El “fracking” utiliza perforaciones horizontales y fracturamiento hidráulico, agua a alta presión y productos químicos que fracturan la roca de esquisto que contiene gas. Los agujeros se perforan verticalmente de 100 a 3.000 metros en la pizarra, y luego horizontalmente 1.000 metros a lo largo de la formación de esquisto. Los productos químicos y las grandes cantidades de agua a alta presión se bombean bajo tierra lo suficiente como para fracturar el esquisto, liberando el gas en la tubería.
La carrera del gas, según los expertos en la industria, está siendo impulsada por las potenciales exportaciones al mundo y la creencia errónea de que el gas natural es el «combustible de transición» entre el carbón y una economía baja en carbono.
Si es cierto que el gas natural es más limpio, ya que libera de 40 a 45 por ciento menos dióxido de carbono que el carbón para producir la misma cantidad de energía, sin embargo, el gas de fracking tiene una mayor huella de carbono porque se necesita más energía para obtener el gas y porque el metano se escapa. El metano tiene 25 veces el impacto de calentamiento del dióxido de carbono.
Cambiar de carbón a gas, como fuente de energía, podría resultar un aumento del calentamiento global.
Sorprendentemente, después de más de 20 años de fracking sin control, la EPA está llevando a cabo su primer estudio en profundidad de los riesgos para el agua potable. Los resultados no se conocerán hasta finales del próximo año. Sin embargo, los resultados preliminares han demostrado que el agua potable en algunas comunidades está contaminada con benceno, un carcinógeno conocido, de lo que el fracking sería responsable.
Millones de litros de agua son necesarios para cada pozo y la industria ha obtenido derechos para tomar 275 millones de litros de los ríos, lagos y arroyos locales todos los días. Dieciséis compañías fueron multadas en octubre por no tener en cuenta la cantidad de agua que estaban tomando. Pero según informes de los medios de comunicación, las multas eran por un importe menor de 1.000 dólares.
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[Traducción y edición: Marta de la Mata]
[Fundación Sur]
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