Sudaneses del Sur en Sudán: Una separación a la fuerza de los destinos

30/05/2012 | Crónicas y reportajes

Los sudaneses del Sur de Sudán están abocados a la deportación después de que se les haya retirado la ciudadanía por parte del gobierno sudanés.

Jartum, Sudán:

Ellos han vivido, estudiado y trabajado juntos durante décadas, pero ahora, diez meses después de la independencia de Sudán del Sur, los sudaneses de ambos territorios de la que una vez fuera la nación más grande de África se han encontrado a sí mismos divididos en sus destinos a la fuerza.

El 8 de abril, el gobierno de Sudán retiró la ciudadanía a los sudaneses del Sur, declarándoles oficialmente como extranjeros y declarándoles como una amenaza para la seguridad. Con las negociaciones entre los dos países estancadas, después de los enfrentamientos por el dominio de la zona petrolífera de Heglig, (pequeña ciudad del estado de Kordofán) muchos sursudaneses ahora se enfrentan a la amenaza de convertirse en apátridas.

Inicialmente, el gobierno anunció el 5 de mayo como fecha tope para que los sursudanenes abandonaran el país. Esta no fue una posibilidad sencilla para muchos, sin embargo, y antes de este mes, miles de ellos se han encontrado atrapados en la ciudad de Kosti en el estado de Nilo Blanco, haciendo frente a penosas condiciones de vida. Luego el 14 de mayo, los gobiernos de Sudán y Sudán del Sur, en colaboración con la Organización Internacional de Migración, organizaron un puente aéreo humanitario que llevó a cientos de sursudaneses a Juba vía Jartum.

El efecto sobre la población sudanesa

Muchos sursudaneses en Sudán están enfurecidos con esta repentina pérdida de su ciudadanía.

Sokhon B, como muchos otros, ha pasado su vida entera en Jartum. Allí es donde nació, se ha educado, ha trabajado y ha conocido sólidas amistades. “No puedo imaginarme renunciar a mi vida aquí”, dijo a Africa Press. “Mi padre falleció y mi madre dejó esta ciudad para ir a Juba en 2005. Yo decidí quedarme. Yo solo he estado en Juba una vez en mi vida, y es muy diferente a Jartum… Fui a Juba por trabajo, pero todo era desconocido para mí. Estuve allí unas semanas, pero echaba de menos a mis amigos y mi vida en Jartum.”

Aguil L., un activista sursudanés, se explicó de manera parecida: “Todos nosotros somos sudaneses. Ambas partes no deberían forzar a los ciudadanos a marcharse. La gente ha sufrido bastante y ambos países necesitan uno del otro y que sus ciudadanos trabajen juntos por un futuro próspero. Para las zonas fronterizas sería muy importante –aunque un sueño- tener libertad de movimientos como ocurre entre Tanzania y Kenia con los Massai. Para otras zonas debería existir algo parecido a la UE; debería ser posible que los ciudadanos vivieran y trabajaran en ambos países”.

Tensión creciente

A lo largo de las dos últimas décadas, muchos de los medios sudaneses han estado fomentando el tribalismo. Con la amplia distribución de periódicos famosos por lo racistas que son, como Al-Inhitaba, la intolerancia ha crecido en el país, abriendo una brecha entre la gente de ambos países. Tales periódicos han estado haciendo campaña de forma regular a favor de la deportación de sursudaneses y apoyando las afirmaciones del gobierno sudanés sobre que la presencia de sursudaneses en el país supone una amenaza para la seguridad.

Ha existido violencia entre diferentes grupos de Sudán. El 21 de abril, por ejemplo, Mohamed Abdelkarim, un conocido pastor islámico en Jartum, llamó a sus fieles a destruir un complejo de iglesias un día después de la retirada de Sudán del Sur de Heglig. Al siguiente día, una multitud fue al complejo de la iglesia, derribó los muros, quemó Biblias, registró edificios y saqueó propiedades.

Muchos ciudadanos sudaneses, sin embargo, están muy frustrados con la decisión de su gobierno de deportar a los sursudaneses y lo ven como una medida ilegítima. “Esto es técnicamente ilegal, porque la ciudadanía en cualquier país no tiene nada que ver, o no debería tener nada que ver con la etnicidad”, observó el comentarista político Moez A.

“En realidad lo que pasa es que ninguno de los dos países quiere ser responsable de estas gentes porque el sur no quiere más gente a la que tener que cuidar, y el norte lo está haciendo para vengarse de los sursudaneses que votaron a favor de la secesión”, dijo, añadiendo: “lo peor es que las víctimas no tienen nada que ver con ninguno de los dos gobiernos, solo es pobre gente que intenta sobrevivir. Se les debería dar la oportunidad de volver, no forzarles a volver”.

MAHA EL-SANOSI

Publicado en Think Africa Press, el 28 de mayo de 2012.

Traducido para Fundación Sur por Miguel Obregón Tomé.

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