Sorpresas en el noroeste, por Ángel Gonzalo

22/11/2012 | Bitácora africana

La mochila pesa más cuando la moral está baja. Y la nuestra se arrastraba como una lombriz. Divine, un oficial de inmigración de Ghana, natural de Ada, nos daba ánimos y nos proponía excursiones por los alrededores de la frontera como alternativa al chasco de no haber cruzado a Burkina Faso.

En las afueras de Paga hay una laguna donde unos cocodrilos devoran trozos de pollo para regocijo de los turistas. Malditas las ganas que teníamos de ver cocodrilos e incluso de pasear sobre sus lomos. Le dimos las gracias y nos regresamos a Bolgatanga. Una buena ducha, una buena comida y una buena cama resucitan a cualquiera.

Tongo, Patrimonio de la Humanidad

En el camino de vuelta, descubrimos un cartel curioso: Tongo. Parecía una burla del destino, pero cogimos un tro-tro y nos acoplamos a una norteamericana, voluntaria de los Cuerpos de Paz, que trabaja en la zona. Nos dio información sobre el lugar y nos indicó dónde conseguir una moto para llegar al centro de visitantes de este pequeño pueblo. Allí coincidimos con un grupo de voluntarias austriacas y esperamos acontecimientos.

Se trataba de una aldea perdida en mitad de un desierto, rodeada de piedras y de pequeñas colinas. No se veían cultivos ni apenas verde en derredor. Me preguntaba a qué se dedicarían sus habitantes y cómo podrían vivir en unas condiciones tan duras. Llevan haciéndolo generación tras generación y las preguntas son pura ignorancia. La gente sobrevive, disfruta de su entorno y es feliz con lo que tiene. La mayoría no ha salido de la región y no lo harán. No tienen ninguna necesidad. Ellos no cambiarían sus tradiciones por nuestra modernidad. Si acaso, algún control sobre la naturaleza, alguna forma de evitar las sequías, alguna información sobre las cosechas y algunas cabezas más de ganado… pero nada de edificios, de ajetreo o de bullicio.

Los británicos se las tuvieron tiesas con la población local para hacerse con el territorio a principios del siglo pasado. Los Talensi no dejarán la tierra de sus antepasados salvo que ocurra una catástrofe y, de momento, a pesar de la pobreza, van tirando.

Me llamó la atención que utilizaran el fuego para purificar la tierra, algo que Mr Djlabletey, nuestro anfitrión en Tamale y responsable de medio ambiente en la región, criticaba amargamente.

La comunidad mantiene sus creencias animistas, su estilo de vida ancestral y los jóvenes, con el consentimiento de los ancianos, han montado un proyecto de turismo comunitario como fuente de ingresos adicional para enseñar su pueblo a las pocas personas que se dejan caer por allí. Llevan unos años detrás de la UNESCO para ver si lo declaran Patrimonio de la Humanidad. Vaya desde aquí nuestro apoyo para que lo consideren.

Cuando sopla el harmattan, entre diciembre y marzo, en el interior de sus cuevas se escucha el viento de una forma peculiar. El roce con la piedra lo convierte en algo mágico y a oscuras uno se imagina leyendas de otro tiempo. Cuentan, que hace muchos años, los Talensi se reunían allí para transmitir su cultura y de ahí que posean una rica tradición oral. Como corresponde, los mayores hablaban rodeados de los menores. Y estos escuchaban atentos. Roger, nuestro guía, era uno de aquellos niños. Hoy nos sienta como antaño y nos pide silencio. Cerramos los ojos y evocamos otra época, otro mundo, otra forma de vivir.

Sus casas son pintorescas por fuera, de formas circulares, y frescas por dentro. Están construidas de adobe y recubiertas por una fina capa de cemento. Duermen sobre jergones o esteras, cocinan en el exterior sobre una hoguera y honran a sus difuntos manteniendo sus tumbas cerca de la entrada principal de las casas. Se agrupan por familias. Mantienen algunos de los objetos que estos utilizaron en vida como recuerdo constante de quiénes son.

Visitar al Chief, encargado de solucionar los entuertos de los vecinos, es también una experiencia. Aquí rige la ley del país, claro, pero está demasiado lejos de ningún lugar para que un oficial de policía o un juez intervenga en los asuntos locales. El Chief es el que manda y el que aconseja, y su voluntad es aceptada. Antes de entrar en ningún lugar hay que pedirle permiso, explicarle quiénes somos, de dónde venimos y qué queremos. Autoriza nuestra visita y nos invita a recorrer su casa, que es laberíntica, y desde cuya azotea se tiene una magnífica vista del entorno.

Ritual local

Sin embargo, lo que más nos impresionó fue conocer a la autoridad religiosa local. Para hacerlo, hay que caminar hasta lo alto de una colina, desvestirse de cintura para arriba -hombres y mujeres-, subirse los pantalones hasta la rodilla y descalzarse. Acompañados de Roger iniciamos la ascensión. Las austriacas volvieron a casa. El pudor occidental pudo más que la curiosidad.

Escalar una montaña medio desnudos y descalzos no deja de ser algo extraño. Al pie de la colina, están las calaveras de los burros, las cabras y vacas sacrificadas. Entre las rocas, se aprecian restos de la sangre derramada. A partir de un punto determinado, ya no se admiten animales grandes. Roger nos explica que responde a una razón práctica, ya que pesan mucho y no pueden cargarse entre las rocas sobre la espalda.

