Tesoros en peligro, por Ramón Echeverría

18/04/2022 | Bitácora africana

Quiero comentar dos noticias recientes, una buena, la otra mala. La buena la dio la agencia EFE el 15 de marzo y fue retomada por varios periódicos: “La plataforma cultural Google Arts & Culture viaja hasta Malí para mostrar sus cuatro maravillas (manuscritos, música, monumentos y arte moderno) a través de un portal [Mali Magic] en el que se explora el legado de este país tan tristemente castigado por diferentes crisis”. La noticia habrá alegrado a los numerosos lectores del CIDAF-UCM que se interesan por el legado de los moriscos españoles en ese país. En Cuadernos, vol. II, nº 8, mayo de 1988, CIDAF publicó “Los Armas. Polémica y realidad”, de Juan Manuel Riesgo, sobre la marcha de los moriscos españoles a África, y en particular sobre las tropas de Yaudar Pacha en Malí, la batalla de Tondibi (11 de marzo de 1591) y los orígenes del pueblo Arma en Tombuctú. En marzo de 2019, Fundación Sur (sucesora de CIDAF y predecesora del actual CIDAF-UCM) publicó “Raíces hispanas de Tombuctú”, donde se mencionaba los esfuerzos del arma Ismael Diadie Haidara para salvar de los yihadistas manuscritos y libros, en particular los de la biblioteca andalusí de Tombuctú “José Angel Valiente”, construida en 2003 con ayuda de la Junta de Andalucía. Como tituló The Conversation el 29 de marzo, refiriéndose al proyecto “Mali Magic”, “Los manuscritos de Tombuctú colgados on line son sólo una pequeña parte de los antiguos archivos de África Occidental”. Con todo, la puesta en marcha de “Mali Magic” ha sido una excelente iniciativa.
 
Existe además la posibilidad de consultar la WAAMD (The West African Arabic Manuscript Database, disponible en la web), iniciada hace 30 años por el profesor emérito de la Universidad de Illinois Charles C. Stewart. Se trata de una base de datos bilingüe que comenzó describiendo los manuscritos en árabe del sur de Mauritania y se amplió para incluir otras colecciones de manuscritos de África Occidental, algunos de los cuales se encuentran en Europa y Estados Unidos. A partir de 2018 se le han ido incorporando los inventarios del proyecto SAVAMA-DCI (Salvaguarda y Valorización de los Manuscritos para la Defensa de la Cultura Islámica) de Tombuctú, también disponible en la web, en el que universidades de Estados Unidos y Europa colaboran con instituciones malienses para preservar y digitalizar 250.000 manuscritos de Tombuctú.
 
gondar_etiopia_arquitectura_arte_cc0.jpgLa mala noticia apareció en The Conversation del 29 de marzo: “Ethiopia’s war in Tigray risks wiping out centuries of the world’s history” (La guerra de Etiopía en Tigray podría barrer siglos de la historia del mundo). Su autor, Hagos Abrha Abay, fundador del “St Yared Center for Ethiopian Philology and Manuscript Studies” de la universidad de Mekele, capital del Tigray, y en la actualidad investigador en el de Departamento de Estudios de Manuscritos, de la Universidad de Hamburgo, ya había publicado en junio de 2021 “Brutalities against Religious People, and Heritage Destruction in Tigray”, con un primer listado de localidades saqueadas o dañadas, principalmente iglesias y alguna mezquita; de objetos, libros y manuscritos robados; y de brutalidades y asesinatos cometidos, también contra numerosos clérigos y monjes. “Cultural cleansing” (limpieza cultural), lo llamó Hagos. La expresión la recogió Jane Flanagan escribiendo en The Times de Londres el pasado 8 de febrero, en el que alertaba de la aparición en varios mercados, entre otros eBay, a precios irrisorios, de objetos sagrados, libros antiguos y manuscritos procedentes de Tigray, muchos escritos en ge’ez, la antigua lengua del reino de Axum, que todavía se utiliza en la liturgia de la Iglesia ortodoxa etíope. Hagos atribuye los saqueos y expolios principalmente a militares eritreos, presentes en Tigray desde que estalló la contienda en noviembre 2020, pero también a tropas gubernamentales y milicias amharas.
 
