Autor : Carlos Bajo Erro
Tendai Huchu ha dado un paso más. Es un joven novelista zimbabuense que se ha decido a despuntar sin hacer concesiones. Hace algún tiempo que su nombre resuena en todas esas listas de las que últimamente nos hacemos eco para proyectar la vitalidad de las literaturas africanas. Es decir, figuraba entre las promesas para convertirse en escritores con una carrera consolidada y su último paso ha sido valiente, sin dejarse encorsetar por lo que se esperaba de él, más allá de una obra atractiva. En su novela The Maestro, The Magistrate and The Mathematician hace un arriesgado ejercicio narrativo, pero también filosófico. En el primer sentido, buscando un complejo hilo que no da facilidades al lector. En el segundo, proyectando una imagen de la diáspora que huye de las cuestiones identitarias más manidas. En una reciente entrevista publicada en el portal del Short Story Day Africa, Huchu lanzaba una provocativa explicación de sus motivaciones al confesar algo así como “escribo sobre lo que me da la gana, sobre lo que importa” (en una traducción dulcificada de sus palabras textuales).
No es precisamente el ser comedido lo que ha caracterizado la corta pero intensa carrera de Huchu. Su nombre ya sonó con fuerza con una novela debut audaz, The Hairdresser of Harare, que despertó un considerable interés en todo el mundo. El autor exploraba, por un lado, la desastrosa situación social y económica de Zimbabue, pero también la belicosa actitud homófoba de las autoridades. Sin embargo, planteaba la narración como una comedia. Su éxito le llevó que The Hairdresser of Harare fuese traducida y publicada inmediatamente en los principales mercados editoriales europeos.
Ese reconocimiento se consolidó con su nominación el pasado año como finalista del Caine Prize, que en los últimos años se ha convertido en uno de los principales altavoces de los autores africanos emergentes, básicamente, por su proyección. “The Intervention” es el relato con el que aspiró al galardón que finalmente se llevó Okwiri Oduor. En ese caso, Huchu dibujaba a un grupo de jóvenes zimbabuenses que desde el Reino Unido miraban con distancia el resultado de las elecciones en su país de origen. La apatía y el cinismo eran lo principales invitados de esa reunión.
Sin embargo, más allá de esa trayectoria de provocación y de incorrección política, la última de las apuestas de Tensai Huchu, continúa resultando sorprendente. En The Maestro, The Magistrate and The Mathematician, el autor trenza tres historias completamente diferentes, para llegar a un final en el que todas ellas confluyen y acaban adquiriendo sentido. Pero el ejercicio va un paso más allá todavía y cada una de las narraciones tiene su propio tempo y su propia lógica. Resulta curioso cómo Huchu explica la relación entre los tres pilares de su novela. Asegura que a la hora de crear la ficción se planteo cada uno de los tres personajes como las agujas de un reloj. “El maestro” es la aguja que marca las horas, “es lento y superficial”. “El magistrado” es el minutero, el más estable, el que marca el ritmo constantemente y la referencia en todos los casos. “El matemático” es el ritmo frenético. El rizo se riza aún más en la medida en la que el autor hace un paralelismo constante con la obra Los demonios de Dostoievski.
Evidentemente en la historia de los tres zimbabuenses instalados en Escocia, la realidad de la diáspora está presente. La relativa preocupación por la actualidad política y social de su país de origen y también la compleja comunión entre las costumbres y convicciones zimbabuenses y las escocesas, pone sobre la mesa esa doble vida del expatriado. Pero, al mismo tiempo, quizá por esa indolencia que el autor proyecta en sus personajes, esa apatía en ocasiones, el cinismo en otras, la impotencia o bien la prioridad de la supervivencia, el hecho diaspórico no se convierte en el centro de la reflexión. No en vano, si de algo se ha quejado Huchu ha sido de la limitación de los temas sobre los que, supuestamente, los autores africanos pueden escribir. Y por eso, la ruptura de estos esquemas es, absolutamente, intencionada.
En este caso, Tendai Huchu da la impresión de no poder renunciar a un particular humor ácido como tampoco a su crítica política. Como ya ocurría en The Hairdresser of Harare y, en cierta medida, en “The intervention”, en The Maestro, The Magistrate and The Mathematician algunas situaciones críticas aparecen en un extraño tono humorístico.
Original en : Wiriko