30% debían ser mujeres. Sin embargo, en 2016, solamente encontramos un magro 18% en los consejos de administración. ¿Qué necesitan las mujeres para romper esta desigualdad?
Se podría decir que el gobierno tiene todas las respuestas, pero vamos a echar un vistazo a los antecedentes del gobierno de Nigeria en la igualdad de género. En 1985, Nigeria ratificó la Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW). Esta ley establece los derechos de la mujer en el ámbito público.
Nigeria puede verse muy bien sobre el papel, pero sólo es necesario mirar un poco más de cerca para darse cuenta de que todo es una farsa. La disparidad de género abunda. Y, además, las normas y los comportamientos continúan apoyando la idea de que las mujeres son ciudadanas de segunda clase.
Para que todos, hombres y mujeres, sean iguales la lucha continúa.
(1) Sharia, también conocida como saría, charía o ley islámica, es el cuerpo del Derecho islámico. Constituye un código detallado de conducta, en el que se incluyen también las normas relativas a los modos del culto, los criterios de la moral y de la vida, las cosas permitidas o prohibidas, las reglas separadoras entre el bien y el mal
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