Siempre teléfono en mano ( los tanzanos/as), por Gabriela Pis San Juan

7/04/2015 | Bitácora africana

La obsesión de los tanzanos y tanzanas por el teléfono móvil es una de las primeras cosas que me llamó la atención. Vayas donde vayas, a una oficina, al mercado, en el transporte público o de paseo por el barrio, todo el mundo lleva siempre su teléfono en la mano.

Junto al omnipresente televisor con sus correspondientes altavoces, el teléfono móvil es una de las prioridades de cualquier hogar tanzano. Mucha gente continua utilizando aparatos básicos sin Internet, pero otros muchos tienen los últimos móviles que han salido al mercado, y no es precisamente una señal de la prosperidad de su economía. He podido ver a beneficiarias de microcréditos de la fundación para la que trabajo con Samsung de última generación, enviando whatsapps a sus familiares mientras hablaban conmigo.

Es muy representativo de esta “fiebre por el móvil” acudir a uno de los numerosos centros comerciales en Dar es Salaam, donde las principales compañías telefónicas tienen sus tiendas centrales, y ver éstas siempre repletas de gente haciendo cola para comprar una nueva tarjeta sim o un nuevo teléfono, arreglar algún tipo de incidencia, informarse sobre las ofertas o recargar sus dispositivos para acceder a Internet. Las tiendas de Tigo, Airtel y Vodacom, las compañías de telefonía móvil más potentes en Tanzania, son las más cotizadas del centro comercial.

Además de las tiendas de las compañías, en muchos barrios existen tiendas más pequeñas en las que se comercializan móviles a bajo precio, que en su mayoría son imitaciones de modelos de Nokia, Samsung o Iphone elaboradas en China. Estos aparatos corren el riesgo de no funcionar bien, pero son asequibles para muchas personas y comparten una característica curiosa: todos vienen de serie con dos espacios para dos tarjetas sim distintas. En el dispositivo, existen dos agendas diferenciadas e incluso dos botones para atender y colgar llamadas con una tarjeta u otra. Aquí es común tener dos líneas de dos compañías diferentes, o dos aparatos, cada uno con una línea distinta, que se usan alternativamente para hablar con los amigos y familiares en función de la empresa de telefonía a la que pertenezcan.

La cantidad y la dependencia de los teléfonos es tal, que se encuentran tarjetas de recarga del saldo en los lugares más insospechados. Se pueden comprar tarjetas de diferentes cantidades desde 500 chelines (25 céntimos de euro) en el supermercado, en las tiendas oficiales, en la mayoría de tiendas bar, en casetas de madera que exclusivamente venden recargas junto a las paradas de autobús, en el barco que viaja a Zanzíbar, en los hospitales… Y es frecuente que las tarjetas ya usadas inunden las inmediaciones de todos esos lugares.

También es cierto que el móvil constituye un gran entretenimiento, sobre todo en las frecuentes eternas esperas en diferentes contextos, que forman parte de la vida cotidiana. A toda hora la gente lee mensajes con ofertas y accede a ellas. El bombardeo de mensajes es continuo desde el momento en que se activa la tarjeta sim. Al mensaje de bienvenida le suceden, al menos, un mensaje al día con la última oferta en llamadas, sorteos, y muchas otras cosas que no entiendo porque los mensajes son en swahili. En los eternos atascos de Dar, por ejemplo, quien tiene Internet chatea o lee algo en la red, pero… ¿qué hacen mirando el móvil los miles de personas que no tienen un “smartphone”? En más de un autobús municipal he podido comprobar que mucha gente no para de manipular sus teléfonos simplemente leyendo antiguos mensajes, haciendo cuentas en la calculadora, e incluso desbloqueándolo, mirando la pantalla y volviéndolo a bloquear en repetidas ocasiones.

Otro uso demasiado común en el móvil es el de llevar música, y además escucharla sin cascos. En el trabajo, en el autobús, otra vez en cada espera. Con el término “música” me refiero a un espectro muy reducido del panorama musical mundial, africano, e incluso tanzano. Es fácil aprenderse de memoria en unos días las canciones que la gente escucha, que se pueden resumir en una sucesión de “temazos” como “Tupogo”, “My number one”, o cualquiera del grupo nigeriano P- Square.

Ahí van algunos ejemplos:

Tupogo https://www.youtube.com/watch?v=WiZJRx34fqQ

P Square https://www.youtube.com/watch?v=ttdU19Kwce8

Pero el uso último del teléfono, la llamada, es el momento estrella. Nunca es un mal momento para atender una llamada, ya se esté en el trabajo, en un funeral, o conduciendo. El uso del “manos libres” con el teléfono a modo de walkie es más que cotidiano, pero cuando no se utiliza la mayoría de la gente escucha y habla por la parte de atrás del móvil, es decir, por el lado en el que está la tapa de la batería, y no por el de la pantalla. He intentado más de una vez que alguien me diera una explicación, pero he recibido dos tipos de respuestas: risas, y negación.

Por mi parte, sigo hablando por el lado donde siempre me dijeron que están el altavoz y el micrófono, pero ya me aficiono a la música durante tantos días repetida; espero mi turno en interminables colas en Tigo, y también en Vodacom; de vez en cuando en alguna espera leo antiguos mensajes. Ya ando siempre teléfono en mano.

Original en : una mzungu en Tanzania

http://armasypalabras.wix.com/periodismo

Autor

  • Pis San Juan , Gabriela

    Gabriela Pis San Juan , periodista especializada en información internacional y temas de África subsahariana, migrante y amante de la lectura. Actualmente escribe en blogs personales y otras publicaciones, y colabora en el área de comunicación de SOS Racismo Madrid.

    Puedes conocer su trabajo más de cerca en la web

    armasypalabras.wix.com/periodismo

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