La lucha ciudadana hizo caer el “muro de la vergüenza”. En primera línea de mar en Dakar, Turquía había recibido la aprobación del Estado senegalés para construir una embajada. Dada la «monstruosidad» de un proyecto de este tipo, en medio del paisaje, los ciudadanos se movilizaron. Su lucha pacífica pero decidida triunfó sobre la violencia e hizo recular al gobierno senegalés.
En una democracia, digna de ese nombre, el poder debe estar en una constante búsqueda del equilibrio entre tener en cuenta a la mayoría y defender los intereses de las minorías.
Cuando el Gobierno de Senegal tomó la decisión ilegal e ilegítima de conceder el permiso de construcción de la Embajada de Turquía, un grupo de ciudadanos creó, de forma espontánea el lema «No al Muro».
En esta larga y agotadora lucha, estos jóvenes activistas y ciudadanos comprometidos casi se han sentido como una minoría, abandonados en una causa que debía haber movilizado a todos los ciudadanos del país.
Esta lucha no fue llevada a cabo por una persona egoísta o intereses de entidades privadas. Tampoco fue dirigida por ninguno de los partidos políticos ni por el Consejo Económico y Social de Medio Ambiente de Senegal, ni por la Asamblea Nacional o cualquiera de estas instituciones que se supone deben salvaguardar y proteger los intereses de la población en cuestiones medioambientales.
El «No al Muro» colectivo no recibió ninguna financiación. Esta pelea fue neutral, espontánea y fue llevada, desde el principio, por los simples patriotas conscientes de su ciudadanía y de su derecho al ejercicio de su función como denunciantes y centinelas de la democracia. No tuvieron más arma que su valor, su determinación y su conciencia cívica.
Así que desde Facebook y Twitter (potentes herramientas de las que nuestros líderes no conocen todavía su fuerza e impacto) se lanzaron las primeras advertencias en contra de este proyecto de construcción y la agresión que suponía para el litoral. Esta movilización virtual cobró rápidamente vida vía el Hashtag # NonAuMur que se convirtió inmediatamente en un caso liderado por una veintena de jóvenes activistas.
Este pequeño grupo, al principio, se convirtió en una gran familia de un centenar de personas animadas, comprometidas y motivadas por el deseo de conseguir derribar lo que quedó en llamarse el «muro de la vergüenza».
Esta lucha no violenta se llevó a cabo desde el respeto, la determinación, la información correcta, la consistencia del discurso y también la movilización física.
Ahora que el muro ha caído, no se trata de establecer la paternidad de esta victoria, es la victoria del movimiento ciudadano. Es la victoria de todo el pueblo de Senegal.
No vamos a darle más vueltas a las 4 solicitudes de manifestación denegadas por el Prefecto de Dakar. No vamos a volver sobre el rechazo de nuestra solicitud de audiencia por parte del Embajador de la República de Turquía. En lugar de esto, le decimos: «dalal ak Jam»(1) en nuestro país, el país de la “Teranga” (2) y esperamos con ganas poder asistir a la inauguración de su futura Embajada en Dakar, pero en otro sitio.
No vamos a volver sobre nuestras “sentadas”, reprimidas por nuestra policía nacional que encontraba más importante proteger un muro ilegal que garantizar la seguridad y la protección de los ciudadanos. No vamos a volver a este desafortunado episodio con la detención de más de una veintena de miembros de nuestro colectivo. No vamos a hablar de la prohibición de filmar o tomar fotografías de la zona que albergaba el «Muro de la Vergüenza». Nosotros les vamos a ahorrar todos estos detalles.
No vamos a dar las gracias al Presidente de la República, el Sr. Macky Sall. El hizo aquello por lo que fue elegido por la mayoría de los senegaleses. El también escuchó a su pueblo. Le animamos a que considere que todos estos jóvenes no deben ser vistos como «opositores políticos», sino como verdaderos patriotas.
No vamos a agradecer nada a los activistas y a ciudadanos que encabezaron esta lucha. No hicieron más que cumplir con su deber de ciudadanos y les animamos a posicionarse para ayudar al Estado a proteger los intereses del pueblo.
Por contra, nos gustaría dar las gracias a todos los que no estuvieron de acuerdo con nosotros y tuvieron el valor de decirlo. No hicieron más que fortalecer nuestra determinación y resistencia. Lo que da miedo, «no es la oposición de los malos es la indiferencia de los buenos.»
Por consiguiente, instamos a las autoridades competentes a que sigan haciendo un inventario para identificar todas las agresiones y construcciones en la costa senegalesa. Estas áreas son para nosotros y nuestros hijos en el futuro. Invitamos a nuestros representantes en la Asamblea Nacional a aprobar este proyecto de ley para proteger las costas de Senegal. Por último, invitamos a todos nuestros compatriotas y les decimos: ¡involucraos¡
(1): “Esté en Paz”
(2): “Hospitalidad”
[Fuente: Pambazuka.org-Fundación Sur]