La frialdad de Arusha, a la que los residentes de esta ciudad se han acostumbrado hace mucho tiempo en esta época del año, se profundizó hace pocos días cuando sus residentes, simpatizantes afligidos de otros lugares de Tanzania y más allá de las fronteras, se unieron en una enorme familia de dolientes para despedir a 32 alumnos que murieron en un accidente de autobús el anterior fin de semana en Karatu. También fueron arrebatadas por la muerte las vidas de dos maestros y el conductor del malogrado autobús que se sumergió en un barranco en Karatu.
Cuatro carreteras principales fueron cerradas al tráfico normal para allanar el camino para que los ataúdes que llevaban los cuerpos del difunto fueran transportados de la morgue del hospital del montaje Meru al estadio del jeque Amri Abeid donde se realizó una masiva despedida. El lugar estaba atestado desde las 7 de la mañana y tres horas más tarde apenas había espacio libre, lo que provocó que cientos de personas se convirtieran en participantes desde fuera del recinto.
La última vez que el estadio Sheikh Amri Abeid sirvió como un funeral en masa fue en enero de 2009 para el cantante de música evangélica Fanuel Sedekia, que murió en Jerusalén en diciembre de 2008. Había ido allí en peregrinación en compañía de un predicador local, Christopher Mwakasege.
En el funeral de ayer, el personal médico tuvo dificultades para hacer frente a las decenas de personas, que según algunas estimaciones se calculaban en más de 150, que se derrumbaron y se desmayaron, y el control de multitudes impuso desafíos a la policía y al personal del ejército. Los líderes religiosos cristianos, islámicos, hindúes y bohras honraron la misa funeraria al aire libre a la que asistieron, entre otros, varios ministros de gabinete y miembros del Parlamento.
Tres de las 32 víctimas fueron enterradas ayer en Arusha. La Vicepresidenta, Samia Suluhu Hassan, visitó y consoló a las familias de dos de ellos, Adai Lucas Mollel, en Olasiti, y Sabrina Said, en Kwa-Mrombo, donde se encuentra la escuela Lucky Vincent donde los niños estudiaban. Kwa-Mrombo era una de las partes más afectadas de la ciudad, pues la mayor parte de los niños que murieron en el accidente venía de allí.
Mientras tanto, las autoridades disiparon rumores de que uno de los tres alumnos heridos admitidos en el Hospital Mount Meru, Doreen Mshana, de 13 años, de Olasiti, había muerto. Doreen, y otra niña, Sadia Ismail Awadh (11), de Kwa-Mrombo, y un niño, Wilson Geoffrey Tarimo (11), también de Kwa-Mrombo, son los tres supervivientes. El doctor responsable, Timothy Wonanji, dijo que la niña, ahora bajo la Unidad de Cuidados Intensivos, estaba mejorando.
La Vicepresidenta junto con la Ministra de Educación, Ciencia Tecnológica y Formación Profesional, Joyce Ndalichako, visitaron a los tres alumnos en el hospital poco antes de la misa del estadio.
Marc Nkwame
Fuente: AllAfrica
[Traducción y edición, Fernando Martín]
[Fundación Sur]
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