Sidi Yahia o el “pequeño reino” de nuevos ricos en Argelia

13/05/2009 | Crónicas y reportajes

El barrio de Sidi Yahia, en el suburbio de Hydra, en las cumbres de Argel, se ha convertido en un tiempo récord, en un punto de atracción de negocios y ocio para los extranjeros y algunas categorías de argelinos. Es un lugar donde se expone la última moda del mundo, mientras que sus largos bulevares están llenos de acción, haciendo de ello el barrio más famoso de Argel; poniendo, así, término a la larga supremacía de algunos lugares históricos como la Rue Didouche Mourad (antigua Rue Michelet) y la Rue Laarbi Ben M’hidi (antigua Rue d’Isley) y también el Monumento del Mártir (Ryad El Feth). Es la lógica que los nuevos ricos han logrado imponer.

El principal bulevar de Sidi Yahia separa también Hydra de Bir Mourad Rais. Sidi Yahia es el nombre de un difunto santo cuya tumba está todavía en la colina, por encima del barrio.

Sin embargo, hablar de Sidi Yahia trae a la mente ese largo bulevar de clase alta, que los residentes llaman “pequeño reino”. Empieza en el Centro comercial Zemzem y se extiende hasta el cruce entre Hydra y Bir-Mourad Rais.

Los propietarios de tiendas y centros comerciales de todo el bulevar son canadienses, europeos y magrebíes, que se aseguran de ofrecer el último grito en la moda mundial. “Comprar aquí es lo mismo que comprar en los Campos Elíseos, y otros lugares de clase alta del resto del mundo”, nos dice un vendedor de allí.

Además, la mayoría de la gente, que aparca sus coches de clase alta para tomar café o ir de compras, pertenece a la clase de “nuevos ricos”. Algunos de ellos ni siquiera saben leer ni escribir, aún así, acuden allí a disfrutar de la vida nocturna, mientras que logran encontrarse con funcionarios influyentes para que les faciliten conseguir ciertas adquisiciones. Esos nuevos ricos son apodados entre los ciudadanos argelinos “Beggara”, que vienen del campo.

Como conclusión, la emergencia de bulevares parecidos al “pequeño reino” significa que Argel ya no es capaz de ofrecer lugares monumentales para inspirar a sus residentes, como Casbah y el bastión del Palacio de Rais solían hacer. Parece que a los ojos de la gente los monumentos son los bulevares y barrios cuyos residentes y comerciantes logran estar en la línea de la vida moderna y ofrecen ocio a sus visitantes. De hecho, los argelinos tienden a olvidar que su país pertenece a la región mediterránea, a la cual pertenece su cultura también, mientras que el mundo se ha convertido en una pequeña aldea cuyos residentes son ciudadanos globales.

(El Khabar, Argelia, 13-05-09)

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