Testimonios sobre el Ébola en Guinea – Noticias IRIN

4/05/2015 | Opinión

Lo primero que llamó la atención de la periodista Jennifer Lazuta en su viaje a Guinea, según cuenta a IRIN (el servicio de noticias de las Naciones Unidas sobre asuntos humanitarios) no fueron tanto las estaciones de lavado de manos o la toma de temperatura; tampoco los carteles gigantes de “Stop Ebola” en toda la ciudad y en varios idiomas, ni el creciente número de muertos según la Organización Mundial de la Salud. Lo que más llamó su atención fue la flagrante falta de saludos físicos. Comprobó que se han esfumado los días de vigorosos saludos de manos de las formas más extrañas y los apretones incluso entre los mejores amigos.

En lugar de ello, ahora las manos se colocan sobre el pecho en forma similar a la oración, o también sobre la frente o realizando gestos de cabeza. De vez en cuando, una mano se detiene justo antes de tocar la mano de otra persona, aunque la gente siempre mantiene las distancias.

No se han informado de nuevos casos de Ébola en Gueckedou, que hace frontera con Sierra Leona y con Liberia, desde principios de año, pero está claro que todo el mundo sigue tomando las máximas precauciones posibles. Sin embargo, la periodista apreció que la vida parece seguir como de costumbre. Los ciudadanos acuden al mercado, lavan sus ropas y asisten a la escuela y al trabajo; los niños juegan y ríen. Aunque tras cada acción, el recuerdo de los más de 3.500 infectados en Guinea y de los 2.400 fallecidos por la enfermedad, permanece constante.

“El Ébola no volverá aquí más”, proclamaban los aldeanos, que al fin aceptaron los protocolos de seguridad para la enfermedad, “sabemos cómo mantenerlo lejos”.

Al intentar presenciar un entierro “seguro y digno” en Conakry, mientras acompañaba a un equipo de enterramiento de la Cruz Roja, la periodista experimentó ciertos obstáculos. Entre otros problemas, los lugareños le indicaron constantemente direcciones erróneas y parecía claro que su presencia no se quería allí.

Según las razones que ella concluyó, en primer lugar, no la querían allí porque era una mujer tratando de observar lo que era, por lo general, una ceremonia musulmana masculina. En segundo lugar, porque era una periodista, tenía cámara. Y en tercer lugar, tal vez, porque viajaba con la Cruz Roja, de la que mucha gente sigue sospechando.

Tuvo que retirarse hacia el coche del equipo, y apenas consiguió ver el cadáver siendo trasladado desde la mezquita hacia el cementerio, en la parte trasera de una camioneta. Desde lejos, apreció a personas con los trajes de protección amarillos y guantes verdes y azules, miembros del equipo de enterramiento. Aunque se sabía que el cuerpo había sido desinfectado, sigue perdurando el miedo al contagio en todos los resortes de la vida.

De hecho, en marzo de 2015 algunas comunidades seguían negando la existencia del Ébola, alegando que era un mito. Por lo que las prácticas funerarias tradicionales y el lavado de cadáveres multiplicaban el riesgo de infección, a diferencia de la caída en el número de casos en Liberia y Sierra Leona.

Un ciudadano de Guinea relató a Jennifer Lazuta lo duro que las prácticas funerarias (o la falta de ellas, en su caso) pueden llegar a ser. Su padre, que murió por el Ébola el 26 de marzo de 2014, no pudo ser enterrado. Fue uno de los primeros casos de infección confirmados, por lo que las medidas eran aún realmente estrictas. Fue la Cruz Roja la que se llevó su cuerpo y, por lo tanto, la familia no pudo ofrecerle el ritual que le correspondía. Para la mayoría de los guineanos, esta prohibición era inimaginable y muy trágica. El ciudadano que perdió a su padre contó también que sacrificaron más tarde cinco vacas para en su honor, incluyendo a un animal completamente blanco que representa la pureza. Con toda la familia y amigos reunidos, celebraron una ceremonia que concluyó con la colocación de dos nueces de kola sobre la cabeza del hermano mayor de la familia. Si las piezas caían hacia el suelo boca arriba, significaba que el alma del difunto estaba satisfecha; si caían boca abajo, expresaba lo contrario. Ambas piezas cayeron boca-arriba, por lo que todo el mundo supo que el alma del fallecido estaba finalmente en paz.

Fuente: Jennifer Lazuta:

– “Por qué el Ébola no ha terminado en Guinea”, 23 de marzo 2015
– “Tras un año, los guineanos dejan descansar a las almas del Ébola”, 28 de abril 2015
– “El diario del Ébola en Guinea: en la tierra de los saludos de manos perdidos”, 1 de mayo 2015

IRIN – Fundación Sur

Traducción de Iris Pugnaire Sáez

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