Selim Harbi: “Tenemos que resistir culturalmente y no rendirnos”, por Afribuku

19/05/2015 | Bitácora africana

Autora: Sandra Quiroz

Selim Harbi (1982, Túnez) es un fotógrafo documental y autor multimedia que busca ver más allá de las imágenes y ahondar en las historias que suceden detrás de la cámara. Para el fotógrafo es fundamental ir al encuentro de relatos que no se cuentan normalmente y la mayoría de su trabajo está orientado hacia las comunidades y las cuestiones sociopolíticas contemporáneas.

El tunecino está especializado en la creación de proyectos audiovisuales y mezcla diferentes técnicas digitales con fotografía que dan como resultado una variedad de lenguajes y producciones que en ningún caso pasan desapercibidas. El fotógrafo tiene claro la importancia del papel que juega el espíritu de libertad creativa ante la opresión del fundamentalismo religioso y político. De hecho, fue uno de los fotógrafos que retrató la caída de un dictador como Ben Ali. En un mundo donde una imagen vale más que mil palabras, Selim es consciente del poder que tiene la fotografía, especialmente en contextos como los que se viven en Túnez hoy en día. No le dejó indiferente el último ataque terrorista que vivió su país y que se cobró 22 víctimas mortales. Como artista, fotógrafo y tunecino también se sintió moralmente atacado por el grupo yihadista Estado Islámico.

En 2013 cofundó Afreekyama, la primera plataforma panafricana colectiva dedicada al fotoperiodismo y a la narración multimedia creativa. Cabe resaltar el tenaz empeño de Selim por crear esta plataforma para unir el norte de África y África subsahariana a través del arte. Desafortunadamente, hoy en día existe una realidad donde la mayoría de los magrebíes no se sienten africanos y a los que el resto de África llaman “white African”, como africanos de segunda. Y es ahí donde Afreekyama, pretende ser un puente de unión para conectar, transformar y superar cualquier tipo de prejuicios dentro del continente. En la actualidad, Selim participa en la organización de la segunda edición de una serie de talleres de colectivos africanos que se celebrará en Gabón este año.

¿Cuándo supo que quería dedicarse a la fotografía?

¡No sé si describirme estrictamente como fotógrafo! Soy un “nativo digital”, crecí con la cultura de la televisión, la radio y los juegos de Atary. También recuerdo que mi abuela solía contarme viejas historias bereberes que me influyeron mucho y le dieron alas a mi imaginación. Hoy me veo a mí mismo simplemente como un contador de historias.

¿Qué le inspira?

Todo, además para mí todo es inspiración, incluso situaciones banales o simples. La verdad es que es difícil hacer una lista. Viajes, objetos, las letras conmovedoras de la música del tunecino Dhafer Youssef, las esculturas atemporales de Brancusi, las poderosas novelas del escritor marfileño Ahmadou Kourouma o el cine visionario de Chris Marker o Artavazd Peleshyan.

¿Cuál es el desafío que considera más importante para un fotógrafo?

La parte más difícil de ser fotógrafo o mejor dicho de ser un fotógrafo documental o contador de historias es realmente la foto en sí. Hoy en día la facilidad de tomar fotos ha modificado nuestra percepción de ver la realidad. Estamos viviendo en un mundo visual donde todos los días producimos y consumimos información y esto se está convirtiendo en algo normal. La fotografía es exactamente lo contrario: es una decisión. Es tomarse el tiempo necesario para sumergirse en un tema y sentir cuando se puede capturar el momento. Es la historia y la creación visual que hay detrás de una imagen. Si te fijas, los mejores trabajos fotográficos son proyectos a largo plazo y es cuando te das cuenta de que el fotógrafo pasó tiempo investigando y fotografiando y sabes que ha superado “el desafío”. Veo la fotografía como una herramienta magnífica para desafiar el cerebro y su uso.

¿Hay algo que le hubiera gustado saber cuándo empezó a tomar fotos?

Si te confieso la verdad, todos los días son un aprendizaje para mí con cada proyecto voy desarrollando mis habilidades. La fotografía para mí es algo que crece contigo, que refleja la relación con la realidad que nos rodea y que refleja un estado de ánimo. Echando la vista atrás me doy cuenta de la importancia de transmitir el tiempo en una fotografía. Creo profundamente que todo pasa a su debido tiempo en un proceso milagroso, casi místico.

Su trabajo abarca muchos estilos como retratos, fotografía multimedia y hasta vídeo. ¿Cuándo empezó tenía claro que quería cubrir todos estos estilos?

Como te dije antes, soy un contador de historias y lo más importante para mí es la historia que hay detrás de cada imagen. A veces trabajo con fotografías, otras con vídeo y otras con sonidos y otras veces lo mezclo todo. Las razones por las que experimento con diferentes estilos es principalmente por la libertad de utilizar diferentes técnicas (con cámaras réflex y digitales que son herramientas que estimulan mi creatividad) y por otro el lograr contar historias a través de las imágenes y transmitirlas.

