Siguiendo un rastro de minerales: Ruanda y las guerras de saqueo del Congo

1/03/2010 | Opinión

El gobierno de Ruanda y su ejército permanecen bajo continua sospecha por un panel de expertos de la ONU, organizaciones de derechos humanos y periodistas independientes de estar financiando una serie de grupos armados que desestabilizan el Este del Congo para traficar ilegalmente con minerales como el coltan, el oro y la caserita por valor de millones de dólares. Estos minerales son traídos desde la vecina República Democrática del Congo (desde aquí RDC) a Ruanda para su comercialización final en el mercado internacional.

En el año 2000, Ruanda, aliado en África de Washington, produjo 83 toneladas de coltan de sus propias minas, siendo sin embargo 683 las que exportó, según averiguaciones del periodista danés Bjorn Willum, que solicitó las cifras al Banco Nacional de Ruanda. Willum descubrió también que el Ejército Ruandés, que en esa época ya recibía financiación y entrenamiento del Ejército Estadounidense, obtuvo ese año 250 millones de dólares por la venta de los minerales robados en Congo, muy probablemente por las milicias que mantiene a su sombra.

Casi 10 años después, un informe de un Panel de Expertos de la ONU titulado “La Explotación Ilegal de Recursos Naturales y otras Riquezas de la República Democrática del Congo 2009” establecía que el tráfico ilegal de los minerales congoleños todavía fluye a Ruanda principalmente desde este grupo de milicias armadas, que obtienen así enormes beneficios, compartidos presumiblemente con quienes los apoyan desde Ruanda. El informe implicaba también a un número importante de empresas mineras occidentales y de intermediarios comerciales y financieros de la industria de los metales como responsables de estar financiando indirectamente esta guerra-saqueo de recursos, porque sus agentes para obtenerlos simplemente esperan en Ruanda a que crucen la frontera.

Más aún, no es este el primer informe producido por el citado “Panel de Expertos de la ONU para la Explotación de Recursos Congoleños”. Conclusiones similares a las del último ya habían sido publicadas oficialmente por ellos en 2001 y en 2003. Aunque las agencias gubernamentales y asociaciones de Derechos Humanos no se ponen de acuerdo en la cifra exacta, el “Comité Internacional de Ayuda” (‘International Rescue Center’ o ‘IRC’ en inglés) estima que esta guerra por recursos minerales ha costado desde su inicio a mediados de los 90 la vida de 4 a 5 millones de personas, en su mayoría Congoleños.

Dadas las dimensiones de esta violencia y del tráfico ilegal, podría esperarse de los responsables de la Embajada Estadounidense en Ruanda una opinión sobre el tema. Sasha Lezhnev es el Dirigente de la asociación “Grupo por la Reconciliación desde la base” (Grassroots Reconciliation Group), que ayuda a ex niños soldados. En años recientes ha pasado mucho tiempo en las regiones del Este del Congo (RDC). En 2008, Lezhner se entrevistó con el entonces saliente embajador americano en Ruanda sobre los conflictos por los recursos de la región.

“Pregunté al embajador” -recuerda Lezhnev- “¿Cual es su opinión sobre la influencia de Ruanda en el Este del Congo?”. El embajador respondió al instante: “No sé a qué se refiere”.

Lezhnev quedó enormemente sorprendido ante lo que considera debe ser puro desconocimiento por el embajador americano del papel que juega Ruanda en el conflicto. Y añade, “es importante que abramos los ojos a la realidad de lo que ocurre”.