Siempre según Hagos, si también militares cristianos participan en los saqueos de objetos religiosos es porque esos objetos y escritos forman parte de la conciencia identitaria de Tigray que quieren doblegar, una de las causas que han llevado a la guerra civil. Según los tigrinos, Santa María de Sion, en Axum, simboliza la llegada del Cristianismo a África subsahariana. La basílica habría sido construida en el siglo IV durante el reinado de Ezana, el primer gobernante cristiano del Reino de Axum y, según la tradición, en ella se custodia el Arca de la Alianza, que fue depositada allí por Menelik I, hijo de Salomón. Y en Negash, pequeña población de unos 8.000 habitantes, siempre en Tigray, se encuentra la mezquita Al-Nejashi, símbolo de la llegada del Islam. Según una tradición que aparece en la Sira (vida de Mahoma) de Ibn Ishaq (704-768), durante la persecución de los primeros discípulos de Mahoma por parte de los Quraysh de La Meca, el profeta decidió buscarles un refugio seguro. Dijo a algunos de ellos: “Id a Habesha, donde hay un rey cristiano. Hay justicia en su reino. Habesha es tierra de la verdad. Permaneced allí hasta que con la ayuda de Dios consigamos la victoria”. 15 compañeros del Profeta habrían llegado a Axun en el año 615 [La Hégira, la emigración del Profeta y de sus seguidores desde la Meca hacia la población de Yahrîb, –desde entonces denominada Medina–, tuvo lugar en 622], y más tarde se les unieron otras 101 personas. El rey de Axum les ofreció hospitalidad y rechazó las presiones de los Quraysh para que los devolviera a La Meca. A su vez, Mahoma instruyó a sus seguidores para que respetaran y vivieran en paz con los cristianos del país. Muchos de esos musulmanes murieron y fueron enterrados en la ciudad sagrada de Negash.
 
La de los nacionalismos suele ser una memoria selectiva. También en Tigray. Así, según Hagos, la batalla de Adwa (1 de marzo de 1896) en la que las tropas italianas fueron derrotadas, terminando así el intento de colonización de Etiopía, forma parte integrante de la conciencia identitaria de Tigray. Cierto es que, geográficamente, Adwa se encuentra en Tigray, pero las tropas que Menelik II envió contra los italianos eran y se sentían etíopes. Los nacionalismos regionales llegaron más tarde. Y con ellos las guerras civiles y los saqueos culturales.

Ramón Echeverría

[CIDAF-UCM]

Autor

  • Investigador del CIDAF-UCM. A José Ramón siempre le han atraído el mestizaje, la alteridad, la periferia, la lejanía… Un poco las tiene en la sangre. Nacido en Pamplona en 1942, su madre era montañesa de Ochagavía. Su padre en cambio, aunque proveniente de Adiós, nació en Chillán, en Chile, donde el abuelo, emigrante, se había casado con una chica hija de irlandés y de india mapuche. A los cuatro años ingresó en el colegio de los Escolapios de Pamplona. Al terminar el bachiller entró en el seminario diocesano donde cursó filosofía, en una época en la que allí florecía el espíritu misionero. De sus compañeros de seminario, dos se fueron misioneros de Burgos, otros dos entraron en la HOCSA para América Latina, uno marchó como capellán de emigrantes a Alemania y cuatro, entre ellos José Ramón, entraron en los Padres Blancos. De los Padres Blancos, según dice Ramón, lo que más le atraía eran su especialización africana y el que trabajasen siempre en equipos internacionales.

    Ha pasado 15 años en África Oriental, enseñando y colaborando con las iglesias locales. De esa época data el trabajo del que más orgulloso se siente, un pequeño texto de 25 páginas en swahili, “Miwani ya kusomea Biblia”, traducido más tarde al francés y al castellano, “Gafas con las que leer la Biblia”.

    Entre 1986 y 1992 dirigió el Centro de Información y documentación Africana (CIDAF), actual Fundación Sur, Haciendo de obligación devoción, aprovechó para viajar por África, dando charlas, cursos de Biblia y ejercicios espirituales, pero sobre todo asimilando el hecho innegable de que África son muchas “Áfricas”… Una vez terminada su estancia en Madrid, vivió en Túnez y en el Magreb hasta julio del 2015. “Como somos pocos”, dice José Ramón, “nos toca llevar varios sombreros”. Dirigió el Institut de Belles Lettres Arabes (IBLA), fue vicario general durante 11 años, y párroco casi todo el tiempo. El mestizaje como esperanza de futuro y la intimidad de una comunidad cristiana minoritaria son las mejores impresiones de esa época.

    Es colaboradorm de “Villa Teresita”, en Pamplona, dando clases de castellano a un grupo de africanas y participa en el programa de formación de "Capuchinos Pamplona".

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