Separemos la declaración de la constitución. por Fahmi Huwaidi [1], traducido del árabe por Hamid Bellahcene

14/12/2012 | Bitácora africana

Quiero que se separe entre la declaración constitucional y la nueva constitución, para no mezclar ambas cosas y para que no se arreglen los excesos de la declaración con un mal mayor que consiste en boicotear la propia constitución. Yo no niego que los que critican la declaración constitucional tengan que hacerlo, sobre todo con algunos de sus puntos que han suscitado debates y temores por lo que pueda suceder en el futuro, pero me gustaría que no se mezclaran las cosas y que se deje al proyecto constitucional lejos de esos debates. Esto requiere que no hagamos mucho caso a las voces de los extremos que piden destruir todo lo que se ha conseguido rechazando lo que hay en cuanto a instituciones, además de retroceder muchos pasos con el único argumento de que quien lo ha hecho es de un signo político determinado.

Soy perfectamente consciente que la formación de la asamblea constituyente que ha elaborado la constitución fue y sigue siendo motivo de división y mucho debate, también sé que algunos respetables miembros de la asamblea se han retirado, entre los cuales los representantes de las diferentes iglesias, pero en lo que se refiere a la primera cuestión apunto dos cosas: la primera es que la formación de la asamblea constituyente se hizo según la legalidad vigente y los argumentos de algunos que la impugnan son meramente políticos y no se sostienen con la ley. Con el segundo punto quiero hacer alusión al refrán chino que dice “no importa si el gato es blanco o negro, porque lo importante es si puede cazar o no ratones” cosa que me lleva a decir que ahora no es tan importante la composición de la comisión en la cual se ha gastado un enorme esfuerzo para representar a todos, sino que lo importante es “el producto” al que ha llegado y si expresa realmente las aspiraciones del pueblo y la revolución o no.

La retirada de algunos miembros afectó el formato pero no la función ya que la mayoría de los que se han retirado han expresado una opinión política y no tuvieron posiciones relativas al articulado en sí, aun así, la mayoría de sus opiniones fueron tenidas en cuenta en la elaboración del proyecto final, cosa que nos permite decir que en realidad solo fueron ausentes de los plenos pero su presencia fue notable en los textos anunciados.
La cuestión que ahora debe tenerse en cuenta no es quien escribió la constitución sino que se debe fijar en su contenido, y si hay algunos grupos que no han participado en la elaboración del texto constitucional por un motivo u otro, ello no debe ser una causa para menospreciar los esfuerzos de la asamblea constituyente y rechazar la constitución que ha elaborado, sobre todo si se aprecia al proyecto como un logro de la revolución de Enero además de reflejar su espíritu.
Llegado el punto hay que reconocer que no es un texto perfecto, como cualquier obra humana tendrá sus imperfecciones, cosa subsanable en el futuro y es algo que el propio texto garantiza pero es preciso que reconozcamos las novedades y aportaciones del proyecto entre las que podemos citar: controlar los poderes del presidente de la república, definir la relación entre los poderes del Estado, ampliar el apartado de los derechos y las libertades algo que hace posible la creación de las asociaciones, partidos políticos y medios de comunicación con el simple aviso a la autoridad competente y sin previas gestiones o condiciones. Además la definición de “peligro” o mal público no se ha dejado para la libre interpretación de los que ostentan el poder sino mediante una ley que promulga el legislativo.
Cuales quiera que sean las virtudes o defectos del texto constitucional debe quedar claro que lo más importante es cómo se va a aplicar sobre la realidad empírica ya que la anterior constitución establecía que las elecciones deben ser supervisadas por el poder judicial, a pesar de aquello el fraude se reflejo de forma palpable además de dedicar capítulos a las libertades y la prohibición de la tortura y todos sabemos en qué situación estaban las libertades y en como la tortura fue por mucho tiempo lo que más destacaba de las cárceles egipcias. Los ejemplos son numerosos, los peores atropellos a los derechos humanos se pueden cometer bajo constituciones muy bien redactadas, lo que quiero decir es que los textos escritos no bastan por sí solos para proteger a la sociedad y a los individuos frente a los excesos del poder. Sino que la fuerza de las instituciones de la sociedad y el imperio de la ley, además de un sistema de libertades real, es lo que realmente puede controlar el poder en caso de excederse y derrocarlo si cruza sus límites.
Implicar al texto de la constitución en la lucha contra el presidente Morsi hace que perdamos la oportunidad de tenerlo, ni que decir de las consecuencias que tendría su anulación, cosa que puede meter al país entero en un callejón sin salida y nos dejaría sin un texto constitucional por varios años, en consecuencia la anarquía e inestabilidad serían inevitables.
Si los opositores al presidente tienen que seguir criticando los defectos de la declaración constitucional tienen que saber que el camino más corto para acabar con dicha declaración es la aprobación de la constitución y con ello cortar el camino y cerrar las puertas ante los miedos de un nuevo faraón en Egipto.

Estamos esperando todo paso hacia delante, por favor no nos hagáis retroceder.

Traducción del árabe: Hamid Bellahcene

[1] Fahmi Huwaidi Es uno de los columnistas árabes más leídos en los últimos años, escribe habitualmente en www.aljazeera.net y www.shorouknews.com además de otros medios árabes.

original en: Descubrir el Mediterráneo

Autor

  • Bellahcene, Hamid

    Analista Político especialista en Oriente Medio y el norte de África.

    Estudió ciencias políticas en la Universidad Complutense de Madrid

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