Sudan del Sur: el País más joven del Planeta.

13/07/2015 | Editorial

El pasado 9 de Julio 2015, Sudan del Sur cumplía cuatro años de existencia.

Los pueblos de Sudan del Sur ha sufrido demasiado, entre otras razones: por ser negros, por no ser musulmanes, por resistir una arabización forzosa por parte del gobierno de Jartum, por ser ricos y por estar divididos entre sí.

Sudan consiguió su independencia del Reino Unido y de Egipto en 1956. Los oficiales del ejército del Sudan del Sur, se amotinaron contra la imposición del Islam y de la identidad árabe, y comenzaron la guerra civil entre el Sur y el gobierno de Jartum.

El conflicto se detuvo gracias al Acuerdo de Addis Ababa en 1972 otorgando una cierta autonomía al Sur.

En 1983, el Sur, dirigido por el Movimiento de SPLM y su ejército, SPLA, se levantó en contra del Norte (Jartum). Durante estos 22 años de guerra civil, al menos 1.5 millón de personas perdieron la vida, y más de 4 millones fueron desplazados por la guerra.

Esta guerra civil se concluyó con el Acuerdo de Paz de 2005, que concedía autonomía regional al Sur, y con la promesa de un Referéndum sobre su Independencia en 2011.

Sudan del Sur votó su Referéndum en mayo 2011, y aunque el 99% de sur-sudanés pidieron la independencia total, ello no concedió la paz al joven país.

Muchos gobiernos y grupos armados están interesados en los abundantes recursos de Sudan del Sur, sobre todo: el petróleo, y por esto, tantos países regionales, como: Sudán, Uganda, etc. como extranjeros: U.S., Israel, China, etc. tienen grandes intereses económicos y estratégicos.

En diciembre 2013 los militares fieles al Presidente Salva Kiir (Dinka) y los seguidores del vicepresidente Riek Machar (Nuer) se enzarzaron en una nueva lucha por el poder, arrastrando así a toda la población a una situación trágica.

En esta nueva guerra civil del Sudan Sur, los dos bandos han causado ya más de 50.000 muertos y han desplazado a 2 millones de personas. Varios países regionales y extranjeros, están enviando armas, tropas y material de guerra, debido a sus propios intereses.

La ONU, China, Israel, Irán, US, la Unión Africana, y sobre todo Jartum, están haciendo muy poco para superar este conflicto civil en Sudan del Sur e incluso lo alimentan. Los propios ejércitos del Sur, están mostrando la más terrible crueldad contra sus propios ciudadanos.

Este conflicto se ha visto caracterizado por: masacres étnicas, violaciones y el uso de niños como soldados, (la ONU estima que más de 12.000 niños están luchando en Sudan del Sur), la quema generalizada de viviendas, la demolición de colegios, hospitales, la destrucción de puestos de agua potable etc.

Semejante crueldad no solamente es inhumana, sino que deja profundas heridas físicas, mentales y emocionales en la población, y necesitaran un largo proceso de sanación y reconciliación. Un rico país, con cuatro años de edad, está siendo reducido a cenizas.

La FAO informa que un 40% del total de la población de Sudán del Sur padecerá inseguridad alimentaria severa.

Además de la principal riqueza del petróleo, existen otros elementos en el conflicto, como: el étnico, la disputa de fronteras, tensión entre agricultores y pastores, etc. sin olvidar la interferencia de algunos gobiernos y la indiferencia de la sociedad internacional.

El 8 de julio 2015, Salva Kiir era investido como presidente para tres años más. Al mismo tiempo Rieka Machar lo ha declarado “presidente ilegitimo” y le pide que se retire si no quiere ser apartado por la fuerza.

La verdad es que desde la trágica muerte del auténtico líder John Garang, en julio de 2005, Sudán del Sur no ha contado con líderes de la misma integridad.

La ONU ha impuesto sanciones a 6 generales del Sudan del Sur, tres de cada lado, por crímenes de guerra perpetrados en el conflicto civil. Esto parece ser también un aviso a Kiir, y a Machar.

En este cuarto aniversario del nacimiento del nuevo Sudan de Sur, el balance es bastante sombrío. Los “señores de la guerra” han substituido a líderes de integridad.

Los recientes informes de atrocidades, asesinatos, violaciones masivas por parte del ejercito sur- sudanés y de los nuevos rebeldes, no tienen nada que envidiar a los crudos tiempos de la guerra civil contra los árabes del Norte.

En esta situación faltan referentes éticos, líderes que se preocupen del pueblo y no de su poder y de su lujo.

Mientras siguen sonando las armas en unos países, los discursos políticos y financieros abundan en otros, pero lo que falta de verdad en la inmensa mayoría de los países del mundo, es el ejemplo de auténticos líderes humanos y éticos, centrados de verdad en el Bien Común de toda la sociedad y de toda la humanidad.

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