Manos Unidas presentó el día 6 en Madrid su campaña nº 49, denominada “Madres Sanas, derecho y Esperanza”. En la presentación intervinieron, además de Begoña de Burgos, la Presidente de la organización, dos testimonios de proyectos el de la Misionera de África, más conocidas como Hermanas Blancas, Amparo Cuesta, en Malawi y el del padre José Chuquillanqui, en Perú.
Cada minuto muere una mujer en el mundo por complicaciones en el embarazo o en el parto. Esta es la escalofriante realidad que Manos Unidas quiere combatir durante todo el 2008. Su campaña “Madres sanas, derecho y esperanza”, se une a los esfuerzos por lograr los objetivos del milenio. En concreto, el quinto. Begoña asegura que Manos Unidas vuelve a cambiar el orden de los objetivos internacionales “porque nos gusta llevar un poco la contraria, y porque se ajusta más a nuestra lógica y las prioridades de nuestra organización, ya que sin madres sanas no puede darse ningún otro factor de desarrollo, como los objetivos de milenio”.
Los esclarecedores testimonios de la Hermana Amparo y el padre José Chuquillanqui, pusieron en evidencia la labor que Manos Unidas ha desarrollado en sus lugares de trabajo, con sus programas. El padre peruano trabaja en la parroquia de Manchay, donde lleva a cabo acciones de lucha contra la pobreza, que están dando unos resultados muy esperanzadores. No son programas de asistencia, insiste el padre, sino de participación, donde los beneficiarios de la ayuda deben implicarse.
Amparo Cuesta de entrada expresó su alegría por poder colaborar con Manos Unidas porque ha ayudado mucho a su congregación, que tiene una “preocupación extrema por las mujeres africanas”, y esta campaña es expresión de ello.
Las Hermanas Blancas han fundado 24 congregaciones de mujeres africanas a las que define como “encantadoras, abiertas, alegres y con muchas ganas de vivir. Cantan y bailan continuamente y tienen mucha fortaleza interior y capacidad de sacrificio. Son el futuro de África…” y añade:”No sé si las he definido bien, es que lo he hecho con el corazón…”.
En Malaui, uno de los países con menor desarrollo humano, la pandemia del SIDA/VIH ha causado una situación desastrosa. La esperanza de vida apenas supera los 40 años, en este país de 3 millones y medio de habitantes. Amparo asegura que se ha perdido toda una generación en la que se tenía depositada la esperanza en el futuro, por culpa del SIDA.
Es una constante lucha contra reloj porque aunque de 900.000 infectados con VIH, en 2006, sólo tenían desarrollada la enfermedad 350.000 personas, casa día se infectan más por diversas vías, y cada día son más los que desarrollan la enfermedad. En este panorama, la mujer es la auténtica heroína de África, y no en vano, como ya muchos han afirmado antes. Cuenta Amparo que son el autentico futuro porque son las que llevan todo el peso del trabajo, las primeras que se levantan, recorren kilómetros para buscar agua, vuelven, encienden el fuego para la familia, se ocupan del hogar, cocinan, cuidan de los niños, recogen leña, atiendes los sembrados de los campos… y además de todo esto, en los últimos años se ocupan de todos los enfermos de África, que no son pocos. “Si no hay mujeres sanas, sencillamente, no hay esperanza para el futuro en África”, asegura Amparo.
La hermana blanca además mencionó otros problemas graves que afectan al “continente olvidado”, como la fuga de cerebros, la falta de infraestructuras, el olvido de occidente y la falta de inversiones serias. Cuenta la anécdota de cómo hace tres años, Gran Bretaña hizo una campaña de ofertas de trabajo para enfermeras en el Reino Unido, “mientras nosotras cobrábamos unos 200 € al mes, ellos ofrecías salarios de 2.000 libras esterlinas ¿Quién iba a decir que no a eso?”. La fuga fue tal que dejó el humilde sistema sanitario de Malaui tambaleándose, y todavía se resiente. En marzo, Amparo se marchará a Sudán, a montar una escuela para formar a las jóvenes en enfermería, y montar también un hospital donde puedan practicar. En ese país, que acaba de salir de una guerra de 21 años, seguro que también las mujeres tienen mucho trabajo por hacer y Amparo va a echar una mano firme.
(Rosa Moro. Fundación Sur, 06-02-08)
