Tanzania, el arte “tinga tinga”, por Antonio Molina

22/09/2010 | Bitácora africana

En muchos países de África encontramos diversas manifestaciones artísticas en el dominio de la pintura. Son famosas las decoraciones geométricas que las mujeres “ndebeles” de Sudáfrica realizan en sus casas, con pinturas de colores vivos; en otros lugares se emplean las tierras con sus escalas de ocres y rojos. En Tanzania también existía, desde tiempos antiguos, la tradición de decorar los muros de la chozas, sobretodo en el sur de Tanzania, donde también se ubican los famosos escultores “makondes”, que desbordan la frontera del río Rovuma y se extienden por Mozambique. Son especialistas de trabajar la madera del ébano: El árbol de corteza blanca y corazón negro.

EDWARD SAIDI TINGATINGA

En este ambiente artístico vino al mundo el niño Edward Saidi. Desde su adolescencia empezó a imitar los dibujos tradicionales, que decoraban las “pallotas”, representando animales o escenas aldeanas, que eran coloreadas con pigmentos naturales…Poco a poco, Edgard empezó a pintar sobre tablas con pintura moderna al óleo o al agua. Compraba en las droguerías y en las tiendas de materiales de construcción, las pinturas plásticas.

En 1968, Edgard hace su primera exposición en Dar-es-Salam y es entonces que el mundo occidental comienza a conocer esta técnica artística. Tingatinga pintaba entonces sobre tableros de madera. Su pintura favorita era la que se emplea para pintar los cuadros de las bicicletas, por su brillo esmaltado.

Los cuadros pintados por el maestro Tingatinga y sus discípulos, comprados por diplomáticos y cooperantes occidentales se difundieron rápidamente por toda Europa y América del Norte. Empezaron a ser muy procurados por los turistas.

Los artistas evolucionaron para facilitar el transporte y pasaron de la madera al lienzo, por causa de la mayor facilidad del transporte. También repertoriaron las escenas que eran más solicitadas y se especializaron en ellas. “Business is business!”
Pronto las calles y plazas cercanas a los hoteles y mercados se llenaron de sus hermosos cuadros. Podemos decir que este estilo se desarrolló gracias a una armoniosa combinación del arte y del comercio.

A la muerte del maestro en 1972, sus amigos y discípulos decidieron que en adelante a este estilo de pintura, brillante y colorista, estilizada y casi “naif” le darían el nombre de “TINGA TINGA ART”…Y así va corriendo por el mundo.

Autor

  • Antonio José Molina Molina nació en Murcia en 1932. Desde 1955 es Misionero de África, Padre Blanco, y ya desde antes ha estado trabajando en, por y para África. Apasionado de la radio, como él relata en sus crónicas desde sus primeros pasos en el continente africano, "siempre tuve una radio pequeña en mi mochila para escuchar las noticias". Durante septiembre 2002, regresa a Madrid como colaborador del CIDAF. En octubre de 2005 aceptó los cargos de secretario general de la Fundación Sur y director de su departamento África. Antonio Molina pertenece -como él mismo dice- a la "brigada volante de los Misioneros de África", siempre con la maleta preparada... mientras el cuerpo aguante.

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