Se confirmó la esperada noticia: los habitantes del Sur Sudán han decidido separarse del Norte gracias a una abrumadora mayoría del 98’8% de los votos emitidos. La verdad es que los que hemos seguido la trayectoria del Sudán en los últimos años nunca nos habríamos imaginado un resultado tan abultado en favor de la independencia. Normalmente, el escenario electoral del Sudán era el de personas y grupos “comprados” por élites políticamente muy influyentes. Los pucherazos y las manipulaciones electorales estaban tristemente al orden del día.
Ahora, la perspectiva ha cambiado completamente. Quizás fuera el hecho que la región era consciente de que se jugaba el todo por el todo y que en esos momentos contaba con la atención de muchos países y medios de comunicación con lo cual era mucho mas difícil jugar con cartas marcadas… fuera por el factor que fuera, no ha habido lugar para trucos ni amaños: los observadores internacionales alabaron la transparencia y la limpieza del proceso y es por esto que creemos que – aunque parezca el resultado una copia de aquellos plebiscitos del telón de acero donde casi votaba “sí” más del 100% del electorado – podemos decir que se ha dado el paso y que es perfectamente creíble que la voz mayoritaria del Sur Sudán se ha decantado por la separación. Incluso el presidente Bashir – tan reacio a aceptar la realidad de un Sur que quiere tener su identidad propia – ha tenido que bajar la cabeza y aceptar el resultado.
No habrá mucho tiempo para celebraciones… los problemas tanto en el Norte (Darfur, debilidad del partido gobernante, falta de libertades, estado policial, creciente oposición) como en el Sur (establecimiento de un estado efectivo, lucha contra la corrupción, representatividad democrática y seguridad/grupos armados) no son moco de pavo. Para complicar más la situación, el presidente Bashir se reafirma en un estado del Norte de Sudán con carácter árabe e islámico que tenga a la Shari’a como la ley fundamental.
Los meses venideros irán determinando muchas cosas. Para empezar, el presidente Bashir tiene que tener cuidado que no le pase en casa lo que le está pasando al amigo Mubarak. Sabe que en Sudán una revuelta así no se solucionaría fácilmente y es perfectamente consciente de que está sentado en un barril de dinamita que puede prender con cualquier chispa del descontento social y político. Quién iba a decir que, a estas alturas, parece más firme la estabilidad política del Sur que la del Norte.
Mientras tanto, creo que es de justicia dejar que los sursudaneses festejen su próxima libertad. La región ha sufrido demasiado para prolongar el sufrimiento con un yugo que a estas alturas la gente no aceptaría, ni con nuevos enfrentamientos bélicos que no harían otra cosa que derramar inútilmente más sangre… hay que aceptar la realidad tal como es y brindar por el futuro de este nuevo país. El Sur Sudán quiere ser dueño de sus propios destinos; ojalá que sea un país que, después de tanta opresión y violencia, haga lo posible para que sus ciudadanos nunca vuelvan a sufrir la discriminación o el odio. Como dijo una persona entrevistada por algunos periodistas “por fin soy hoy un ciudadano de primera en mi propio país”. Ojalá que todos en el Sur Sudán sean ciudadanos de primera.
Original en : http://blogs.periodistadigital.com/enclavedeafrica.php