¿Nos podría hablar de Afreekyama?

freekyama es un colectivo panafricano dedicada a la fotografía y a la narración multimedia creativa, que cofundé en 2013. El objetivo principal de este colectivo es contar las historias que ocurren en el continente hoy en día, donde los africanos son los actores y no sujetos de otros. Además fotógrafos y artistas se unen en este proyecto alrededor de temas africanos contemporáneos, trascendiendo por encima de la división virtual y mental que pueda existir entre África del norte y África subsahariana.

Afreekyama también busca promover la cultura visual y multimedia con artistas del continente a través de proyectos de colaboración. La idea de crear este colectivo surgió después de un momento de frustración que tuve. Me preguntaba, ¿qué es ser del norte de África? Es un tema kavkaese. Solía solicitar fondos árabes para elaborar proyectos relacionados con África y siempre me rechazaban. Siempre me decían que mis proyectos eran demasiado “africanos” para la región de MENA. Y cuando me decidí a pedir fondos africanos, también me rechazaban porque mis proyectos eran demasiado “orientales” para África.



Entonces, ¿cuál es la posición de Afreekyama?

Tras el hecho de que la movilidad entre Libia-Túnez-Argelia-Marruecos es casi imposible, los norteafricanos siempre miran sistemáticamente al norte y lo magnifican, como si nacieran programados para dejar sus países y emigrar a Europa. En Afreekyama nuestro lema es mirar hacia el sur, es la única forma de expresar la urgente necesidad de preguntarnos ¿quiénes somos? Es también una declaración sinérgica para crear y volver a explorar artísticamente nuestras realidades, encontrar puentes narrativos, actualizar nuestra identidad africana y contar historias diferentes con una mirada nueva.

¿Qué nos puede decir sobre su trabajo “Beirut Frames” (Marcos de Beirut)?

“Beirut Frames” es un ejemplo de mi forma de trabajo. Llegué a Beirut con una cámara de cine, una carga de rollos de película de 400 ISO y ninguna idea fija. Había leído sobre la historia de Líbano y crecí escuchando la música del cantante Fairuz (Fayrouz) que personalmente creo que personifica el espíritu de esta ciudad. Una vez allí, dejé que mi mirada examinara la ciudad. Caminé, conocí gente y los escuché. Beirut es una ecuación muy difícil, marcada por el recuerdo de la guerra, es una ciudad desgarrada, pero también una ciudad llena de vida. Los contrastes son notables, arquitectónicamente también. Descubrí la ciudad a través de las imágenes. Este trabajo surgió de una especie de itinerancia visual. Nunca imaginé relatar visualmente Beirut sin agregar música o sonido ambiental. Cuando paseaba por la ciudad y a lo largo de toda mi estancia, tuve una muy fuerte impresión fílmica. Quería mostrar el lado cinematográfico de esta ciudad, para crear algo donde sintiéramos un cierto ritmo, apreciáramos esos momentos especiales y la gente pudiera percibir los destellos de vida y los espacios que vi y sentí. Esa es la forma en la que nació este proyecto multimedia.

Usted también ha documentado la Revolución de Túnez, ¿cómo lo vivió?

Recuerdo que tomé el último vuelo a mi país antes de que todos los países decidieran cancelar sus vuelos en enero de 2011. La situación era realmente alarmante y sentí que algo iba a suceder. Para mí fue un evento extraordinario, sintiendo la determinación de la gente en la calle, y tenía claro que eso iba a ser un episodio importante en mi vida. No era reportero gráfico, sino un ciudadano con una cámara de fotos en un país que estaba viviendo un momento crucial de su historia moderna. Para mí era importante tomar fotos y difundirlas para mostrar lo que estaba sucediendo. Cuando empezó la revolución no había fotógrafos profesionales cubriendo lo que estaba pasando allí, así que eran los propios ciudadanos los que divulgaban todo. De nuevo, me di cuenta del poder de las imágenes y su relevancia en sucesos como este. Después que el gobierno cayera el país vivió una euforia colectiva que no puedo explicar. En fin, prefiero parar aquí, porque todo el mundo sabe lo que pasó después…

¿Y qué nos puede decir sobre los recientes ataques terroristas que vivió su país?

Pues mi más absoluta condena al atentado terrorista en Túnez y a cualquier tipo de acto terrorista en cualquier parte del mundo. Creo que el terrorismo no aparece así por así de una caja mágica. El terrorismo es el resultado de años de dictaduras, de los fracasos de los sistemas educativos, las frustraciones religiosas, el desempleo, la falta de diálogo y libertad de expresión, sin olvidar las injusticias sociales y económicas. La increíble dimensión de violencia que ha tomado en los últimos 2 años me pone triste y me hace reflexionar sobre el sentido de la religión en el mundo.

