Desde la aparición de alternancia, el 19 de marzo de 2000, algunos senegaleses cambiaron el fusil de hombro en la lucha por una mayor justicia. Ahora utilizan el fuego a ser escuchados, a costa de su propia vida.
Un enfoque quizá inspirado por el entonces oponente Abdoulaye Wade, que no tenía miedo de hacerse reclutar por sus convicciones democráticas. El régimen socialista, dirigido por Abdou Diouf, no vaciló en enviarlo a la cárcel. Sin embargo, luchó por una sociedad más justa, tal como se aplicaría cuando él fuera presidente del destino de Senegal.
Hoy en día está rodeado. Bien rodeado. Hasta el punto que no puede escuchar el clamor del pueblo senegalés que lo llevó al palacio presidencial, ubicado en la Avenida de Léopold Sédar Senghor.
Al «heredar» el poder, el Sr. Abdoulaye Wade expresó estar muy abierto a la demanda social (algunos dicen que no fue llevado al poder por el Partido Democrático Senegalés, sino más bien por la demanda social).
Pero es probable que el Presidente de la República haya sido la elección del Partido Democrático Senegalés, SDP. Al menos por algunos del partido democrático senegalés (hay muchas frustraciones de personas que argumentan que no han sido recompensadas por los servicios prestados al partido). Ellos le rodean y evitan que vea el sufrimiento de los que no tienen otra alternativa que quemarse a lo bonzo.
No teniendo otra recurso, los senegalés que esperan que Wade será reelegido, se dan muerte mediante el fuego. Este es el caso de Omar Bocoum el día 25 de febrero, que trató de poner fin a sus días ante las puertas del palacio presidencial para “denunciar la terrible situación a que se enfrentan las personas con discapacidad y las viudas de los soldados”.
El caso del pobre Omar Bocoum, este ex soldado, que debió sacrificarse por los intereses más altos del país no es, por desgracia, el primero de la era del régimen liberal.
Recordamos que antes de Omar, que sufre un calvario en el hospital principal de Dakar, con quemaduras de tercer grado, se produjo el caso de Kéba Diop, que llegó de Casamance. En Dakar intentó realizar el mismo gesto, en el mismo lugar, después de haber reclamado en vano el dinero que le adeudaba el SDP, que alquiló su casa una temporada. Lejos de ser los únicos casos bajo el régimen nacido el 19 de marzo de 2000, también tenemos el caso de la señora Penda Lady Kébé, que se prendió fuego en la capital italiana mientras pasaba el señor Wade en una visita. Finalmente falleció como consecuencia de sus quemaduras.
Incluso si Túnez no es Senegal, como les gusta repetir a los del poder, es hora de reconocer que los eventos que llevaron a la caída del presidente Zine el-Abidine Ben Ali comenzaron con la inmolación del joven vendedor de frutas y hortalizas, Mohamed Bouazizi de 26 años.
El presidente Abdoulaye Wade y quienes lo rodean (a menudo dice que él no tiene conocimiento de una u otra después de que ocurra algo) debe recordar que es el gesto de desesperación del joven Bouazzizi, lo que causó esta oleada de protestas y manifestaciones que culminaron con lo que ya se sabe.
Estos senegaleses que se dan muerte prendiéndose fuego son los que le han llevado al poder. En lugar de servirles unas mejores condiciones de vida, desde los altares que se indican. Es en ellos donde se inmolan.
(Pressafrik, Senegal, 19-02-11)
Traducido por Lamine Beye senegalés residente en España.
