La reciente carta Encíclica del papa Francisco sobre la fraternidad y la amistad social, me ha impresionado como la mejor medicina y alimento para una humanidad que lucha por superar la covid 19, así como otras pandemias, incluso más graves, como: el hambre, el desempleo, la trata de personas, el tráfico de armas, un sistema capitalista que es injusto en su raíz, la corrupción, el saqueo de recursos naturales en el continente africano y otros muchos retos que debemos afrontar.
Estos me parecen las invitaciones más fundamentales de la carta:
- “Todos los seres humanos somos creados por Dios, iguales en derechos, deberes y en dignidad, y hemos sido llamados a vivir como hermanos” (nº 5).
La dignidad humana, junto con el bien común, son la roca de toda la enseñanza del papa Francisco, como resalta en “Laudato Si” y en esta encíclica social, como lo es para toda la enseñanza evangélica.
Los conflictos locales y globales, el olvido de los demás junto con el desinterés por el bien común, delatan la grave falta de conciencia sobre la dignidad humana, la solidaridad de todos y el respeto mutuo. Sin esta base sólida, resultará imposible construir una nueva Humanidad en amistad social.
- Encontrar la plenitud significa entregarse a los demás (nº 56).
En África, puedes entrar en cualquier casa, sobre todo en las zonas rurales, y siempre encontrarás acogida, cuidado, comida y conversación interesante. Tradicionalmente, no existían huérfanos, pues siempre estaba el cuidado del clan o la familia extensa.
Estos valores de acogida y cuidado de los demás, incluyendo a los peregrinos, los hemos conocido en nuestros pueblos. Sin embargo, en la actualidad, cuidarse de los demás parece a veces estar subordinado a otros intereses.
- Pensar y gestar un mundo nuevo donde todos seamos hermanos (nº87).
Durante toda mi vida en familia, así como durante mi vida misionera en Uganda, he recibido la bendición de sentirme siempre “en familia”, donde me sentía seguro y querido. Esto lo experimenté incluso viviendo cuatro años entre los pueblos nómadas y guerreros de los Tepes en Karamoja, llegando a compartir hasta sus propios ganados. Al principio pensé que sería difícil entrar en su mundo cultural. Pronto experimenté una relación muy humana y familiar.
Las diferencias étnicas y culturales no son pues obstáculos para cuidarnos como familia. Al contrario, la enriquecen y la hacen más interesante y fuerte.
- Diálogo, colaboración y amistad social (nº198).
Sobre la base del respeto por la dignidad humana y de la colaboración por el bien común, se va creando una amistad social nueva y una convivencia solidaria.
Esto lo experimenté durante muchos años trabajando juntos con todos los líderes tribales, religiosos y los educadores de Uganda, para fomentar los valores de justicia, ética y amistad social.