Publicado por Carlos Bajo Erro
Ya os hemos hablado en esta sección del slam, casi como un nuevo género emergente, una combinación en realidad de diferentes disciplinas y de influencias (locales y globales, modernas y tradicionales). También se destacó su carácter de movimiento, un movimiento prácticamente panafricano, porque se reproducían los mismos esquemas en países de todo el continente, pero también porque muchos de los grupos tenían contactos entre sí, aunque eran informales, casi personales. Ahora, sin embargo, nos encontramos con un ambicioso proyecto que plantea estas condiciones continentales de manera más evidente. Auspiciado por el Goethe Institut de Sudáfrica llega The Spoken Word Project, un concurso-demostración continental que se desarrolla sucesivamente en Sudáfrica, Madagascar, Camerún, Angola, Mali, Uganda, Kenia y Costa de Marfil. De hecho, el proyecto está ahora mismo en pleno desarrollo.
En realidad no son tanto los países los que participan en esta iniciativa, sino más bien las ciudades, nadie duda que el slam es un movimiento eminentemente urbano. Por este motivo, el planteamiento del proyecto es conectar a través del verso y la poesía declamanda Johannesburgo, Antananarivo, Yaundé, Luanda, Bamako, Kampala, Nairobi y Abidjan.
El proyecto comenzó a circular el pasado mes de mayo, iniciado el viaje en Johannesburgo, ya que uno de los elementos fundamentales de la iniciativa es la itinerancia, pero no una itinerancia cualquiera, sino una que liga, que va cosiendo los lugares por los que pasa. Este es el sentido de que las demostraciones y los concursos no se desarrollen simultáneamente sino de manera sucesiva. Las reglas del concurso adoptan de esta manera una de las propias características de la historia que tiene la capacidad de viajar rebasando cualquier tipo de frontera y que además en cada etapa de su viaje se modifica, se repiensa, se personaliza, se adapta y se recrea. Al mismo tiempo, el viaje es también una realidad muy africana. Las migraciones dentro del continente son una realidad tan antigua como el propio suelo sobre el que se producen y el proceso ha ido configurando lazos y relaciones insospechados, entre comunidades, a veces, entre etnias, o entre países.
Es así cómo The Spoken Word Project va creciendo a medida que viaja, cómo en cada una de sus etapas suma algo. El viaje comenzó en Sudáfrica en mayo y de todos los participantes fueron seleccionados Noel Kabelo “KB” Ringane, Sbu Simelane, Sabelo Ayanda Lushaba “Juba”. Sus actuaciones se proyectaron en Antananarivo, la segunda etapa, antes de la competición en la capital malgache. Los slamers debían añadir a sus actuaciones algún elemento que hiciese referencia a las demostraciones que ya se habían realizado en la sede anterior, ya fuese continuar con un tema, compartir un objeto o repetir un personaje. El objetivo es que la historia viaje como siempre ha hecho y que a su paso vaya creciendo, vaya tejiendo relaciones insospechadas entre narraciones y artistas, que vaya configurando una red continental hecha en realidad de poesía y oralidad. De Johannesburgo, el ovillo pasó a Antananarivo, de allí a Yaundé, para viajar luego a Luanda, la siguiente etapa fue Kampala y aún están pendientes los pasos por Nairobi, Abidjan y Bamako.
The Spoken Word Project es, en realidad, una muy acertada elección. Por un lado, el slam es una realidad que cada vez más aparece y crece en los entornos urbanos. Por otro lado, tiene un alcance prácticamente continental, desde Dakar hasta Addis Abeba se pueden encontrar colectivos que con más o menos medios, con más o menos organización hacen veladas de slam. Además, el slam encaja perfectamente con la tradición africana de narración oral, de poesía declamada y de importancia del acompañamiento musical, pero al mismo tiempo se proyecta hacia el futuro, a través de influencias y de interacción con manifestaciones en otros lugares del mundo y de la incorporación de las nuevas formas de comunicarse y de tejer redes.
No en vano, uno de los puntos fuertes de The Spoken Word Project es la publicación de los vídeos de las interpretaciones en un espacio web gestionado por el Goethe Institut y una de las principales maneras de difundir la actividad es una página de Facebook que no hace sino reforzar esas redes que se van tejiendo. Si las historias que se recitan en las interpretaciones se van cruzando entre sí, las redes sociales, y Facebook concretamente, son el punto de encuentro, el ágora en la que se ponen en común y se dan a conocer al resto del mundo.
Original en : Wiriko