Surrealismo a orillas del Nilo. El grupo Art et Liberté, por Afribuku

3/04/2017 | Bitácora africana

Autora Invitada: María Gómez López *

El Museo Reina Sofía de Madrid acoge en este momento la primera exposición dedicada exclusivamente al grupo surrealista egipcio Art et Liberté, comisariada por el dúo Art Reoriented, compuesto por Sam Bardaouil y Till Fellrath. La muestra, que podrá visitarse hasta mayo de este año en Madrid, viene del Centro Georges Pompidou en París y partirá hacia Kunstsammlung Nordrhein-Westfalen de Düsseldorf, donde se inaugurará en el próximo julio. Su itinerario finalizará en marzo de 2018 tras su paso por Tate Liverpool.

El grupo Art et Liberté nace en diciembre de 1938 en un Cairo colonizado al que comienzan a llegar los ecos de la Segunda Guerra Mundial. Es en este momento de nacionalismo exaltado, de propaganda política y desfiles militares a cielo abierto, en que una serie de artistas de diversos orígenes, edades y disciplinas confluyen en la capital egipcia. Entre ellos se encuentran Fouad Kamel, Hassan El Telmisany, Mayo (Antoine Maillarakis), Amy Nimr, Samir Rafi, Ramses Youanane, Ida Kar, Georges Henein, Inji Efflatoun o Lee Miller.

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Georges Henein, poeta nacido en Cairo en 1914, fue el gran impulsor del desarrollo del movimiento surrealista en Egipto. Habiendo vivido en España, Italia y Francia, el panorama cultural de estos países dejó huella en él. Años más tarde, llevaría a su tierra natal las ideas allí aprendidas. El 4 de febrero de 1937, con su discurso Bilan du mouvement en Cairo, sentaría las bases del que un par de años más tarde sería el grupo Art et Liberté. Durante la vida del colectivo impulsó y participó activamente en las diversas actividades expositivas y editoriales de los distintos miembros.

A finales de los años 30, perpetuando la tradición de los movimientos de vanguardia de redactar un manifiesto recopilando los principios y objetivos del grupo, más de una treintena de artistas firman el texto ‘Viva el arte degenerado’, ilustrado por una imagen del Guernica de Picasso, con el que hoy se reencuentra en Madrid. Es en esta declaración donde se expresa la aspiración del grupo a ser políticamente activo y crítico con su sociedad evitando, sin embargo, el nacionalismo y el arte de propaganda del poder, el academicismo exacerbado o la actitud burguesa de considerar el arte como algo reservado a las altas esferas, como ocurría en el conocido Salon du Caire.

Es también en este documento donde, en contra del “arte por el arte”, expresan su firme creencia en la necesidad de la creación comprometida con la sociedad, donde declaran que su producción artística será entendida y utilizada como plataforma para la reflexión y la denuncia de las injusticias sociales. Crear un arte con el que el pueblo egipcio se sintiera identificado, representado y reconocido, pero, sin embargo, alejado de los lenguajes del poder, fue el objetivo central de Art et Liberté. Simultáneamente, el grupo aspiraba a la conexión con el resto del mundo a través, precisamente, de la asimilación y adaptación del versátil lenguaje surrealista y el contacto con otros focos del movimiento en Bélgica, México o París.

Art et Liberté terminó por disolverse por diversas razones. Por un lado, algunos de los miembros marcharon de Egipto, perdiendo el contacto con el grupo. Por otro, si bien trataron de alejarse del academicismo y la rigidez teórica que éste proponía, no lograron desprenderse del todo de esa base ideológica que acabó tiñendo el carácter del movimiento e impidió que llegara a calar del todo en la sociedad para y por la cual supuestamente producía.

Finalmente, parte del colectivo dejó de compartir las ideas que originalmente sentaron las bases de Art et Liberté y decidieron fundar su propio grupo en 1946. Los componentes del conocido como Grupo de Arte Moderno perseguían la creación de un arte egipcio auténtico cuya iconografía se basaría en la artesanía y las artes tradicionales del país, razón por la cual fueron acusados por los miembros del ya agonizante Art et Liberté de dar lugar a una nueva forma de nacionalismo.

Combinando fotografía, dibujo, publicaciones o pintura, reflejando así la multidisciplinariedad del grupo, y montajes de vídeo de época que permiten contextualizar el Cairo de la década de los años 30 y 40, fotografías de los miembros, catálogos y folletos de sus exposiciones e, incluso, algún documento de otros focos surrealistas con los que los miembros del grupo cairota estuvieron en contacto, la exposición se articula en torno a los principales temas tratados por Art et Liberté.

Entre esos temas, la guerra, realidad presente en el Cairo de los años 30, es claramente una de las obsesiones centrales, latente en muchos de los trabajos. El cuerpo fragmentado, una constante no sólo en esta muestra y este movimiento artístico, sino en general en el arte surrealista, parece precisamente aludir aquí a los estragos y la destrucción causados por el conflicto en obras como las de Ramses Younane, Antoine Maillarakis o Amy Nimr. Sin embargo, también se vuelve metáfora de ese “de-construir para re-construir” que se encuentra en la base del movimiento.