Durante toda la escalada, como si fueran las migas de Pulgarcito, hay plumas de un ave parecido al pollo -sin serlo- que es el animal estrella para las ofrendas. Después de un rato de subida, nos presentamos en lo alto de la colina y allí la autoridad religiosa nos preguntó por nuestros problemas, nuestros anhelos y nuestras preocupaciones. Solucionar cada cuita cuesta una pequeña donación: comida, bebida, ropa… Nosotros sólo llevábamos dinero y le entregamos una pequeña cantidad de cedis, unos tres euros al cambio.

No teníamos grandes preocupaciones que contarle, pero queríamos saber cómo vive, cómo trabaja y teníamos ganas de conversar con él. Él estaba dentro de una cueva, en penumbra, rodeado de plumas de ave, también semidesnudo, y nosotros nos sentamos de lado, casi dándole la espalda, un poco más elevados. Era una conversación difícil con el guía de intérprete y se parecía remotamente a una confesión cristiana. Antes de que anocheciera, emprendimos la retirada.

En Tongo no hay ningún lugar para dormir aunque Roger nos contó que les gustaría adecentar algunas de las casas locales para que los turistas puedan pernoctar en la comunidad. Charlamos de ello mientras esperábamos en mitad del camino que una moto o cualquier otro vehículo nos devolviera a algún otro lugar más habitado donde enganchar transporte hasta Bolgatanga.

En África siempre hay personas en la cuneta, esperando ir a un lugar u otro. Y allí nos quedamos, con tranquilidad, asistiendo a una de esas puestas de sol que en sitios como este se aprecian con mucho gusto.

La joya de Ghana

A la mañana siguiente, otra vez en la carretera, pusimos rumbo al noroeste, en busca de Larabanga, la mezquita, y probablemente el edificio, más antiguo del país. Después de algunos años de desacuerdo, parece que historiadores y religiosos han fechado su origen en 1421. En cualquier caso es una joya arquitectónica que nos dejó maravillados y la fundaron los primeros musulmanes que llevaron el Islam a África Occidental.

Visitar Larabanga es iniciar un viaje al pasado. Según nos contaron, un Corán tradicional se encuentra en su interior, pero los no creyentes no pueden acceder, y no pudimos comprobarlo. Es un lugar sagrado y muchos musulmanes de la zona peregrinan hasta él.

El trayecto hasta la comunidad qué la acoge también es de otro mundo. Las construcciones de adobe circulares coronadas por techos de paja, quizás parecidas a las tatá somba de Benín, se hacen evidentes a cada paso, como la pobreza y la aridez de toda la región. La gente es amistosa, reciben al visitante con hospitalidad y es sencillo participar de la vida cotidiana.

Siempre hay que andar con cuidado al tratar los asuntos políticos espinosos, pero conversamos sobre la situación que han provocado los atentados de Boko Haram en la vecina Nigeria. Desde Navidad, el norte de este país se encuentra en estado de emergencia, con varios atentados que han dejado un reguero de muertos cristianos. Algunos han sido contraatacados, y el gobierno también ha llevado a cabo detenciones. La situación es muy grave. Nosotros estábamos en la zona musulmana más pobre de Ghana, caldo de cultivo para el radicalismo en otras latitudes, pero aquí rechazan abiertamente el conflicto. El Islam, nos recordaron, apuesta por la tolerancia, el respeto y la convivencia de las religiones. Aquí, los imanes animan a sus feligreses a rezar por la paz.

Elefantes en Mole

Junto a Larabanga se halla una de las maravillas de Ghana que exaltan las guías de turismo, el parque nacional Mole. He contado en otras ocasiones que la naturaleza y la fauna de Ghana no son comparables a las de otros lugares del continente, pero este es uno de los pocos lugares del país, si no el único, donde pueden verse elefantes. Darse una vuelta por el parque es barato y puede hacerse a pie, junto a un ranger armado.

Como digo, los elefantes son la estrella del parque y nosotros tuvimos la suerte de encontrarnos a cuatro mientras se bañaban. Allí nos sentamos a ver cómo los paquidermos disfrutaban de su vida en libertad. De vez en cuando, algún antílope pasaba a nuestro lado y, junto a la charca, podían apreciarse cocodrilos tomando el sol.

La jornada siguiente tocaba madrugar de nuevo y comenzar la vuelta a Ada. Quedaban por delante unas cuantas jornadas de viaje. La moral ya estaba alta.

Original en : Ghaneantes, aviso para

Autor

  • Gonzalo, Ángel

    Ángel Gonzalo es periodista, y como el mísmo cuenta siempre soñó con contar historias, viajar a lugares remotos y ayudar a las personas con dificultades. Por lo tanto no es extraño, que se hiciera periodista, e invertiera todos sus ahorros en descubrir otras culturas o que lleve más de una década trabajando en ONG y
    movimientos sociales.

    Periodista en Radio Ada (Ghana Community Broadcasting Services)

    Vicesecretario General at Sindicato de Periodistas de Madrid (SPM)

    Responsable de Medios de Comunicación at Amnistía Internacional España

    Adjunto a la Dirección de Comunicación at Ayuda en Acción

    Responsable de Comunicación en Solidarios para el Desarrollo
    Redactor en Club Internacional del Libro

    En Bitácora Africana vamos a reproducir el Blog de Ángel Gonzalo "Ghaneantes aviso para" donde cuenta su experiencia en Ada, junto a la desembocadura del río Volta, en Ghana.

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