Tanzania , los albinos forman un equipo de fútbol , por Antonio Molina

9/06/2010 | Bitácora africana

En África, desde tiempos inmemoriales, los albinos son considerados una maldición. En muchos lugares, son sacrificados al nacer o sencillamente eliminados. Los que sobreviven son despreciados en sus ambientes y considerados seres abominables, criaturas maléficas…DE HECHO, NO HAY NADA MÁS LEJOS DE UN SER HUMANO BELLO, QUE UN ALBINO.

Los afro-americanos acuñaron esta frase: “BLACK IS BIUTIFULL”, pero en cuanto el africano pierde su bello color chocolate puro o con leche, se queda en “chocolate blanco”…¡Vaya cacao!

LOS ALBINOS DE DAR ES SALAM SE ORGANIZAN

Para salir de su aislamiento y ganar en autoestima, un grupo de albinos ha formado un club de fútbol. Aficionados, no cabe duda que lo son, pero necesitan entrenarse mucho, pues su objetivo es jugar en la Liga nacional, lo que para nosotros es la Primera División.

Oscar Heule, un cooperante europeo, es el técnico y entrenador del “Albino United” de Dar es Salam, el puerto más importante de Tanzania. He aquí sus declaraciones: “Aún no están al nivel de los profesionales. Deben trabajar todo el día para ganarse el sustento y algunos no tienen dinero ni para pagarse el billete del autobús para venir al lugar de entrenamiento. Además, hay que esperar que baje un poco el sol por la tarde, pues la arena del campo está ardiendo y varios entrenan descalzos.”

El equipo cuenta con una plantilla-cantera de 25 miembros.

SER ALBINO NO ES UNA MALDICIÓN

Severin Edgard Mallya, el fundador del club, es activista de los Derechos Humanos. En Tanzania, la persona albina vive al margen de la vida social. La ausencia de pigmentación de la piel, de los cabellos y de los ojos es consecuencia de una enfermedad genética: El albinismo.

Muchas mujeres africanas, al cruzarse con un albino, se protegen escupiendo en el suelo…para autovacunarse y no tener hijos como aquel.

En ese país de África Oriental, se estima que los albinos son unos 170.000 entre una población que roza los 40 millones de habitantes.

UN “VIACRUCIS” QUE DURA LA VIDA ENTERA

Los niños albinos crecen en la familia maltratados y despreciados por los otros miembros “coloridos”. Sus padres se avergüenzan de ellos. Si consiguen ir a la escuela, allí los compañeros se ensañan con ellos, en los recreos los persiguen y los golpean, por eso algunos niños albinos acaban huyendo de casa de sus padres y se incorporan a alguna pandilla de albinos, niños de la calle. Cuando se tornan adultos, para sobrevivir, se ven obligados a aceptar trabajos que nadie quiere con salarios más bajos que lo normal.

Este tormento dura hasta alrededor de los 40 años, que es la duración media de la vida de un albino, ya que el sol tropical desarrolla el cáncer de la piel, en una epidermis sin pigmentación. El albino muere en medio de sufrimientos atroces.

En los últimos tres años, en la región del lago Victoria, más de 50 albinos, muchos de ellos niños, fueron asesinados. Los pescadores tradicionales dicen que los cabellos de los albinos entrelazados en las redes atraen a los peces y que su carne es el mejor cebo para la pesca. Esta epidemia de furor supersticioso obligó a las autoridades a tomar cartas en el asunto.

LUCHANDO POR SU REHABILITACIÓN

En abril 2008, el presidente de Tanzania, Jakaya Kikwete, nombró a una señora albina, diputada en el parlamento. Es la primera vez que una cosa así acontecía en el país.

La diputada, Al Shymaa Kway Geer está encargada de defender a las minorías perseguidas y promover leyes que las protejan. Un año después, la policía arrestó a 172 personas acusadas de crímenes rituales contra los albinos. Muchos de los acusados declararon en el tribunal haber comido las manos y los genitales de sus cadáveres con el fin de conseguir la riqueza y la suerte.

ORGULLO RECONQUISTADO

El equipo se reúne todas las tardes delante del Hospital Oncológico de Dar es Salam, donde tiene su sede la Asociación Tanzana de Albinos.

Severin Edward declara: “Es necesario modificar los antiguos prejuicios contra los albinos y hacer desaparecer el clima de odio contra la comunidad albina.” La acción represiva de la policía puede ayudar a frenar la violencia, pero no basta. Hay que mudar las mentalidades.
Cada domingo, el club “Albino United” demuestra ante el gran público, que son personas normales y que pueden practicar el deporte con nivel profesional. Con pasión y con lealtad, pero sin miedo.

