Sobre las elecciones en Togo

Los siguientes puntos importantes merecen toda nuestra atención en el tramo final de las elecciones presidenciales de Togo:

– Trazabilidad total de la votación: en los últimos meses, la oposición política y la sociedad civil han instado a la publicación de los resultados de la votación, centro de votación por centro de votación. Misiones anteriores de observación de elecciones de la Unión Europea a Togo (2007, 2010, 2013, 2015) habían recomendado esta disposición. El gobierno ha rechazado repetidamente la solicitud, argumentando que la ley electoral no la prevé. Pero, ¿quién ha sido la ley en Togo desde la llegada de Faure Gnassingbé en 2005, si no la «mayoría» parlamentaria presidencial? Por lo tanto, en Togo, los resultados de las mesas electorales no se publican, sino que se consolidan de manera opaca a nivel de las comisiones electorales locales. Falta el primer eslabón en la cadena de transparencia y, por lo tanto, se permiten las dudas.

– La fiabilidad del registro electoral: en los últimos meses, la oposición política y la sociedad civil también han instado a una revisión en profundidad del registro electoral. Al final, no solo no estaban asociados por la Comisión Electoral Nacional Independiente (CENI), sino que el sensible proceso de revisión fue confiado a cuatro expertos de la Comunidad Económica de los Estados Africanos Oeste (CEDEAO) y la Organización Internacional de la Francofonía (OIF). Estos expertos emitieron conclusiones positivas en enero de 2020. Sin embargo, debe señalarse que las dos organizaciones han respaldado reiteradamente las farsas electorales en Togo en el pasado, especialmente en 2005. Esto pone en tela de juicio la imparcialidad y credibilidad de sus conclusiones actuales sobre el registro electoral.

– Observación independiente del proceso electoral: el gobierno de Togo no invitó a la Unión Europea a observar el proceso electoral del 22 de febrero, y esta último, como principal donante del país, tampoco pudo demostrar mucha proactividad y voluntad política para involucrarse en el proceso de observación internacional. Además, mediante una carta fechada el 16 de enero de 2020, el gobierno notificó su negativa a que Justice et Paix Togo, una ONG afiliada a la Iglesia Católica de Togo, observase el proceso electoral con la asistencia de 9.000 observadores. ¿Por qué? Además del Estado, la Iglesia Católica es la única otra entidad que cubre todo el territorio nacional, y su filial de Justicia y Paz Togo habría podido consolidar, en cifras nacionales, los resultados de todos los colegios electorales, que podría haber contradicho los resultados manipulados de la Comisión Electoral Nacional Independiente.

Aún con respecto a la transparencia, también resultó imposible realizar encuestas sobre las intenciones de voto en el contexto de estas elecciones presidenciales. Esto simplemente no está permitido por el gobierno en Togo. Nuevamente, el ejercicio podría haber contradicho los resultados falsos de la Comisión Electoral Nacional Independiente.

– El voto de la diáspora: la población de Togo se estima en 8 millones de habitantes, y el número de ciudadanos togoleses que viven en el extranjero es alrededor de 2 millones. Por primera vez, durante estas elecciones presidenciales, la ley permite que la diáspora togolesa vote bajo ciertas condiciones. Esta diáspora representa potencialmente alrededor de 1 millón de votantes. Es cierto que, debido a las limitaciones logísticas y financieras del Estado y la libre elección individual, no podríamos pretender incluirlos a todos en los procesos electorales por venir. Pero adivine cuántos votantes de la diáspora finalmente se agregaron al registro electoral nacional para estas elecciones presidenciales: solo 348, en los 6 países seleccionados. Cuando Senegal experimentó por primera vez con el voto de la diáspora en 1993, más de 60,000 votantes se registraron en el extranjero. En Togo, el proceso fue manipulado abierta y groseramente, porque un voto transparente y masivo de la diáspora habría revelado una verdad inquietante.

– La supuesta fragmentación de la oposición: el presidente saliente Faure Gnassingbé se enfrenta a 6 candidatos opositores. Sobre esta base, algunos medios se han hecho eco de la vieja propaganda del régimen según la cual la oposición está fragmentada. Este argumento en realidad pretende distraer la atención del hecho indignante de que el presidente saliente de un régimen en el poder durante 53 años está listo para imponerse nuevamente, a través de un sistema electoral cuestionable. Entre los seis candidatos opositores mencionados anteriormente, solo Jean-Pierre Fabre, de la Alianza Nacional para el Cambio, tiene una base nacional. Los otros cinco son candidatos sin una base sustancial, aunque solo sea en una de las cinco regiones de Togo. Sin embargo, dos figuras nacionales de la oposición no participan en el proceso electoral. Son François Boko, exministro del Interior que se vio obligado a exiliarse en 2005 y se le impidió regresar a Togo a fines de marzo de 2019 para presentarse a estas elecciones, y Tikpi Atchadam, líder del Partido Nacional Panafricano, que inició las protestas masivas por el cambio en agosto de 2017 y que se vio obligado a exiliarse al año siguiente.

Todas estas consideraciones arrojan luz sobre el proceso que han preparado las autoridades togolesas, con el apoyo de la CEDEAO y, en menor medida, de las Naciones Unidas.

Kwassi Patrick Dadzie

General Coordinator de Togo Focus (Grupo internacional de defensa del cambio democrático en Togo)

[Fundación Sur]

Artículos relacionados:

– Respuesta del presidente de Togo al líder de la oposición : el Parlamento es el mejor ámbito para debatir reformas