Jihan Abdulrahman está sentada en su sala de estar, rodeada de su familia y sosteniendo a su hija Samah. Ambas con lágrimas en los ojos, Jihan recuerda la última conversación que tuvo con su hermano menor Saleh en la mañana del 9 de enero: «Le desperté antes de las 9 de la mañana porque me lo pidió», recuerda secándose las lágrimas. «Él y sus hermanos querían ir a Omdurman y unirse a las protestas». Se fueron temprano porque sabían que las fuerzas de seguridad bloquearían las carreteras en algún momento para detener la protesta. Jihan habló varias veces con ellos por teléfono para asegurarse de que estaban bien, pero pronto supo que se había hecho realidad uno de sus mayores miedos: Saleh, de 22 años, había recibido un disparo. «Lucharon para llevarlo a un hospital y siguió sangrando una vez allí», dice JIhan. «Dos disparos. Uno en el brazo y el otro en la espalda». Saleh murió más tarde en el hospital.
La protesta de Omdurman fue una de las más de 300 manifestaciones antigubernamentales que han tenido lugar en Sudán desde el 19 de diciembre. Decenas de personas han sido asesinadas, la mayoría de ellas por las fuerzas de seguridad. El gobierno de Sudán calcula que el número de muertos es de 26, mientras que los activistas hablan de al menos 55 muertes.
Una espiral perversa
Cuando Sudán del Sur se separó de Sudán en 2011, el país secesionista se quedó con el 75% de los yacimientos petrolíferos, fuente de más de la mitad del producto interno bruto del antiguo Sudán. Las exportaciones de petróleo también habían sido la principal fuente de divisas en el antiguo Sudán. Después de la secesión, la economía de Sudán cayó en una espiral perversa. La inflación se ha disparado en los últimos años, dejando a muchos sin medios para comprar productos básicos, mientras que la mitad de la población del país vive por debajo del umbral de la pobreza, según el Banco Mundial.
En los meses anteriores a las protestas, la economía de Sudán se enfrentaba a tensiones adicionales. La escasez de combustible y de dinero en efectivo había dado lugar a la formación de largas colas frente a bancos, cajeros automáticos y gasolineras. En medio de la ausencia de una divisa fuerte, el precio de algunos medicamentos importados se disparó y otros empezaron a escasear.
La primera protesta se celebró en la ciudad de Atbara y fue provocada por la escasez de pan. Más tarde, las autoridades locales anunciaron que no quedaba ni un solo saco de harina en la ciudad. Después de esa primera manifestación, la gente de la ciudad vecina de Berber también salió a las calles para protestar contra las condiciones económicas. Fue el comienzo de un efecto dominó que se ha extendido por todo el país.
El gobierno declaró el estado de emergencia e impuso toques de queda en algunas de las ciudades donde los manifestantes habían salido a la calle. También anunció el cierre de escuelas y universidades. El acceso a Internet fue restringido y algunas plataformas de medios sociales como Facebook, Whatsapp y Twitter fueron bloqueadas, accesibles sólo a través de redes privadas virtuales.
Sin embargo, Internet se convirtió en la forma más fiable de documentar e informar sobre lo que estaba sucediendo en las calles después de que las fuerzas de seguridad arrestaran a los periodistas que cubrían las noticias o les impidieran informar sobre los hechos.
Han aparecido en internet videos de hombres a bordo de camionetas y con las caras tapadas por bufandas. En algunos de los videos se puede ver a estos hombres golpeando a los manifestantes o irrumpiendo en las casas de los activistas y arrestándolos. «Estas son las milicias del Partido del Congreso Nacional, actualmente en el gobierno», declaró en un comunicado el líder de la oposición Saddig al-Mahadi.
El gobierno ha respondido a las protestas culpando de sus problemas económicos a las sanciones impuestas por Estados Unidos en 1997, pero levantadas a finales de 2017. También ha acusado a los que protestan de estar bajo la influencia de lo que llama «potencias extranjeras que pretenden desestabilizar el país». «Algunos están adoptando agendas extranjeras», dijo el presidente Omar al-Bashir en su primer mitin tres semanas después de que se iniciaran las peticiones para su renuncia. «Están siendo manipulados por fuerzas externas… enemigos de Sudán. Sin embargo, reiteramos: los que quieren llegar al poder son bienvenidos. Sin embargo, sólo hay una vía para llegar el poder: las urnas. Sólo a través de elecciones transparentes y libres».
El gobierno ha anunciado planes para aumentar los salarios de los funcionarios y tratar de poner fin a la crisis económica. El Presidente al-Bashir sigue siendo desafiante en su posición de permanecer en el cargo hasta que se celebren elecciones el próximo año, mientras que los que protestan siguen decididos a continuar hasta conseguir su dimisión.