Y sin embargo, tras años de aparente indiferencia ante las guerras-saqueo del Este del Congo, parece que los Estados Unidos están ahora iniciando medidas para ayudar a su resolución. El Senado americano está promoviendo la aprobación de la “Ley de 2009 sobre los Minerales del Conflicto en el Congo”. http://www.opencongress.org/bill/111-s891/text. Este proyecto de ley propone, entre otros puntos, el establecimiento de una vigilancia permanente sobre las compañías americanas que utilizan coltan, caserita, wolframio y oro, para garantizar que estos minerales no han sido extraídos en minas de zonas en conflicto, o controladas por grupos armados fuera de la ley*. Sin embargo, el anteproyecto no hace mención al régimen de Paul Kagame, que gobierna Ruanda desde el fin del genocidio de 1994, ni a la influencia de su gobierno en el Este del Congo. Kagame siempre ha dicho que el objetivo de Ruanda en esa región del Congo, incluyendo la misma presencia allí de sus tropas regulares, es mantener la presión sobre los grupos que tuvieron parte en las matanzas de 1994.

Sin embargo, para el profesor Yaa-Lengi, que dirige la “Coalición de Nueva York para la Paz, Justicia y Democracia en el Congo”, millones de congoleños – punto corroborado por varias asociaciones americanas de derechos humanos entrevistadas para la realización de este artículo- piensan que estas declaraciones de Kagame son una excusa y la cortina de humo del puro saqueo de minerales en el Congo. En su opinión, todo es parte de un plan organizado que muchos congoleños piensan fue iniciado en Estados Unidos. Así, Ruanda sería un socio americano con la misión de mantener el flujo constante y barato de minerales congoleños hacia las compañías mineras de Occidente.
Yaa-Lengi añade que estas teorías, que muchos expertos consideran casi delirantes, no acaban solo ahí. “Bill Clinton estaba detrás del genocidio (1994)”, declara. “Millones de congoleños estamos convencidos de ello”.

Lezhnev y otros representantes de organizaciones de derechos humanos no toman en serio las declaraciones de Yaa-Lengi y sus acusaciones contra la administración Clinton. Pero están de acuerdo en que los congoleños tienen muchas razones para sospechar de los Estados Unidos y de sus intereses en la región
Por ejemplo, David Sullivan, del “Proyecto Enough” (“es suficiente” o “ya basta”) (http://www.enoughproject.org/conflict_areas/eastern_congo) cuenta que durante la administración Bush, la Casa Blanca tenía a un responsable de relaciones públicas en Kinshasa, la capital Congoleña (RDC). Cuando en 2008 el mandato presidencial de Bush terminó, este funcionario pasó inmediatamente a trabajar para la compañía minera Freeport-McMoRan, que opera en el país, fundamentalmente en la extracción de cobre y cobalto.

“Existen varias de estas argumentaciones realmente preocupantes sobre todo todo esto (los intereses americanos en Congo)”, dice Sullivan. “Circulan muchas teorías conspiratorias. Mucha gente sobredimensiona la influencia de Estados Unidos en Ruanda y en la región”.

Estas teorías están alimentadas en parte por la figura del propio presidente Ruandés, llegado al poder tras el genocidio de 1994. Kagame fue formado en suelo americano dentro de un programa estadounidense de entrenamiento militar durante los años previos a la masacre. Existen además pruebas históricas de la enorme importancia de los minerales del Congo para los EEUU. Sus mandos adquirieron uranio en las minas del pueblo congoleño de Skinkolobwe para construir con él las bombas atómicas lanzadas en Japón. EEUU mantiene además lazos estrechos con Ruanda: La ayuda americana al país “se ha cuadruplicado en los cuatro últimos años”, según el Departamento de Estado americano.

Lezhnev añade que “ejercemos una profunda influencia sobre Kagame y debemos usar eso”. Quiere decir que EEUU debe presionar al gobierno ruandés para que termine su papel desestabilizador en el Este del Congo.

Y sin embargo, cuan profunda y cuál sea exactamente la influencia de Estados Unidos sobre el gobierno de Ruanda permanece en el misterio. Un elemento que contradice las teorías conspiratorias expuestas por Yaa-Lengi, por otro lado, es el citado anteproyecto de ley del Senado. Sullivan opina que podría incluso acabar con la guerra de saqueo del Este del Congo. Pero a la vez reconoce que no es la panacea.

