El apuñalamiento de un estudiante en Monastir, el asalto de un padre a un maestro en Béja, artefactos explosivos improvisados destinados a una escuela secundaria en La Manouba y el ataque a un maestro con un cuchillo y un hacha en Ezzahra son sólo algunos de los crímenes e incidentes que se han sucedido en el contexto escolar de Túnez.
La larga lista de crímenes perpetrados contra el sistema escolar, en constante expansión, evidencia que la delincuencia es una de las grandes lacras de la escuela pública tunecina, que se ha convertido en terreno directo de ajuste de cuentas y conflictos de intereses más que en un espacio de conocimiento, de tolerancia y de convivencia.
Padres, docentes y otros agentes sociales señalan que esta violencia refleja una flagrante falta de seguimiento y apoyo en los centros públicos de muchos barrios que han caído en el olvido de la acción estatal y describen un sistema escolar a dos niveles, donde solo las escuelas privadas pueden brindar contenido educativo real.
Los docentes llevan manifestando su cansancio y enfado desde el inicio del año escolar, con varios movimientos de protesta ante las oleadas de violencia en el contexto escolar para pedir al Ministerio de Educación que asuma sus responsabilidades y a que tome medidas efectivas cuanto antes. Según las informaciones más recientes, a principios de noviembre de 2022 cerca de un millón de estudiantes aún no habían iniciado el curso escolar.
Inès Zarrouk
Fuente: LaPresse.tn
[Traducción y edición, Elena Cañete Montilla]
[CIDAF-UCM]