Apenas había leído sus correos, cuando el activista etíope Henok Gabisa se dio cuenta de que algo iba mal. El mensaje contenía spyware destinado a infectar su ordenador y paralizar su actividad como opositor del Gobierno de Addis Abeba.
El titular decía: «Democracia en Etiopía: ¿se puede salvar?» Un mensaje aparentemente hecho a medida para él. Pero este profesor de derecho de la American University of Washington también notó que el texto estaba mal escrito y que contenía un hipervínculo sospechoso.
Henok acababa de ser el blanco del mismo tipo de spyware que se envió a cientos de disidentes etíopes por todo el mundo, probablemente por instigación del Gobierno etíope, según afirma un informe publicado la semana pasada por Citizen Lab, un centro de seguridad cibernética de la Universidad de Toronto.
El poder etíope se encuentra bajo presión dentro del país después de que los dos principales grupos étnicos, los oromo y los amhara, llevaran a cabo fuertes protestas contra el Gobierno en 2015 y 2016.
La brutal represión ha cobrado más de 940 vidas según un informe oficial, y ha llevado al arresto de más de 26.000 personas según la ONU, incluidos activistas políticos y periodistas.
Aun así los críticos más abiertos del régimen viven fuera del país y, por lo tanto, están a salvo del aparato de seguridad etíope. Destaca una gran diáspora en Estados Unidos, que alcanza los 250.000 miembros.
Frente a ellos, Etiopía está utilizando spyware e incluso monitoriza físicamente a los disidentes en Estados Unidos, sin que las autoridades de este país hagan mucho para evitar estas acciones, según los investigadores y un abogado entrevistado por AFP. «No hay otro caso que recuerde en el que se hayan llevado a cabo una serie interminable de intentos de piratería», afirma Bill Marczak, un investigador de Citizen Lab.
La Ethiopian Satellite Television (ESAT) y Oromia Media Network (OMN), con sede en Estados Unidos, no ocultan su oposición a un régimen que ha gobernado el país con mano de hierro desde 1991.
La enemistad es mutua. Etiopía prohibió los dos canales de transmisión en su territorio durante el estado de emergencia de 10 meses declarado en octubre de 2016 y lanzó procesamientos terroristas contra el director ejecutivo de OMN, Jawar Mohammed, a principios de año.
Inmunidad total
El propio Marczak recibió uno de los correos electrónicos infectados, enviados desde el correo de alguien con quien él hablaba, y que probablemente fue pirateado. Citizen Lab encontró pruebas que relacionaban el spyware con un servidor con base en Etiopía, y mostró que 43 dispositivos electrónicos habían sido infectados, incluidos varios que vincularon a Eritrea, el enemigo principal de Etiopía.
El Gobierno etíope no respondió a las solicitudes de AFP, pero en el pasado describió las acusaciones de usar spyware como una campaña de difamación.
«Los Gobiernos tienen carta blanca para lanzar ciberataques contra ciudadanos estadounidenses en sus propios hogares, disfrutando de la completa inmunidad otorgada por los tribunales estadounidenses», dice Nate Cardozo, abogado de Electronic Frontier Foundation (EFF), un bufete de derechos digitales con sede en San Francisco. Según afirma, las oficinas del ESAT en Washington también están bajo la constante vigilancia de agentes etíopes. La ausencia de consecuencias legales y la profusión de empresas que proporcionan spyware significa que Etiopía continuará utilizando estas herramientas.
«Etiopía ha sido desenmascarada muchas veces», dijo Eva Galperin, directora de seguridad cibernética de EFF. «Creo que la posibilidad de que dejen de usar el spyware para espiar a los disidentes es cero».
Fuente: Slate Afrique
[Traducción, Juan Vacas]
[Fundación Sur]
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