“Gustaría ver una previsión en dicha ley que obligue (a los agentes que venden minerales conseguidos en Congo) a revelar su procedencia exacta, la mina concreta de donde son extraídos”, dice. “Si estos intermediarios comerciales alegan que obtienen los minerales en Malawi, deben ofrecer una verificación independiente que lo demuestre”. Cuando venden su producto en el mercado internacional, estos comerciantes de metales ofrecen informes falsos diciendo que los minerales proceden de otros países, y no del Congo (RDC).

En esencia, lo que Sullivan y el Proyecto ‘Enough’ demandan es que exista un trabajo de auditación independiente en el este del Congo. Sería costoso, pero si se hiciera, traería una victoria tras otra a la lucha contra el saqueo. “Por ejemplo, si de una empresa intermediaria en comercio de mineral o metales se demuestra que está vendiendo minerales de una mina en conflicto controlada por un grupo armado –la realidad de muchas minas en Congo-, en ese caso esta empresa deberá perder acceso al mercado internacional”, dice Sullivan.

Algunos expertos en el Este del Congo afirman que el proyecto de ley tiene demasiadas lagunas y que si es aprobado, le faltará solidez para zanjar esta guerra-saqueo de recursos.

“Dado que son muchos los eslabones (empresas, etc) de la cadena de suministro de estos minerales congoleños, cualquiera de ellos puede alegar simplemente que no sabe de dónde vienen éstos, y de hecho sería actualmente muy difícil de demostrar lo contrario” afirma David Barouski, un estudiante de la Universidad de Wisconsin, que ha documentado de primera mano la guerra de expolio de recursos del Este del Congo. “EEUU afirma que quiere ayudar a establecer mecanismos de verificación de esta cadena, pero ¿Cómo van a hacerlo para todas y cada una de las minas en una zona en conflicto? La certificación de las minas obligaría a la presencia de verificadores sobre el terreno, pero dada la infraestructura tan limitada en la zona llevaría años hacerlo, y esta infraestructura no puede reconstruirse mientras la paz no se establezca.

La desconfianza del pueblo congoleño no termina en los americanos, sino que se extiende a la ONU, según Yaa-Lengi. Aviva sus sospechas, añade, el “Informe 2009 del Panel de Expertos de Naciones Unidas sobre el Este del Congo: Explotación ilegal de recursos naturales y otras riquezas de la República Democrática del Congo”. Dicho informe fue filtrado en un primer momento, para enfado de los miembros del Consejo de Seguridad. Pero después, su presentación oficial se postpuso mucho tiempo.

“La ONU retrasó su publicación porque el documento apunta directamente a la propia ONU y al Consejo de Seguridad” asegura Yaa-Lengi. “Es así porque ellos han permitido las violaciones y asesinatos de los Congoleños. La ONU sabe que se producen, pero lo permite. Todos los miembros del Consejo de Seguridad se están beneficiando de los recursos de RDC. La ONU solo hace lo que ordena el Consejo de Seguridad, es decir, lo que ordenan las superpotencias”.

El consejo de Seguridad está formado por EEUU, Gran Bretaña, Francia, Rusia y China como miembros permanentes, y otros dos estados miembros que rotan. “Las empresas de cada una de estos países”, afirma Yaa-Lengi, “se han enriquecido de diverso modo a partir de los minerales baratos robados del Este del Congo, que es uno de los países más pobres del planeta”. Y sin embargo, de acuerdo con la “Revista de Negocios Africanos”, la RDC posee actualmente una riqueza mineral estimada en 24 mil millones de dólares, equivalente al Producto Interior Bruto (PIB) de Europa y EEUU juntos.

Sullivan del “Proyecto Enough” está de acuerdo en que los congoleños recelan de la ONU tanto como lo hacen de los Estados Unidos. Sin embargo recuerda que “debemos tener en cuenta que el Panel de Expertos de ONU es un organismo independiente del Consejo de Seguridad”. “En su mayoría”, dice, “este Grupo de Expertos de la ONU está formado por expertos regionales conocedores del Este del Congo, de su cultura, de su gobierno y sociedades”, y añade “Su nuevo informe ha sido en realidad ignorado por el Consejo de Seguridad”.