¿Y cómo han vivido los artistas tunecinos toda esta situación?

Es una situación que afecta a todo el mundo y por supuesto que nos afecta también a los artistas. Sé que tenemos que resistir culturalmente y no rendirnos. El arte se nutre de todo y los artistas tienen un rol importante para concienciar socialmente. Hoy en día mucho está pasando en Túnez, hay una sociedad civil activa y muchos artistas están encontrando su camino creativo, muchos eventos culturales se están llevando a cabo así que creo que hay esperanza.

¿Cuál es la situación de la fotografía en Túnez en la actualidad?

La fotografía hasta ahora está surgiendo en Túnez. La gente entiende cada vez más la importancia de la fotografía en la sociedad y muchos fotógrafos tunecinos están produciendo grandes trabajos. Hay un festival, “Les Rencontres Internationales de de Photographie de Ghar el Melh”, donde tengo el honor de ser el directorio artístico de este año. Allí hay algunas áreas dedicados a la cultura visual. En Túnez sufrimos durante mucho tiempo lo que yo llamo la “mono-grafía”, que era el retrato del Presidente en cualquier lugar. El antiguo sistema nos confiscaba las fotografías, ya que eran un exclusivo instrumento de manipulación. Ellos eran conscientes de la importancia de la imagen y ahora la sociedad tunecina también.
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¿Cree que los artistas deben involucrarse en causas políticas?

Creo que los artistas actúan de forma política por naturaleza. Todas las obras siempre tienen un mensaje. Aunque también pienso que tampoco deberían estar involucrados directamente en política. Los artistas deben transformar los temas políticos en creaciones con sutileza utilizando las diferentes capas de comprensión. Personalmente prefiero evitar la confrontación directa pero creo que los artistas deben ser visibles, respetados y apoyados financieramente, lo que es en cierta forma un tema muy político.

¿Nos puede hablar un poco sobre su último trabajo “Woongo” en África del Oeste? ¿Por qué máscaras?

Las máscaras son un objeto místico y ambiguo. Son un instrumento de la metamorfosis y la duplicidad que encarna la belleza y el terror que simbolizan a los dioses y manifiestan lo invisible y lo sobrenatural. Son más que un disfraz bajo el cual una persona trata de ocultarse. Las máscaras son la manifestación visible de los espíritus. En “Woongo” invito a la gente a jugar un sutil y delicado juego donde cuenten sus historias detrás de una máscara. El objetivo de todo es explorar la delgada línea que existe entre el documental y la fotografía escenificada y la realidad que emerge en un tiempo en el que estamos rodeados de tópicos. Lo que he querido hacer es reflexionar sobre la realidad africana contemporánea, en el sentido del tiempo, tradición e identidad. Quiero seguir este proyecto con una segunda parte en América Latina, donde la cultura de las máscaras es también muy interesante.

¿Y cuándo podremos ver su trabajo “Woongo” finalizado?

Pues acabo de terminar de fotografiar en África del oeste (Ghana, Burkina Faso y Costa de Marfil), y para “Woongo” tengo planeado hacer una instalación multimedia interactiva, así que estoy trabajando en la parte de vídeo y buscando la financiación adecuada para ello.

¿Y qué otros proyectos tiene entre manos?

A parte de “Woongo”, acabo de terminar el “Foukr Rassembly Transmedia Project” un trabajo que he hecho junto con un colega argelino, Oualid Khelifi que mezcla música y documental. En este proyecto colectivo queremos conectar África del Norte y África Subsahariana a través de la música. Es un proyecto piloto de Afreekyama y el primer proyecto del norte de África financiado totalmente por crowdfunding.

Si pudiera volver 10 años atrás en el tiempo, ¿qué consejo se daría así mismo?

Tómate tu tiempo, no te apresures.


¿Y algún consejo para la gente que empieza en el mundo de la fotografía?

Trabaja humildemente, en silencio y experimenta.

¿Y qué sigue ahora en la vida de Selim Harbi?

Ahora lo que sigue es seguir produciendo buenos trabajos, difundir la visión del colectivo Afreekyama, continuar con las colaboraciones e involucrar a nuevos socios.

Más información de Selim Harbi: Selim Harbi: www.selimharbi.com

Afreekyama: www.afreekyama.com

Original en : Afribuku

Autor

  • afribuku

    Afribuku pretende hacer descubrir y reflexionar sobre manifestaciones culturales africanas contemporáneas de interés, divulgándolas a través de esta página y de las redes sociales. En África existen numerosas propuestas artísticas de excelente calidad que permanecen ocultas a los ojos del mundo. Es necesario que todos aquellos que creemos en una visión más realista y honesta de África tratemos de que la comunidad iberoamericana se familiarice y comience a disfrutar de la gran diversidad que ofrece este continente.

    @afribuku

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