Ser periodista en Africa, por Rafael Muñoz Abad – Centro de estudios africanos de la ULL

10/12/2012 | Bitácora africana

…En el claustro de la universidad de Ciudad del Cabo predominaban los ejemplares del Cape Times. Rotativo de corte progresista en lengua inglesa y refugio intelectual de aquellos que no terminaban de ver bien el apartheid. Die Burger es un periódico conservador publicado en afrikaans; en la órbita de los gobiernos blancos de Pretoria y por ello habitual en los campus y facultades afrikaners… La forma en que los medios informan desde el continente negro recoge tantas particularidades como similitudes. Si occidente aún mantiene un cierto estilo paternalista a la hora de informar sobre Africa, también es denominador común, el ligazón que el mundo político africano tiene con el negocio de la información. El desarrollo de las comunicaciones y la cada vez mayor cobertura de internet hacen que la demanda informativa entre las nuevas generaciones africanas crezca exponencialmente. Realidad, que ha convertido a los medios en parte imprescindible de la maquinaria propagandística estatal. Más o menos lo mismo que aquí. Un buen ejemplo es la maratoniana cobertura mediática que recibió ese adefesio llamado Primavera árabe. Mientras los medios occidentales abrían titulares con jóvenes árabes o magrebíes subidos a farolas o acampados en la plaza Tahrir, el sistema cortaba el cable, pinchaba el teléfono y advertía al director del periódico de turno. ¿Esto nos suena verdad? Africa no escapa del bipartidismo y con ello de las rémoras informativas que lo realimentan. ¿Familiar verdad? Lo que es realmente sorprendente es que Cabo Verde exhiba un dignísimo noveno puesto en la clasificación mundial sobre la libertad de prensa; donde incluso Namibia o Mali están por delante de la “ejemplar” democracia española; o que aquella Túnez, semilla del catarro árabe, hoy ocupe un curioso puesto 134. Para reflexionarlo. El modelo en países con fuerte crecimiento económico casos de Nigeria o Sudáfrica, es el de la creación de holdings de la información vehiculares e institucionalmente afines. Nada nuevo.

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Autor

  • Doctor en Marina Civil.

    Cuando por primera vez llegué a Ciudad del Cabo supe que era el sitio y se cerró así el círculo abierto una tarde de los setenta frente a un desgastado atlas de Reader´s Digest. El por qué está de más y todo pasó a un segundo plano. África suele elegir de la misma manera que un gato o los libros nos escogen; no entra en tus cálculos. Con un doctorado en evolución e historia de la navegación me gano la vida como profesor asociado de la Universidad de la Laguna y desde el año 2003 trabajando como controlador. Piloto de la marina mercante, con frecuencia echo de falta la mar y su soledad en sus guardias de inalcanzable horizonte azul. De trabajar para Salvamento Marítimo aprendí a respetar el coraje de los que en un cayuco, dejando atrás semanas de zarandeo en ese otro océano de arena que es el Sahel, ven por primera vez la mar en Dakar o Nuadibú rumbo a El Dorado de los papeles europeos y su incierto destino. Angola, Costa de Marfil, Ghana, Mauritania, Senegal…pero sobre todo Sudáfrica y Namibia, son las que llenan mis acuarelas africanas. En su momento en forma de estudios y trabajo y después por mero vagabundeo, la conexión emocional con África austral es demasiado no mundana para intentar osar explicarla. El africanista nace y no se hace aunque pueda intentarlo y, si bien no sé nada de África, sí que aprendí más sentado en un café de Luanda viendo la gente pasar que bajo las decenas de libros que cogen polvo en mi biblioteca… sé dónde me voy a morir pero también lo saben la brisa de El Cabo de Buena Esperanza o el silencio del Namib.

    @Springbok1973

    @CEAULL

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