El escritor keniano, autor de ‘Algún día escribiré sobre África’ y activista LGTBI, muere a los 48 años en Nairobi
El escritor keniano Binyavanga Wainaina había nacido en Nakuru y falleció anoche a los 48 años en Nairobi. Se nos ha ido muy pronto. Deja una obra inconclusa y un fuerte activismo por el colectivo LGTBI. Nos quedamos con ganas de leer ese siguiente libro que siempre prometió tras la publicación en 2011 de Algún día escribiré sobre África (One day I will write about this place). Unas memorias que le hicieron conocido mundialmente por la frescura de su estilo y el mostrar el día a día de una nueva generación de africanos nacidos mucho después de las luchas de independencia. También por superar los conflictos sobre la identidad cultural que tanto marcaron la literatura producida en el continente entre los años cincuenta y sesenta y de los que todavía hoy es abanderado Ngugi wa Thiong’o, compatriota suyo. A él lanza varios dardos a lo largo de la obra, en temas como por ejemplo que si escribir en inglés, su idioma materno, le hace menos «escritor africano».
Cuenta Wainaina, que ha muerto de un ataque al corazón, según informaba Nairobi news, que cuando vio en la tele el entierro de Jomo Keniatta, el primer presidente de su país, alucinó con los tambores y danzas que le rindían homenaje, porque la música que él escucha era muy distinta: Abba, Boney M., Kenny Rogers, Lionel Richie y, sobre todo, Michael Jackson como tantos otros adolescentes en cualquier parte del mundo. Estas confesiones no encajan con la idea que muchas personas tienen de África, rompen muchos tópicos sobre el continente.
Ese es el mayor legado que Wainaina deja tras de sí: enseñarnos a escribir sobre África sin caer en los estereotipos. Una idea que desarrolló en Kwani? una revista que fundó en Nairobi tras ganar en 2002 el Caine Prize for African Writing con un relato titulado Discovering Home. Fue en sus páginas donde empezó a desarrollar sus críticas a la forma en que los corresponsales extranjeros y las grandes ONG cuentan África. Todas sus opiniones las sistematizó en un libro que llevó por título How to write about Africa (Cómo escribir sobre África) donde con mucha ironía resume, en 10 páginas, todos los errores que se cometen cuando se busca “la historia más africana, más negra”; o “el niño más negro, más hambriento y de ojos más grande de Oxfam; el más salvaje de los salvajes africanos con vida, violando salvajemente a las más mutiladas de las chicas genéticamente mutiladas, etcétera”, como más tarde también recogió en Algún día escribiré sobre África.
En 2014, publicó un capítulo de Algún día escribiré sobre África que no se había atrevido a hacer mientras su madre vivía: I am a homosexual, mum (Soy homosexual, mamá) con el que hizo pública su condición sexual. Desde entonces ha desarrollado un intenso activismo en favor de los derechos LGTBI, sobre todo en su país de origen, aunque desde hacía tiempo pasaba largas temporadas en Estados Unidos. En mayo de 2018 anunció en redes sociales que había pedido la mano a su novio nigeriano con el que vivía desde 2012 y preparaban la boda que se iba a celebrar en Sudáfrica.
En los últimos años ha estado muy activo en redes sociales y ha participado en conferencias y charlas. En muchas de ellas ha criticado intensamente el deseo de muchos africanos, especialmente de la clase media, de parecerse a los europeos y de que África se parezca cada vez más a Europa. Siempre guiado por su gran ironía, publicó una serie de vídeos donde habla de la falta de imaginación de sus conciudadanos y pide a la clase media africana que libere su imaginación.
Hace años dijo estar enfermo, pero nunca aclaró la naturaleza de su enfermedad. Muchos de sus seguidores achacaron a este hecho que no publicase nada nuevo desde 2011 a pesar de las promesas hechas al respecto. “La vida tiene urgencia cuando se alza ante la muerte”, escribió Wainaina en Algún día escribiré sobre África y quizás por eso vivió tan intensamente sus últimos años sin dejar de provocar un solo momento a su audiencia con la valentía que siempre le ha caracterizado.
Original en : Blogs de El País -África no es un país