Sólo 18 de los 54 dirigentes africanos son musulmanes y casi el 70% de los países de África están presididos por católicos. Aunque el grado de influencia de la religión del jefe del Estado en la vida pública es muy variable, según la persona, el país y la legislación, cada vez se evidencia más un cierto «comunitarismo político-social» y una rivalidad entre religiones por captar no sólo adeptos, si no también adeptos políticamente influyentes. En esas condiciones ¿seguirán siendo las religiones en África factores de sabiduría y equilibrio o se convertirán en armas arrojadizas? Hasta ahora, África ha sabido integrar y tolerar. Recemos (¡cada uno según su religión!) para que siga siendo así.
[Editor de AfroIslam: José María Cantal Rivas]
[Fundación Sur]
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