Un impulso de la oposición
El movimiento renovó sus fuerzas cuando 23 partidos de la oposición declararon su apoyo a las protestas. «El gobierno necesita poner fin a su mandato y renunciar», dijo Mubarak Elfadil, jefe del Partido Nacional de la Umma. Su partido formó parte del gobierno durante un tiempo, pero se retiró después de que comenzaran las protestas, junto con otro partido llamado Sudan Reform Now, encabezado por Ghazi Salahuddin. Ghazi fue miembro del partido gobernante, pero renunció y creó su propio movimiento político tras el inicio de las protestas.
Algunos analistas políticos dicen que las actuales manifestaciones podrían generar nuevas divisiones dentro del partido gobernante, mientras que los opositores políticos aseguran que fueron las políticas del presidente las causantes de las tensiones internas. «Las políticas del presidente Bashir ya provocaron la secesión [del sur] de Sudán y crearon multitud de conflictos y guerras en un Sudán con una economía fallida», dijo a Al Jazeera Mariam al-Aahadi, vicepresidente del Partido de la Umma. «El Presidente Bashir está asustado por la acusación de la CPI», añadió, refiriéndose a la Corte Penal Internacional de La Haya, que emitió órdenes de detención contra el Presidente de Sudán por genocidio, crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad en la región occidental de Darfur. «Está manteniendo cautivo a Sudán para poder tener un lugar seguro, y eso no funciona así», agregó.
Protestas incesantes
Ha habido varias oleadas de protestas antigubernamentales desde 2012 pero la actual se ha convertido en la más larga desde que Sudán obtuvo la independencia en 1956. Cientos de personas han sido detenidas en ciudades y pueblos de todo Sudán en el curso de las manifestaciones callejeras.
En cada marcha se escuchan consignas similares: «Libertad, Paz y Justicia» y «renunciar, eso es todo». Entre los detenidos se encuentran activistas, médicos y abogados, así como periodistas que han estado cubriendo las manifestaciones. Lo que comenzó como una ola esporádica es un movimiento cada vez más organizado gracias la iniciativa de un grupo conocido como la Asociación Profesional Sudanesa, organizador de grandes protestas en la capital, Jartum, y en varias otras ciudades. «Continuaremos luchando y haciendo realidad nuestro derecho a un cambio democrático, unidos pacíficamente como una sola nación contra el colapso del régimen en Sudán», dijo el grupo en su página de Twitter. Sus miembros están escondidos y de los que se conoce la identidad están detenidos.
«Desde el 19 de diciembre de 2018, el pueblo sudanés ha estado saliendo a las calles con valentía ante el brutal aparato militar y de seguridad del Partido del Congreso Nacional en el poder en Sudán», afirmó el grupo. «Estas violaciones incluyen el uso de munición real que causó la muerte de varias decenas de civiles pacíficos, ataques documentados contra hospitales e instalaciones médicas y la detención arbitraria de cientos de ciudadanos sudaneses».
Jihan dice que su esposo, que fue arrestado el 28 de diciembre durante una reunión con miembros del partido Baath, es uno de esos casos. «No apoyo nada de este gobierno y no les tengo miedo. Cuando mi marido salga, presentaremos una demanda contra las fuerzas de seguridad por matar a mi hermano». Pero no está claro si será liberado pronto. La Fiscalía de Seguridad del Estado de Sudán emitió el viernes órdenes de detención contra más de 70 personas, entre ellas 38 periodistas y activistas acusados de «incitación» y difusión de «noticias falsas».
Se han hecho llamamientos para que haya más protestas mientras que lo que se empieza a conocer como el Levantamiento de Sudán se adentra en su segundo mes de existencia. Sudán sigue en una encrucijada, situado entre dos bandos decididos, cada uno de ellos deseoso de ganar la batalla.
Fuente: AlJazeera
[Traducción y edición, Mariana Entrecanales]
[Fundación Sur]
Artículos Relacionados:
– La oposición de Sudán afirma estar preparada para la desobediencia civil masiva
– Rusia apoya a Sudán en materia de seguridad durante las protestas
– Sudán del Sur impide a los medios de comunicación cubrir los disturbios en Sudán
– Rusia apoya a Sudán en materia de seguridad durante las protestas
– Sudán y los grupos armados de Darfur firmarán en Berlín un acuerdo previo a la negociación
– El SLM-Minnawi rechaza las acusaciones de participación en la trata de personas en Libia
– Los rebeldes del Movimiento de Liberación de Sudán acusan al gobierno de violar el armisticio
– Conversaciones de paz en Etiopía entre el gobierno sudanés y los rebeldes
– Fuerzas rebeldes en Darfur piden ayuda humanitaria para los civiles de Jebel Marra
– Más allá de Darfur: las guerras olvidadas de Sudán, por Juan Bautista Cartes
– Sudán lanzará campaña de desarme en Darfur antes de finales de 2017
– Continúa el desgobierno en Darfur (parte I)
– Continúa el desgobierno en Darfur (parte II- final)
– Fuerzas paramilitares violan a una niña en Darfur Norte
– UNAMID podría abandonar Darfur mientras los enfrentamientos armados continuan
– Hombres armados expulsan a los agricultores de sus tierras en Darfur del Norte
– Los desplazados de Darfur del Sur desmienten el informe del gobernador sobre el regreso masivo