Escribía Henein: “La voz de la mujer de la ciudad se filtra ahora por todo el horizonte. Dice que siente unas violentas ganas de volver a su río. Quiere relatarle la historia de los brazaletes que le abrasan los brazos. Y de los ardientes insomnios que le vacían los ojos y que solo desaparecerán con la tentación de matar a ciertos amantes incapaces de comprender nada que no sea su cuerpo”, cita incluida en la sala del Reina Sofía dedicada a la mujer de la ciudad.

Y es que, en algunos casos como el de Kamel y Hassan El Telmisany, Mahmoud Said o Fouad Kamel, los cuerpos representados, fragmentados y desnudos, son femeninos, revelando otra de las preocupaciones de Art et Liberté: la situación de la mujer en el Cairo contemporáneo. En ese momento, el aumento progresivo de la prostitución en la capital egipcia durante la guerra, en el que el cuerpo femenino se convertía, una vez más, en territorio de conquista, dio lugar a toda una reflexión sobre el papel de las mujeres en la sociedad local. En esta sección de la muestra se recuerda que fueron bastantes las mujeres que colaboraron con Art et Liberté, tanto como artistas, como mecenas, organizando veladas y reuniones en sus casas y ofreciendo apoyo económico a los artistas. Entre ellas se podría mencionar a Inji Efflatoun, Amy Nimr, Lee Miller o Marie Cavadia.

En una de las últimas salas de la muestra se expone una selección de trabajos fotográficos del grupo. A través de encuadres peculiares, la utilización de técnicas como la solarización o el fotomontaje y la inclusión de máscaras y otros objetos, los surrealistas del Cairo exploraron con su fotografía experimental los efectos de la colonización, los espacios alienantes del conflicto o, de nuevo, la fragmentación del cuerpo. Entre los fotógrafos presentados en este apartado se encuentran Levon Alexander Boyadjian, Ida Kar o Étienne Sved.

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Tras la obra de Art et Liberté subyace un honesto retrato y una profunda reflexión de la situación y los temas vigentes en la sociedad cairota de los años 30, tales como el conflicto, la situación y el papel de la mujer, el entorno urbano, la frontera o el exilio. Resulta sorprendente descubrir que, en muchos casos, como en el de los dibujos de lápiz y tinta sobre papel sobre el desarraigo, la muerte y el exilio de Eric de Nemes, estas reflexiones resultan, casi un siglo después, de radical y absoluta actualidad.

Tal y como mencionaba Sam Bardaouil en la conferencia de presentación de la muestra, ésta viene a ser, de alguna manera, una llamada de atención sobre la importancia de reconsiderar lo conocido, estudiado y asumido de ciertos movimientos artísticos, y de profundizar en los focos de los mismos que, desde hace años, han quedado relegados a los márgenes del discurso canónico de la historia del arte.

El comisario considera que, si bien en el ámbito académico estas reflexiones están siendo progresivamente desarrolladas, se encuentran escasamente reflejadas en términos prácticos (o expositivos, en este caso). La muestra sobre el grupo Art et Liberté no solo vendría entonces a cuestionar el estudio y exposición del Surrealismo, generalmente centrado en su foco europeo, sino también a mostrar otra faceta del arte egipcio más allá del habitual anclaje en el período faraónico o islámico.

Bardaouil, por otro lado, también habló de este trabajo como una vía para romper con esa frecuente asociación y definición de la modernidad del otro por comparación al uno. El comisario reivindicó la importancia de valorar el movimiento surrealista en Egipto de manera independiente y no necesariamente por comparación a un canon previamente establecido, precisamente teniendo en cuenta que el Surrealismo nunca dejó de ser un movimiento experimental que promovía el cambio, la asimilación y la reinvención. Así, alentaba desde el auditorio del Museo Reina Sofía a hacer historia del arte, tanto teórica como prácticamente, desde una perspectiva inclusiva, que permita considerar y mostrar las particularidades, entorno y circunstancias de cada movimiento y producción artística en toda su riqueza.

La muestra ‘Art et Liberté. Ruptura, guerra y surrealismo en Egipto (1938-1948)’ podrá verse en el Museo Reina Sofía de Madrid hasta el 28 de mayo. Más información en este enlace.

*María Gómez López: Historiadora del arte, especializada en arte contemporáneo del mundo árabe tras realizar sus estudios de máster en ‘School of Oriental and African Studies (SOAS) University of London’. Actualmente realiza su doctorado sobre la producción artística contemporánea en el Norte de África, Oriente Medio y su diáspora centrada en explorar los procesos de construcción de la identidad a través de la reflexión sobre el habitar y la pertenencia al lugar.

Original en : Afribuku

Autor

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