Al principio, el equipo se llamaba “Albino Magic Team”, recuerda Oscar Heule, entrenador del equipo. Pero preferimos cambiar el nombre, porque la palabra “MAGIC” sugería poderes preternaturales y reforzaba la idea de la gente sobre los albinos, seres “fantásticos” y “mágicos”, contra los que no se puede luchar con éxito.

EL PRIMER PARTIDO OFICIAL

Tarde del 26 de octubre de 2008, el gran estadio de Dar es Salam rebosa con millares de espectadores. Frante a frente el equipo albino, que va a medir sus fuerzas con el equipo de los parlamentarios. El resultado no era lo más importante. En el campo se trataba de quemar el último tabú.

“Teníamos el deber de soportar los gritos injuriosos de algunos espectadores sin alterarnos, pero la acogida del público en general fue calurosa.” Desgracias Ngonyani, capitán del equipo, de 21 años, recuerda que “la emoción que sentimos era incomunicable. Me batía el corazón fuertemente en el centro del campo.” Y continúa contándonos:

“Cuando yo era niño me hubiera gustado jugar al fútbol con mis condiscípulos, pero ellos me lo impedían. He vivido muchos años de humillación y de discriminación, pero ahora estoy en un auténtico equipo de la Liga nacional y no me avergüenzo de mi enfermedad.”

COMO VA EL EQUIPO EN EL CAMPEONATO

Hace pocas semanas que comenzó la liga tanzana, hasta ahora los resultados son aceptables: 2 empates, 4 derrotas y 2 victorias… Para mejorar su rendimiento, entrenan todas las tardes en un terreno frente al Hospital Oncológico, donde su asociación y club tienen su sede.

El terreno no tiene ni pizca de hierba, está sembrado de piedras, pero cuando llueve se transforma en un barrizal impracticable.

Existe una fila de mangos, que esconden el balón entre sus ramas, un viejo contenedor desventrado hace de portería y en la otra esquina del terreno asoma un desguace de coches…Es lo que menos se parece a una ciudad deportiva, pero nuestro entrenador dice que así aprendemos a sortear los obstáculos.

El portero, Charles, de 24 años, es el único jugador “negro” del equipo. Él mismo nos explica porque ocupa ese lugar: “Mis compañeros de equipo no ven bastante claro para defender la portería, sus ojos privados de melanina, son demasiado claros y sensibles a la luz. Es mejor que yo me ocupe de parar, ellos que corran y de vez en cuando firmen un gol.”

AÚN LES FALTA EQUIPAMIENTO

Casi todos se entrenan descalzos o con zapatillas deportivas reventadas. Dos o tres tienen botas de fútbol, pero son dos o tres números mayores, por lo que el pie va dentro a sus anchas.

Después de los ejercicios de calentamiento, juegan un partidillo con alguno de los equipos del barrio. La técnica del juego es pobre, no saben gran cosa del reglamento, el árbitro suda más que los jugadores. El esquema de juego es muy vago. Levantan nubes de polvo al chutar. Algunas veces el balón se dispara hasta la carretera. Entonces surge Mohammed Kassim, de 35 años, que es el especialista del “slalom entre vehículos”…Trabaja como electricista y es más blanco que la harina, en el equipo desempeña el puesto de delantero centro, es el artillero del “Albino United”. Dice orgulloso: “Desde que hago parte del “United” todos me respetan.”

CONCLUSIÓN

El “Albino United” no es el Barça, ni el Manchester United, pero ya empieza a llamar la atención en Tanzania. ¿Llegará un día a participar en torneos internacionales, como la Copa de África? Todo es posible…Hay que ayudarle a equiparse mejor. Si alguien quiere echarle una mano a este equipo, que tome contacto con la Fundación SUR-África. Su sueño prioritario es poseer un minibús para sus desplazamientos.

Autor

  • Antonio José Molina Molina nació en Murcia en 1932. Desde 1955 es Misionero de África, Padre Blanco, y ya desde antes ha estado trabajando en, por y para África. Apasionado de la radio, como él relata en sus crónicas desde sus primeros pasos en el continente africano, "siempre tuve una radio pequeña en mi mochila para escuchar las noticias". Durante septiembre 2002, regresa a Madrid como colaborador del CIDAF. En octubre de 2005 aceptó los cargos de secretario general de la Fundación Sur y director de su departamento África. Antonio Molina pertenece -como él mismo dice- a la "brigada volante de los Misioneros de África", siempre con la maleta preparada... mientras el cuerpo aguante.

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