Suráfrica: un imán para la migración

23/07/2009 | Crónicas y reportajes

Mientras Suráfrica se prepara para albergar el Mundial de Fútbol de 2010, a la vez está tomando medidas para asegurar que los fans de fútbol, se vuelven a sus casas, cuando el mundial termine.

Suráfrica, la economía más fuerte del continente, tiene una población estimada de entre 3 y 5 millones de migrantes africanos indocumentados en una población de 47 millones de habitantes, según el Instituto de Relaciones de Raza de Suráfrica, y su presencia ya ha provocado violencia en algunas ocasiones.

Ahora, algunos predicen que la relajación de las medidas y requisitos para entrar en el país durante el mes que dura el acontecimiento deportivo, va a empeorar las cosas.

George Khola, de 36 años, un ghanés que vende fruta y verduras en el mercado de Johannesburgo, está seguro de que el número de migrantes se disparará al acercarse los mundiales de fútbol. “Esta es la oportunidad”, asegura, “África Occidental al completo de vendrá”.

Otros dicen que con o sin Mundial, los migrantes seguirán llegando a Suráfrica en busca de trabajo, o pidiendo refugio porque están perseguidos en sus países, o por la pobreza.

“sabemos que Suráfrica es un imán para la migración en el continente”, asegura Morne Fourie de la Agencia del gobierno que regula la inmigración.

El doctor Darshan Vigneswaran, un experto en migración de la universidad de Witwatersrand, dice que los migrantes seguirán entrando en el país porque la entrada es tan fácil como pagar un soborno en la frontera.

El gobierno asegura que está trabajando en las maneras de equilibrar la bienvenida a los fans de fútbol, y hacer de esto un evento para todo el continente, pero sin poner en riesgo las fronteras.

“Esto es el mundial de África, no sólo de Suráfrica”, dice convencido Fourie.

Suráfrica se está gastando casi 145 millones de dólares americanos para dinamizar la entrada para los mundiales. Es el primer país anfitrión del mundial de fútbol que ofrece un visado específico para el evento”, para los visitantes de los países que carecen de acuerdos de libre de visado con el gobierno anfitrión. Para obtener este pase, deberán mostrar las entradas compradas para los partidos, una dirección en la que van a residir en Suráfrica y un billete de regreso a su país.

Los funcionarios de inmigración controlarán a estos visitantes y deportarán a los que se hayan quedado más tiempo del permitido. Pero el encontrarles podría resultar difícil. Una vez dentro de Suráfrica, seguro que es fácil fundirse entre la multitud entre los migrantes ilegales que ya están allí.

Fourie reconoce que la corrupción en los puestos de frontera es un problema, y añade que no es sólo en Suráfrica. Y cree que los pasaportes de lectura electrónica ayudarían a combatir este asunto.

“Un polvorín”

Las tensiones explotaron cuando, en la primavera de 2008, grandes muchedumbres de surafricanos atacaron los pueblos y ciudades donde vivían inmigrantes, matando a más de 60 personas, y asustando a miles de ellos para que abandonasen el país.

“Ese polvorín todavía está ahí”, asegura Vigneswaran, “en un años de descenso económico, mientras que los más ricos celebran en mundial, habrá gente que sea asesinada en los barrios pobres por ser extranjera”.

Nde Ndifonka, de la Organización Internacional para las Migraciones, asegura que esa violencia es una de sus mayores preocupaciones, pero duda que se queden muchos migrantes, porque todavía es muy evidente el fuerte sentimiento anti-migrantes, con muchos ciudadanos echándoles la culpa del 25 % de paro que tiene ahora mismo el país, y el aumento de la criminalidad.

Sitaka Shange, una trabajadora de oficina, asegura que hasta que el gobierno no se haga cargo del crimen y deporte a los migrantes ilegales que ya hay en el país, ella no considerará que Suráfrica esté preparada para albergar el Mundial de 2010. “Ellos vienen aquí y se cogen los trabajos y aceptan salarios que los surafricanos nunca aceptarían”.

Kevin Sithole, que dice que él ha huido de la devastadora situación económica de su país, Zimbabue, hace unos meses, cree que el mundial va a atraer a más migrantes ilegales, y no cree que el gobierno pueda hacer nada para evitarlo. “cuando llegue el momento, yo quiero estar aquí, dice Sithole, de 21 años, un vendedor ambulante de chicles y cigarrillos en Yeoville, “un montón de gente vamos a ganar dinero”.

A pesar de las promesas del gobierno para combatir la afluencia, Khola, el ghanés, parece creer que el mundial significa “fronteras abiertas”. “Para el mundial, están dando visado a todo el mundo”.

También están aquellos que aparentemente creen que las fronteras de África, siendo el producto de los colonos europeos, no deberían importar mucho. En un muro, cercano al puesto de frutas de Khola, un grafiti dice así: “En cualquier caso… ¿quién hizo las fronteras?”.

(Mail & Guardian, Suráfrica, 23-07-09)

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