El país decide cumplir con el referéndum que aprobó el cambio de capital a Dodoma 43 años después
En 1974, Juliius Nyerere, primer presidente del país, organizó la consulta popular para trasladar la capital del país. Las razones dadas eran que Dodoma tiene una posición más céntrica y es accesible desde todos los ángulos del país y que Dar es Salaam, además de estar en una punta de la nación, era una ciudad muy congestionada. La mayoría de los tanzanos aprobaron el cambio y al año siguiente se trasladó a la nueva capital la Asamblea nacional. Pero eso fue todo, el resto de oficinas y departamentos gubernamentales se quedaron en la ciudad portuaria.
Las razones aducidas para dar excusas al mandato popular eran varias e iban desde la falta de infraestructuras de la nueva ciudad al alto coste de la operación. Siempre había confusión cuando a uno le preguntaban por la capital de Tanzania, no estaba claro qué decir. Parece que ahora esta incógnita se despeja para establecer un cambio en el que el poder administrativo y legislativo se concentrará en la nueva capital, mientras que Dar es Salaam seguirá siendo el centro comercial y financiero del país.
Al inicio del año pasado, de repente, cuando todo el mundo parecía que se había olvidado de aquella decisión, el presidente del país, John Pombe Magufuli, anunciaba que antes de 2020 todos los ministerios y oficinas gubernamentales se trasladarían a Dodoma. Una decisión que podría deberse a los atascos y problemas de tráfico en Dar es Salaam, que son cada día más serios e insufribles. La congestión de la ciudad y la dificultad para moverse por ella habrían obligado a asumir esta opción.
Antes de 2020, todos los ministerios y oficinas gubernamentales se trasladarán a Dodoma
Siguiendo el anuncio del presidente, el director general del Consorcio de desarrollo de la Captial, Paskasi Muragili, desveló que la mudanza constaría unos 500 millones de dólares. Todo apunta a que Tanzania buscará ayuda económica de sus aliados para completar con éxito esta operación, especialmente de China. Muragili ha pedido al gobierno que busque la alianza con los inversores privados para poder realizar los planes en los plazos previstos alegando que la financiación exterior puede que no sea suficiente. Al mismo tiempo, pedía a estos que inviertan en la nueva capital.
Pero el presidente de Tanzania Private Sector Foundation (TPSF),Samuel Nyantahe, exige que antes de decidir su participación en este proceso se cree una comisión mixta gobierno-sector privado para ver las distintas posibilidades y contrapartidas que pudieran ofrecérseles por su intervención. El primero en mudarse a la nueva capital fue el primer ministro, Kassim Majaliwa, que en septiembre abrió su oficina allí.
Parecía que tras aquel gesto todo se había parado de nuevo, pero no ha sido así. Para dar ejemplo, al menos 87 funcionarios pertenecientes a la oficina de presidente, ya han sido transferidos a Dodoma, informó la ministra encargada de la Administración y la buena gobernanza, Angellah Kairuki, cuyo ministerio tenía previsto empezar a operar en Dodoma enero. Junto a ellos se moverían, en un primer momento, los altos cargos de su departamento. Pero la mayoría de los funcionarios continuarán trabajando en Dar es Salaam hasta que sus oficinas estén preparadas en la nueva capital.
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El presidente tanzano estableció la fecha límite de este 28 de febrero para que todos los ministros abran sus dependencias en Dodoma, y parece que ahora todos corren para estar fuera de Dar es Salaam antes de esa fecha. Pero a ellos les sucede lo mismo que a Kairuki, que solo pueden llevarse a los altos cargos. El problema que se le presenta a la ministra Kairuki y al resto de sus colegas es que los edificios que deben albergar a tanto funcionario todavía no están construidos, o la obra se encuentra en sus inicios, por lo que es posible que el traslado de la mayoría de los empleados públicos se retrase hasta el último momento, en teoría el año 2020, según la declaración del presidente tanzano.
También está sin construir lo que será el palacio presidencial, aunque la tierra para ello ya está alocada. Mientras, algunos ministerios han establecido oficinas provisionales en donde les ha sido posible, como en algunas de las facultades de la universidad de Dodoma. En previsión, en los últimos años se ha invertido en carreteras y otras infraestructuras en la zona de Dodoma. Sin embargo falta un aeropuerto digno de una capital y facilidades comerciales, educativas y residenciales para acomodar a todos los funcionarios que se ven obligados a trasladarse con sus familias hasta allí.
Algunos tanzanos muestran su escepticismo ante este cambio de sedes del gobierno. Dicen que posiblemente durante años todo será un caos, “las oficinas de los distintos ministerios empiezan a estar divididas entre las dos ciudades y va a ser difícil realizar diligencias en ellas, no estando claro todavía a dónde acudir en cada momento”, declara un ciudadano del país.
No es la primera vez que un país africano transfiere su capital. En 1991 Nigeria cambió Lagos por Abuya, una ciudad planificada desde sus cimientos en el centro del país con la intención de neutralizar la división étnica y religiosa de la nación, al mismo tiempo que se descongestionaba la antigua capital. Se comenzó a construir en los años 70, resaltando siempre su significado de neutralidad. Similares fueron las razones para trasladar la capital de Costa de Marfil de Abiyán a Yamusukro años antes, en 1983. Otro caso curioso es el de Sudáfrica que cuenta con tres capitales: Pretoria, la administrativa, Ciudad del Cabo, la legislativa, y Bloemfontein, la judicial.
Original en Blogs de El País África no es un país
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