De hecho, los informes previos del Panel de Expertos de la ONU sobre el Este del Congo, publicados en 2001 y 2003 fueron también ignorados en su momento por los miembros del Consejo de Seguridad. Fue así incluso cuando el Panel de Expertos acumuló numerosas pruebas que implicaban a compañías mineras occidentales y a compañías comerciales intermediarias del mundo de la metalurgia en la compra-venta de minerales extraídos de las minas disputadas en la guerra del Este del Congo.

Tomemos, como ejemplo, la historia de Robert Raun, un antiguo hombre de negocios de la metalurgia que trabajaba en misma frontera entre el Congo y Ruanda. Él fue el gran beneficiado de la sorprendente postura tomada por la ONU en 2004, una postura que pone de manifiesto la ambigüedad del mensaje de Occidente y de sus intereses sobre la guerra de expolio de riquezas del Este del Congo.

Raun y su compañía minera, Trinitech, de Cleveland, Ohio, que procesaba y comercializaba coltan, había sido acusada en el informe de la ONU de 2001: “Panel de Expertos de la ONU sobre la explotación ilegal de los recursos mineros y otras riquezas de la República Democrática del Congo”. El informe básicamente acusaba a Trinitech y a otras más de 100 compañías mineras occidentales del saqueo de minerales en el Este del Congo. Los minerales incluían coltan, un metal negro precioso indispensable para aliviar la insaciable sed occidental de tecnología de uso personal. Es el componente clave en la fabricación de teléfonos móviles, portátiles y consolas de video-juegos. (Ver también ‘El interior de la guerra africana de las PlayStation’ en la revista ‘Toward Freedom’)

Raun se personó en 2004 en la planta 20 de la Torre donde están los Secretariados de las Naciones Unidas para responder a las acusaciones contra su empresa. Para entonces, “el poder acusatorio de la ONU”, según dice, “ya había arruinado Trinitech”. La ONU acusaba además a Raun de haber formado una alianza con una red que integraban una élite de miembros del gobierno Ruandés y mandos militares de su ejército. Este grupo de políticos, empresarios y militares obtenían el coltan de las minas mediante el trabajo forzoso de presos y de niños congoleños.

La alegación de que usábamos trabajo esclavo infantil era una invención, insiste Raun, cristiano devoto. “Pero una acusación es algo muy poderoso. Nos arruinó. Nadie quiere comprar de una empresa que arrastra una etiqueta así. Fuimos reducidos a una sombra de lo que habíamos sido. Pero aún nos mantenemos, con la ayuda de Dios, aún nos mantenemos”

Y sin embargo, en ese mismo día de 2004 en Nueva York, la ONU levantó sorprendentemente todos los cargos contra Trinitech. De hecho, al mismo tiempo, la ONU fue dando el ‘aprobado’ a gran número de empresas mineras y comerciales metalúrgicas presentes en el Este del Congo. De las más de 100 compañías acusadas del saqueo de minerales en el citado informe, la ONU retiró los cargos contra todas y cada una de ellas, enfureciendo así a fundaciones que trabajaban por la transparencia en la industria minera, como MiningWatch Canadá.

Raun, por otro lado, sólo responde contra las acusaciones de trabajo infantil. Cuando es preguntado sin embargo a quién compraba Trinitech el coltan, o si este procedía de las minas en conflicto del Este del Congo, solo responde: “Sin comentarios”.

Escrito por John Lasker

John Lasker es un reportero independiente de Columbus, Ohio.

Artículo tomado de Pambazuka, el 19 de febrero. Publicado en Toward Freedom, el jueves 18 Febrero de 2010.

Traducción: Santiago Izco Esteban.

* Nota del traductor:

El citado anteproyecto de Ley, de Abril de 2009, es seguido por uno nuevo, presentado en Noviembre de 2009 en el Senado americano y llamado “Tratado sobre el comercio de minerales de zonas en conflicto” que como propuesta incide más en la prohibición del comercio de estos minerales http://www.opencongress.org/bill/111-h4128/show

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